Naturaleza

El tocororo

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Los sonidos de las olas que suavemente golpeaban la bella playa fue roto por el grito de Guainí “¡Caribeees!”, “¡Caribeees!”, ¡Caribeees!”. La hermosa doncella Tocoana que, admiraba el romper de las olas en la hora, cuando el carruaje de Guey (el Sol) se iba a perder en el horizonte, para dejar el camino abierto a Kaira (la Luna), la que desparramaba su plateada luz en las horas de sombras, no tuvo tiempo de buscar refugio en la espesura de jiba (bosque).

Fieros guerreros caribes se le acercaban, impidiéndole la huida, solo tenía la posibilidad de correr hacia el farallón y desde allí intentar alcanzar a Jiba. Salió disparada como una flecha hacia el lugar, pero los bravos guerreros se lanzaron en su pos. Sus pies descalzos golpeaban la arena, esbelto cuerpo agitado y bella piel relumbraba bajo los últimos rayos de Kachi**. Por un instante pensó que podría burlar a sus perseguidores, pero de repente desde el otro lado aparecieron otros guerreros enemigos.

Primero muerta, qué prisionera de caribes pensó. Giró bruscamente hacia el farallón, para alcanzar la cima del acantilado, mientras imploraba a su diosa Atabey, que la protegiera.

Llegó al borde del acantilado, se viró y por unos instantes vaciló. Los caribes reían burlonamente y gritaban amenazantes. Giro y dio un salto al vacío, su hermoso cuerpo golpeó contra cai (arrecifes) ante la mirada atónita de los invasores, que no comprendieron tal actitud y se marcharon del lugar.

Entonces apareció Atabey, tomó el cuerpo inerte de la joven india y desparramo lágrimas sobre el. Las lágrimas captaron el último rayo de Kachi, qué jugó a ser artista, vistiéndola color rojo, blanco y azul con algunas tonalidades verdes. Atabey le dio un soplo de vida y la lanzó al cielo, mientras le decía: ¡Habita en estos bosques Guatiní! Para la gente que pueble estas tierras, serás símbolo de que la muerte es preferible a la vida en cautiverio.

Al aire se elevó una hermosa ave, que desde entonces se le puede ver en nuestros bosques, exhibiendo sus bellos colores, mansa ante la presencia humana y emitiendo un sonido que deleita en la apacible floresta – to-co-ro-ro.

El tocororo es un elemento identitario de nuestra Patria y Ave Nacional de Cuba, por su hermoso plumaje con los colores de la bandera cubana y por su resistencia a vivir cautiva. Cuando se le arrebata su libertad muere.

Su nombre científico es Priotelus temnurus temnuros, además de ella existe otra subespecie que habita en la Isla de la Juventud, denominada Priotelus temnurus vescus. El tocororo es la única ave cubana que pertenece a la familia Quetzal. En inglés se le llama trogon.

Se localiza en la Sierra de los Órganos, Ciénaga de Zapata, Escambray, Sierra Maestra e Isla de la Juventud. Yo personalmente los pude admirar en los cayos de Sabana Camagüey hace unos 45 - 50 años atrás. Prefiere los bosques y pinares. Se alimentan de insectos, que captura en pleno vuelo, frutas y flores.

El macho mide unos 28 centímetros de longitud con alas de unos 38 centímetros de envergadura. Su maravillosa cola es de unos 14,5 centímetros de largo, mientras que la hembra posee medidas que ligeramente aventajan al macho. Se caracterizan por no tener gran movilidad, reposan largo tiempo en la misma posición con el cuello encogido, abandonándola únicamente para procurar alimentos.

Tiene movimientos rápidos, aunque de corta distancia. Es muy pacífica y mansa, lo que permite la presencia humana en su cercanía, sin huir. Entre abril y mayo la hembra deposita 3 o 4 huevos en los huecos abandonados de pájaros carpinteros. La incubación es realizada por ambos sexos, al igual que el cuidado de las crías sin distinción alguna.

Cuenta con protección jurídicamente de acuerdo a la Resolución no 81 de 1982, del Ministerio de Agricultura y existen mecanismos de sanciones contra quienes atenten contra el tocororo, estipuladas en el Decreto- Ley 200 del 22 de diciembre de 1999. La población cubana, moralmente, tampoco acepta un trato inadecuado de esta ave, la cual la identifica y se considera parte indisoluble de la nacionalidad.

Notas: 

En esta publicación he utilizado algunas palabras de origen taíno, entre paréntesis su significado en español. 

** Kachi - otra denominación del Sol en idioma taíno.

Atabey - Diosa Madre y dueña de las aguas dulces, propiciadora del buen parto y protectora de la maternidad.

Guatiní - nombre aborigen del tocororo.

Fuentes: 

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