Historia

El Feo – el cuentero de la calle Serafín Sánchez

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British Museum, Public domain, via Wikimedia Commons

La figura del Feo se me desvanece de los recuerdos, era un personaje singular, al cual quiero rendirle homenaje con estas líneas. Antes de hablar del cuentero, deseo narrarte quien era el Feo.

Lo único que recuerdo del Feo, como Feo, era que siendo joven había sido cabo en el ejército de Cuba, en la época del Machadato. Tenía un cuadro en su sala donde se exhibía en uniforme militar y sus grados de cabo y decía ser sobrino – nieto de nuestro poeta Julián del Casal. No sé si era verdad o uno más de sus cuentos. Lo único cierto, es que había sido destituido y expulsado del ejército por insubordinación. Era un viejo flaco y vivaracho que se relacionaba y mantenía buenas relaciones con todos, incluyendo policías y gente del bajo mundo.

Sobre el Feo, se contaron tantos cuentos, como los que él mismo narraba. Estaba casado con Angelita, una señora gordita y bajita, con la cual tenía dos hijos, uno que se llamaba William, el cual había abandonado el país por vía ilegal y vivía en Estados Unidos. El otro era Billo, que entraba y salía de la cárcel como un auto de un parqueo, siempre por delitos de baja monta. También le gustaba “meterle al ron”.

En los años 80 del siglo pasado, Billo abandonó Cuba, dejando tras de sí a su esposa con dos hijas, una de las cuales se llama Angelita en honor a su abuela paterna. La esposa de Billo, quedó viviendo en una casa en el camino de Loma Ciega, donde había vivido el Feo con su esposa Angelita antes de morir y pronto se unió en convivencia con otro hombre. No recuerdo su nombre, era muy bonita, pero con un semblante siempre triste, que reflejaba las penas que llevaba en el alma.

El cuentero, al igual que mi familia, vivía en la calle Serafín Sánchez en la Ciudad del Gallo entre Narciso López y Avellaneda, creo que el número de su casa era el 38, no lo recuerdo bien. En los años 70, no todos teníamos receptores de televisión y los niños del barrio nos reunimos frente un par de ventanas con verjas, en casa de una vecina en la calle Avellaneda, la cual cobraba “un medio” (5 centavos) por cada niño para ver los “muñes” y las series de aventuras, en las tardes.

Eso duró hasta que Lali, la esposa de Tomás, conocido como Perico, administrador del aserrío de Morón, nos permitió ir a su casa, que estaba a tres cuadras de la nuestra, en la calle Zayas. Allí nos sentábamos como podíamos en muebles y piso sin tener que pagar.

Cuando se terminaban las aventuras, o cuando se producían los “apagones”, salíamos corriendo para el portal de la casa del Feo. Allí, sentado en un sillón, alumbrando el portal la mayoría de las veces con un par de “chismosas” el Feo nos espera con su repertorio de cuentos y narraciones.

Por el Feo pude nadar junto a la “madre de aguas” o correr por la ribera de un río, para que el güije no me capturara. Por los labios del Feo conocí la historia de una jutía gigante, tan grande como un ternero en la loma de la Cunagua, la historia del Pelu de Mayajigua, aunque sacada de contexto temporal y muchas otras.

Otra de las capacidades del Feo, era que decía haber conocido al Cacique Arimao (personaje de una aventura televisada) y nos contaba mucho de las luchas de este contra los españoles, cuando le decíamos, que eso no salía en la TV, se reía pícaramente y nos decía que eso, únicamente lo conocían aquellos que habían estado con el cacique.

Además de trasladarnos a su mundo de fantasía, del Feo aprendí mucho de historia de Cuba, la cual conocía muy bien. Nos narraba sobre Maceo, Martí y otros héroes, pero eso sí, él había estado con todos ellos y participado en las batallas junto a ellos. 

Recuerdo que en una ocasión, lo cuestionamos, se puso serio y dijo” ahora todos para la casa, que el sábado vamos a la casa de los veteranos''. Y así fue, ese sábado nos llevó a la casa de los veteranos y nos encontramos con algunos ancianos, que un día lucharon por la patria. Nunca más le cuestionamos nada al Feo. El Feo, había estado con Colón en sus carabelas y participado en todas la luchas de los cubanos, eso era un hecho, que nadie podía cuestionar.

El Feo, era el Feo.

En el verano de 1983, llegué a Cuba de vacaciones desde la URSS, mi padre me contó que Angelita había muerto de cáncer en el pulmón un año atrás y que el Feo estaba enfermo de cáncer en casa de su hermana y que quería verme antes de morir.

Viajamos a Chambas a casa de la hermana del Feo, allí estaba en una cama convaleciente. El Feo se levantó, me abrazó y me narró su última historia. Me contó como había conocido a Angelita y como se habían querido durante su vida. Fue una historia muy humana.

Pasamos varias horas juntos y su hermana, estaba muy emocionada, de como mi presencia lo había animado y hasta “se le abrió el apetito” dijo. Nos dimos un abrazo a manera de despedida, mientras él me decía “yo sabía que no moriría, sin haberte visto”.

Esperando la “guagua”, para regresar a Morón, la amiga Rosa Batista, nos fue a buscar al paradero.

El Feo había muerto.

Notas:

Apagón - interrupción de la luz eléctrica.

Chismosa - regionalismo para definir una lata o pomo que contiene queroseno y una mecha, que se utiliza para alumbrar.

Cuentero - que dice mentiras o exagera sobre lo que habla.

Güije - también conocido como Jigüe o Chichiricú es un duende mitológico cubano, que se representa como un negrito diminuto, de grotescas facciones, ojos saltones y muy escurridizo.

Jutía - especie de roedor de familia Capromyidae, endémica de Cuba.

Madre de Aguas - gigantesca serpiente, tan grande y gruesa como una palmera, con dos cuernos en la región frontal y escamas gruesas en todo el cuerpo. 

Muñes - forma popular cubana para referirse a los dibujos animados.

Pelu de Mayajigua -personaje que fuera reconocido por los Veteranos de guerra del poblado como antiguo combatiente del Ejército Libertador, que no sabía que la guerra había acabado. Sucio, peludo y vistiendo únicamente sus ropas tejidas con fibras, fue traído hasta Mayajigua el 4 de junio de 1910.

Serafín Gualberto Sánchez Valdivia - patriota cubano que, participó de las tres guerras de independencia cubanas. Alcanzó el grado de Mayor General. Participó en más de 120 combates También fue agrimensor y profesor.

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