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Cuba y su lucha por la soberanía: del colonialismo al desafío del bloqueo

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Fidel Castro en la ONU, 1995. Tomado de https://www.trabajadores.cu/

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Introducción

Desde su colonización por España, Cuba ha sido el centro de disputas geopolíticas entre las potencias mundiales. A partir del siglo XV, naciones como Francia e Inglaterra tomaron acciones contra el dominio español, con la intención de apoderarse de la isla. Sin embargo, la intervención más significativa ocurrió tras la Guerra Hispano-Cubano-Americana de 1898, cuando Estados Unidos emergió como una potencia imperialista y, a través de la Enmienda Platt, el Tratado de Bases Navales y Carboneras, y el Tratado de Reciprocidad Comercial, estableció un control neocolonial sobre los destinos de Cuba. La Base Naval de Guantánamo, símbolo de esta dominación, sirvió como el eje de la presencia militar estadounidense en la isla.

El triunfo de la Revolución Cubana en 1959 marcó un quiebre irreversible en esta relación de dependencia. Por primera vez, Cuba alcanzó una verdadera independencia, expulsando el control imperialista y abriendo un nuevo capítulo de soberanía. No obstante, la reacción de Estados Unidos fue inmediata: con la excusa de proteger sus intereses, impuso un bloqueo económico y político, eufemísticamente llamado “embargo”, que buscaba asfixiar a la Revolución Cubana y evitar que su modelo de desarrollo se propagara a otros países de América Latina.

El bloqueo y las verdaderas razones detrás de él

A lo largo de los años, EE. UU. ha utilizado diversas justificaciones para mantener el bloqueo: desde la compensación por propiedades nacionalizadas hasta la promoción de los derechos humanos. Sin embargo, la verdadera causa ha sido siempre política: impedir que Cuba sea un ejemplo de un modelo alternativo al capitalismo neoliberal que pudiera influir en otros países en desarrollo.

El miedo a que el éxito de Cuba socave la hegemonía estadounidense ha mantenido viva esta política durante décadas. Un ejemplo reciente de esta manipulación mediática es una noticia no corroborada que circuló en medios de Miami, alegando que China "le dio la espalda" a Cuba por no aplicar una economía de mercado. Aunque esta información carece de base sólida, refleja el esfuerzo constante por deslegitimar el proyecto socialista cubano y presionar para que la isla abandone su camino de soberanía económica.

Propuestas para superar el bloqueo

Cuba ha demostrado una capacidad de resistencia notable frente a seis décadas de bloqueo, pero es necesario adoptar nuevas medidas que desarmen las herramientas de presión económica de EE. UU. y hagan que este cerco sea irrelevante. Aquí se proponen algunas estrategias que podrían ayudar en esta lucha:

Autarquía y diversificación de exportaciones: Fortalecer sectores estratégicos como la biotecnología, la agricultura y el turismo, pero desde un enfoque autárquico. Esto significa que Cuba debe aspirar a ser autosuficiente en la producción de bienes esenciales, minimizando su dependencia de importaciones y exportaciones controladas por potencias extranjeras.

Criptomonedas y sistemas financieros descentralizados: La adopción de criptomonedas o sistemas financieros alternativos permitiría a Cuba realizar transacciones internacionales sin el riesgo de ser bloqueada por el sistema bancario global, que está controlado en gran parte por EE. UU. y sus aliados.

Inversiones éticas y nuevas alianzas comerciales: Aprovechar alianzas con los BRICS y la Comunidad Euroasiática, donde Cuba ya ha solicitado membresía, para fortalecer acuerdos comerciales y recibir inversiones que no estén sujetas a las sanciones estadounidenses. Estos bloques emergentes ofrecen una plataforma para el comercio justo y la cooperación.

Diplomacia regional: En el plano diplomático, Cuba debe seguir liderando esfuerzos dentro de la CELAC y CARICOM para que estas organizaciones adopten una postura firme contra la extraterritorialidad de las sanciones. Se debería legislar para que en los países miembros sea ilegal aplicar sanciones contra terceros países, en este caso Cuba, debido a las presiones de EE. UU.

Presión internacional contra el bloqueo: Además de las alianzas regionales, Cuba puede aprovechar su participación en el Movimiento de Países No Alineados (NOAL) para liderar una campaña internacional que denuncie el carácter extraterritorial e ilegal del bloqueo. Se podría proponer la creación de mecanismos financieros y comerciales entre los países del NOAL para contrarrestar los efectos del cerco económico.

La ONU y la necesidad de una reforma estructural

A nivel global, la ONU debería jugar un papel clave en la protección de los países pequeños y medianos frente a las políticas unilaterales de las grandes potencias. Sin embargo, el sistema actual está gravemente limitado por el derecho al veto, que ha sido utilizado sistemáticamente por Estados Unidos para bloquear cualquier resolución condenando el bloqueo contra Cuba. Aquí es donde surge la necesidad de una reforma profunda en el sistema multilateral.

Eliminación del derecho al veto: Si se deroga el derecho al veto, las grandes potencias, incluido EE. UU., ya no podrían bloquear resoluciones en su propio beneficio. Esto abriría la puerta a que resoluciones condenando el bloqueo sean aprobadas y tengan consecuencias prácticas, lo que presionaría a EE. UU. para que levante su cerco económico contra Cuba.

Validación de decisiones entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad: La propuesta de que las decisiones del Consejo de Seguridad sean ratificadas por la Asamblea General y viceversa democratizaría el proceso de toma de decisiones en la ONU. Dado que la Asamblea General ha votado abrumadoramente contra el bloqueo a Cuba año tras año, este nuevo sistema evitaría que las grandes potencias, a través del veto y decisiones no vinculantes de la Asamblea General, impidan que esas resoluciones tengan un impacto real.

Expansión del Consejo de Seguridad: Aumentar el número de miembros permanentes del Consejo de Seguridad, incluyendo a países del Sur Global y al NOAL, daría más voz a las naciones que tradicionalmente han sido excluidas del proceso de toma de decisiones. Esto sería un paso hacia un sistema más representativo y equitativo, lo que beneficiaría a Cuba y a otros países en desarrollo que enfrentan políticas coercitivas.

Escenarios hipotéticos: la creación de una Nueva Organización Internacional (NOI)

Si el actual sistema de la ONU sigue fallando en proteger los intereses de los países en desarrollo, un escenario hipotético sería que los paíes de América Latina, África, Asía y Oceanía, que integran las organizaciones como el CARICOM, CELAC y NOAL amenacen con abandonar la ONU y formar una nueva organización multilateral, excluyendo a las grandes potencias.

Este movimiento tendría implicaciones globales profundas. La ONU perdería legitimidad si un número significativo de naciones del Sur Global se retiraran, y las grandes potencias quedarían aisladas en sus propias estructuras. Una nueva organización, más democrática y basada en el consenso, podría representar una verdadera alternativa al sistema internacional actual, brindando a países como Cuba la posibilidad de operar en un entorno más justo y equitativo. Esto no solo fortalecería la lucha de Cuba contra el bloqueo, sino que también establecería un nuevo paradigma de cooperación global, donde las decisiones no estuvieran determinadas por el poder militar o económico, sino por la justicia y la solidaridad entre los pueblos.

Conclusión: el futuro de Cuba en el escenario global

Cuba ha resistido los embates del imperialismo durante más de seis décadas, y su capacidad para adaptarse y resistir ha sido ejemplar. Pero para consolidar su soberanía y hacer frente a un bloqueo que sigue siendo un desafío constante, es necesario que Cuba continúe explorando nuevas vías, tanto internas como internacionales.

La búsqueda de nuevas alianzas, la promoción de un sistema multilateral más inclusivo y la adopción de estrategias económicas audaces, como el uso de criptomonedas y la autarquía, pueden ser las claves para un futuro donde Cuba siga siendo un faro de resistencia y soberanía. Al mismo tiempo, la posibilidad de que los países del Sur Global formen una nueva organización internacional pone de relieve que otro mundo es posible, uno donde la justicia, la equidad y la autodeterminación sean los principios rectores.

Notas:

Un mundo soñado, pero posible

Las transformaciones más profundas en la historia de la humanidad comenzaron con soñadores que se atrevieron a visualizar lo que otros consideraban imposible. Así como Cuba ha demostrado que resistir frente a una potencia global es posible, aquellos que sueñan con un orden internacional más justo también tienen el poder de hacerlo realidad. Las grandes potencias y sus vetos no pueden detener las aspiraciones de millones de personas que buscan equidad, justicia y autodeterminación.

Ser un soñador no es una debilidad; es un acto revolucionario. Y tal vez, hoy más que nunca, el mundo necesita de esos soñadores para desafiar las estructuras de poder y construir un nuevo horizonte donde países como Cuba, pequeños en tamaño, pero inmensos en dignidad, puedan encontrar su lugar justo en el escenario global. Los soñadores abren el camino, y quizás sea el momento de que esos sueños se conviertan en la nueva realidad.

Este artículo no cuenta con fuentes consultadas pues es el resultado de las reflexiones del autor. 

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