Historia

La fiebre porcina africana, una agresión de EE. UU. contra Cuba

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https://www.granma.cu/ Créditos a Liborio Noval

La alarma epidemiológica se dio a conocer el 23 de junio de 1971.

Los pasajeros se bajan de los medios de transporte y pasan por sistemas de desinfección, los ómnibus, carros personales, camiones y cuanta técnica se mueve en el país, son sometidos a estrictas medidas de seguridad higiénicas. La nación en pie de combate ante un enemigo que hace estragos en la industria agropecuaria del país.

Puntos de control en carreteras para evitar que la epidemia se siga extendiendo, se prohíbe la transportación de productos de origen animal y animales como tal entre las diferentes regiones y localidades. Incluso se controlan caminos secundarios y senderos, para evitar que personas inescrupulosas realizan actividades que violen las medidas tomadas por las autoridades sanitarias.

Brigadas que actúan con la dolorosa misión de extirpar los focos de la enfermedad con el único método existente en un caso de la peste porcina - como también se conoce el mal - el sacrificio sanitario de la masa ganadera porcina, incluyendo aquella que no estaba contaminada, pero que se encontraba en la geografía declarada en emergencia epidemiológica.

La cuarentena sanitaria en áreas afectadas se estableció alrededor de todos los focos detectados, más una franja de seguridad de 4 kilómetros de ancho entre Cabañas y Majana delimitaron las entonces provincias de La Habana y Pinar del Río, todos los cerdos tanto de entidades estatales como del sector privado fueron acopiados y trasladados a mataderos habilitados bajo estrictas normas sanitarias y eran sacrificados. Los propietarios privados recibieron pagos a precio de libras en pie.

En esa primera ocasión hubo que sacrificar medio millón de cerdos para evitar que la masa porcina de Pinar del Río fuera afectada por el brote de la fiebre africana en la provincia habanera.

Después del saneamiento de las instalaciones y granjas se procedió a la repoblación porcina.

La Doctora Rosa Elena Simeón Negrín que llegara ser Ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba, en aquel entonces trabajaba en el laboratorio de virología del Centro de Sanidad Agropecuaria (CENSA) y tuvo a su cargo las investigaciones para controlar la fiebre porcina africana, encontró la evidencia científica de que Cuba estaba sometida a una grave agresión biológica.

Rosa Elena Simeón Negrín logró aislar dos cepas virales aisladas en cadáveres de aves migratorias, que pertenecían al virus de la fiebre porcina africana. Determino que esos gérmenes se habían adaptado artificialmente, es decir, que fueron manipuladas genéticamente, para que las aves fueran sus reservorios portadores.

Eso únicamente significaba que se empleó ingeniería genética y biotecnológica para atacar la masa porcina de Cuba. Las evidencias apuntaron al país con esa capacidad científica y con la suficiente hostilidad hacia nuestra Patria – los Estados Unidos de Norteamérica.

Cuba acusó e hizo responsable al gobierno de esa nación de desarrollar una guerra biológica en su contra.

Las acusaciones de Cuba contra el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica quedaron confirmadas, cuando el 9 de enero de 1977, un cable de la agencia cablegráfica UPI, en Washington, informó: “Una fuente no identificada de la CIA reveló a Newsday que a principios de 1971 se le entregó un recipiente que contenía virus en Fuerte Gulick, base del Ejército de Estados Unidos en la zona del Canal de Panamá, también utilizada por la CIA, y que el mismo fue llevado en un pesquero a agentes que operaban clandestinamente en Cuba”.

Cuba constató que era la primera vez que la enfermedad se manifestaba en el hemisferio occidental. La aparición de la misma en nuestro continente, además de Cuba, se debe a la política hostil contra nuestro país por parte de los EE. UU.

Para controlar y erradicar la agresión, Cuba tuvo que invertir cuantiosas sumas financieras, recursos humanos y materiales y sufrió cuantiosas pérdidas de la masa porcina, con el consiguiente desabastecimiento de alimentos a la población. Además, se vio obligada a invertir en la adquisición de crías en terceros países, fundamentalmente en Canadá.

Entre 1979 y 1980 Cuba se vio nuevamente afectada por nuevos brotes de la fiebre porcina africana, esta vez en Caimanera, provincia de Guantánamo, que rápidamente se extendió a otras provincias vecinas, Santiago de Cuba y Holguín. Hubo que sacrificar 296 537 cerdos, para poner bajo control la epidemia y eliminar la enfermedad.

Científicamente, se demostró que la enfermedad en esos territorios fue provocada por dos nuevas cepas del virus modificadas en laboratorios, pero diferentes a las de la epidemia de 1971. Por la cercanía de Caimanera a la Base Naval de Guantánamo se supone que esas cepas fueron introducidas desde su territorio.

En mayo de 1979, el agente cubano “Rolando” (Orlando Argudín López, Viceministro primero del Ministerio del Azúcar) en encuentro con un oficial CIA con el seudónimo de “Bernardo” en París, obtuvo información sobre las acciones de esa organización de inteligencia en la introducción de enfermedades en Cuba para atacar personas y animales. En octubre de ese mismo año, otro agente cubano, “Isidro” (Ignacio Rodríguez – Mena) sobrecargo de la compañía aérea Cubana de Aviación, en entrevista en Madrid con el agente de la CIA, que respondía al nombre de “Nicolás”, informó el interés de este sobre si Cubana transportaba pesticidas u otros productos para combatir la fiebre porcina”.

De esta forma se confirmó la acción de la CIA no solo por evidencias científicas, sino también de inteligencia.

Hasta el momento se conocen que al menos 32 enfermedades que afectan plantaciones, masa ganadera y personas fueron introducidas por los EE. UU. en Cuba en una guerra bacteriológica sin precedentes en la historia.

Notas:

Peste porcina africana - enfermedad vírica que afecta a cerdos y jabalíes y que suele ser mortal. No tiene vacuna ni cura, sus síntomas son: fiebre, anorexia, letargia, hemorragias y cianosis en la piel, conjuntivitis, estreñimiento transitorio seguido de diarrea, vómitos ocasionales, disnea, tos, ataxia, convulsiones. Mortalidad próxima al 100 %. Por este motivo, tiene graves consecuencias socioeconómicas en los países afectados. Los seres humanos no se ven afectados por la enfermedad.

Fuentes: 

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