Historia

Violadas y abandonadas en Cayo Coco

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Sea este artículo una vindicación a todas las mujeres violadas, ultrajadas y mancilladas por la codicia de los hombres que han llevado los conflictos victimizándolas. Sea consuelo espiritual para los hombres asesinados o que cayeron en buena lid, sin posibilidad de poder salvar a sus esposas, madres e hijas de tan infames tratos. Sea condena para aquellos, que por falta de virilidad no interpusieron sus pechos y espadas para defenderlas. Sea un recordatorio para todos de qué hechos similares se dan en nuestro civilizado mundo actual.

Sobre corsarios y piratas, sus ataques por sorpresa o sin esta, saqueos, tomas de rehenes, pedidos de rescate que se sucedieron en Cuba, se ha escrito bastante, incluso la primera obra de la literatura cubana, Espejo de Paciencia, de Silvestre de Balboa, se la debemos a un hecho pirático tenido lugar en la localidad de Manzanillo en 1604.

Nuestros libros de historia hacen referencia sobre la toma de la Habana por el pirata francés Jacques de Sores, el saqueo de Camagüey en 1668, por el famoso Henry Morgan, a pesar de que es una ciudad mediterránea a uno 70 km de la costa y otros cientos de asaltos, ataques y saqueos. Se hace mucho énfasis en el saqueo material de ganado, joyas, riquezas eclesiásticas, quema de poblados y asesinatos, pero no se profundiza mucho en el aspecto añadido de esas acciones, donde la mujer fue la principal víctima, me refiero a las violaciones sexuales.

En la mayoría de los casos las víctimas eran asesinadas con posterioridad, pero también hubo, quienes sobrevivieron, quedando marcadas psicológicamente para toda la vida y bajo los prejuicios de la época, que, seguramente, no les hacía nada fácil su existencia terrenal.

Cuba no fue excepción, hubo otras regiones del orbe, donde las mujeres fueron víctimas de esos bandidos del mar. El 11 de septiembre de 1695, en el océano Índico, un barco indio, en el que se encontraban “decenas de mujeres” fue atacado y la orgía sexual fue de tal magnitud, que un testigo la describió como “un volcán de violencia sexual que estuvo días de erupción”. Muchas de esas féminas recurrieron al suicidio para no ser mancilladas, lanzándose al mar o utilizando objetos perfiles cortantes.

También en nuestro continente tenemos historias de cómo los piratas tomaron la ciudad de Guayaquil, donde secuestraron gran número de mujeres y solicitaron rescate. Durante el saqueo las mujeres fueron violadas y cuanto poblador no pudo escapar fue enviado a reunirse con el creador.

Sobre estos crímenes, violaciones, torturas, asesinatos en busca de botín por parte de piratas y corsarios, se fundaron los cimientos del capitalismo mercantil, además de la esclavitud de otros hombres en nombre de la cruz, con biblia en una mano y la espada en otra.

Pero echemos un vistazo a las relaciones sexuales de los piratas de aquella época no tan lejana. Muchos hemos creído que las tripulaciones de naves piratas estaban conformadas solo de hombres. En muchas tripulaciones había mujeres, algunas de las cuales eran temibles piratas, como María Lindsey, Anne Boony, Mary Read entre otras.

Además, se encontraban a bordo esclavas, prisioneras o secuestradas en espera de rescate. Tenían algo en común, despertaban el apetito sexual de esos hombres durante las largas travesías, los cuales podían valerse de ellas para satisfacer sus "necesidades". Las violaciones de tales mujeres era una cosa común y corriente.

Solo algunas no pasaron por tal humillación, cuando los capitanes, para asegurar un buen pagó (rescate) por “su carga”, las encerraban bajo llave, evitando que el resto de los tripulantes tuvieran contacto con ellas.

Pero también algunos capitanes se aprovecharon de esas situaciones e incautaron víctimas para sí mismo o algunas prisioneras cedían a tener relaciones con el connotado jefe a cambio de seguridad ante los demás tripulantes.

Otros capitanes no permitían la presencia de mujeres blancas, pero si de mulatas, indias y negras, para disfrute de la tripulación. Cuando los barcos llegaban a puertos seguros, los capitanes daban permiso a sus hombres, para que desahogaron sus apetitos sexuales en tabernas y prostíbulos.

En esas tripulaciones hubo prácticas homosexuales, pero no es el tema de este artículo, por lo que solo menciono y sigo adelante.

Quiero hacer mención al hecho que nos da el título de este artículo. En 1514 en las cercanías de la costa norte de la actual provincia de Camagüey se fundó la villa Santa María de Puerto Príncipe, la cual se desplazó a su situación actual en 1528, pero en el lugar inicial los habitantes continuaron con su habitualidad, en la zona, donde se ubica la actual ciudad de Nuevitas.

El 2 de julio de 1555, el pirata Jacques de Sores, antes de tomar La Habana ataca, asesina a pobladores, robo todo cuanto pudo y raptó a las mujeres, en esa norteña localidad de nuestro país. Los historiadores dicen que “ultrajo”, sin utilizar la palabra correcta, para definir el hecho constatado de violación sexual.

Las rehenes fueron violadas en el lugar, conducidas a bordo y sirvieron de desahogo sexual a la tripulación de Jacques de Sores durante varios días, antes que las víctimas fueran abandonadas sin medios de subsistencia en Cayo Coco. Allí en las bellas arenas blancas, ante las apacibles olas azules y quizás una bandada de flamencos surcaban los cielos, los marinos del temible pirata tomaron a todas y cada una de las prisioneras en orgía macabra.

Por desgracia en mi búsqueda de información, no pude obtener nada sobre el número o de cómo fueron encontradas y devueltas a sus hogares.

Notas:

Guayaquil - ciudad portuaria de Ecuador. 

Henry Morgan - corsario galés, propietario de una plantación y, más tarde, teniente gobernador de Jamaica. Asaltó asentamientos y envíos en el territorio español, y se hizo rico al hacerlo.

Jacques de Sores - pirata y corsario francés que atacó e incendió La Habana, Cuba, en 1555. Fue apodado "El ángel exterminador".

Fuentes: 

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