¿Unidad entre cubanos? únicamente con quienes condena el chantaje económico contra Cuba
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
En los últimos días, ha vuelto al centro del debate el papel de medios como La Joven Cuba, a raíz de una entrevista al artista Israel Rojas en su pódcast La Sobremesa. Más allá del revuelo, lo que aflora es un tema profundo y estratégico: ¿es posible una unidad nacional entre cubanos con agendas tan opuestas como la defensa de la Revolución y el apoyo tácito o explícito al bloqueo?
Desde ciertos sectores se insiste en construir una supuesta tercera vía, una posición equidistante entre “los extremos”. Pero la realidad geopolítica, económica y moral de Cuba no admite neutralidades artificiales. No estamos ante un conflicto entre modelos políticos internos, sino ante una nación asediada que intenta resistir una guerra no convencional.
¡La Joven Cuba y la ilusión de la equidistancia!
No se puede ignorar que La Joven Cuba ha profesionalizado su comunicación y abierto espacios de debate. Eso es valioso. Pero también es necesario decir que su línea editorial —aunque matizada— se ha ido deslizando hacia una propuesta que plantea que ni el gobierno cubano ni la oposición de Miami representan soluciones viables.
Esa narrativa, revestida de racionalidad, en la práctica desarma la defensa del proyecto revolucionario cubano, porque traslada la responsabilidad del conflicto a un falso equilibrio de extremismos. Y cuando la supuesta “neutralidad” deja de condenar con contundencia el bloqueo, se vuelve complicidad.
¿Dos extremos? No, una agresión contra un país soberano
Hablar de “extremos” como si fueran equivalentes —el gobierno cubano y la oposición pro-bloqueo— es una tergiversación moral.
Uno de esos “extremos” gobierna un país bajo asedio y busca, con errores y aciertos, preservar la soberanía nacional.El otro promueve abiertamente "sanciones", justifica la asfixia económica, y se articula con potencias extranjeras que quieren destruir el sistema político de Cuba.
No son iguales. Ni lo serán.
Sin rechazo al bloqueo, no hay base para el diálogo
Cualquier intento de diálogo entre cubanos debe partir de una posición común e irrenunciable: el rechazo absoluto al bloqueo económico de EE. UU., la exigencia de desmantelar el andamiaje jurídico que lo sustenta, y el cese inmediato de la manipulación mediática que presenta al gobierno cubano como el único responsable de la situación del país.
Mientras sectores de la supuesta oposición sigan apoyando o justificando ese sistema de agresión —recibiendo entrenamientos, orientaciones y financiamiento de gobiernos y agencias extranjeras para ejecutar una agenda foránea anticubana—, no pueden ser considerados actores legítimos del diálogo nacional.
Quien se coloca al servicio del enemigo, no es oposición: es quinta columna. Y frente a eso, el Estado cubano tiene todo el derecho a defenderse.
La incoherencia de no legislar contra el mercenarismo
No se puede afirmar que ciertos actores son mercenarios —por recibir orientación, entrenamiento y financiamiento extranjero para socavar el orden político nacional— y al mismo tiempo permitirles operar impunemente bajo el amparo de una supuesta libertad de expresión.
Esa tolerancia no solo debilita la legitimidad del discurso revolucionario, sino que además confunde a sectores de la población que no logran distinguir entre la crítica legítima y la subversión financiada.
Si se reconoce públicamente que hay actores internos que actúan como quinta columna, al servicio de agendas extranjeras hostiles, entonces el Estado tiene la obligación política, legal y moral de legislar con precisión sobre ese mercenarismo y sancionarlo de manera explícita.
No hacerlo implica normalizar la guerra blanda, y esa es una debilidad que el enemigo aprovecha.
La batalla económica es vital, pero la batalla ideológica también
Algunos han dicho con razón que “si no ganamos la batalla económica, estamos fritos”. Y es cierto. La situación actual exige eficacia, gestión, soluciones concretas.Pero la batalla ideológica no es marginal. Es ahí donde se disputa el sentido de país, la legitimidad de los proyectos, la esperanza colectiva.
Quien gana la batalla por las ideas, prepara el terreno para transformar la realidad.
Ejemplos concretos y autocrítica necesaria
Cuando hablamos de mercenarismo y guerra blanda, no lo hacemos en abstracto. Existen múltiples plataformas digitales, ONGs y figuras públicas financiadas directa o indirectamente por gobiernos extranjeros, especialmente de Estados Unidos y Europa, cuya tarea es erosionar la imagen de la Revolución Cubana y promover agendas foráneas. Ignorar esa red de influencia es perder la perspectiva de la batalla real.
Pero también hay que mirar hacia dentro. La burocracia ineficiente, la corrupción, la lentitud en la respuesta institucional y la falta de canales efectivos de participación popular han creado un caldo de cultivo para el desencanto. Esas fallas internas no pueden ser ignoradas: deben ser enfrentadas con valentía revolucionaria y con una voluntad real de transformación.
¿Y qué hacer con los críticos honestos?
No todos los que critican al gobierno son enemigos. Hay sectores que, sin apoyar el bloqueo ni las agendas extranjeras, sienten frustración, cansancio o desilusión. A esos cubanos hay que convocarlos, no rechazarlos.
Es necesario abrir foros con garantías de respeto mutuo, espacios deliberativos desde las organizaciones de masas, mecanismos de reforma participativa en lo local y lo nacional, donde el debate sea franco pero parta de un principio compartido: la defensa de la soberanía, el rechazo al chantaje externo y la voluntad de construir un país mejor desde dentro.
La reconciliación solo es posible entre iguales
No puede haber reconciliación real entre un pueblo agredido y quienes sirven —directa o indirectamente— a su agresor.
No existe un conflicto horizontal entre cubanos. Lo que existe es un proceso revolucionario que defiende su soberanía frente a una maquinaria extranjera que busca destruirlo utilizando rostros nacionales como máscaras.
Plantear que el entendimiento es posible sin que los agresores renuncien a su agenda es una ficción peligrosa. La Revolución puede dialogar, sí, pero no con quienes trabajan para su destrucción.
Una prensa revolucionaria a la altura del desafío
En este contexto de guerra ideológica y asedio permanente, los medios de prensa revolucionarios no pueden limitarse a repetir consignas o a reaccionar con timidez frente a las campañas enemigas.
Se necesita una prensa más valiente, más profunda y más conectada con la realidad concreta del pueblo cubano.Una prensa que:
No le tema al debate ideológico ni al abordaje crítico de los problemas reales.
Combata la manipulación mediática no solo con desmentidos, sino con explicaciones convincentes, narrativas propias y propuestas transformadoras.
Deje de refugiarse en la comodidad institucional y asuma un rol activo en la formación política, la movilización popular y la defensa cultural de la Revolución.
El pueblo merece una prensa revolucionaria que informe, oriente y también emocione. Que eleve la conciencia, pero sin caer en esquemas. Que construya esperanza, sin negarse a reconocer lo que duele.
Porque en esta batalla por el alma de Cuba, la palabra también es un arma.
Unidad sí, pero con principios
La unidad entre cubanos no puede basarse en el silencio, ni en la claudicación, ni en la ambigüedad.Sí podemos dialogar. Sí podemos construir puentes. Pero no sobre el chantaje, ni sobre la amenaza, ni sobre la mentira.
La Revolución Cubana no nació para someterse, sino para emancipar.Y no será bajo presión extranjera ni con una falsa neutralidad que se va a rediseñar su rumbo.
Queremos unidad. Queremos diálogo. Queremos soluciones.
Pero que nadie se equivoque: no habrá "reconciliación" con aquellos que mantienen el apoyo al castigo colectivo contra el pueblo cubano.
No se trata de rechazar el debate, sino de fijar con claridad las condiciones para que ese debate no sea una trampa disfrazada de consenso.
Porque la convivencia no puede ser sinónimo de rendición.
Glosario de términos clave:
Bloqueo económico: Conjunto de medidas coersitivas unilaterales impuestas por EE. UU. contra Cuba desde 1960, que afectan el comercio, las finanzas, la inversión y el acceso a tecnologías. Considerado por el derecho internacional como una forma de guerra económica.
Chantaje económico: Estrategia de coerción política que utiliza sanciones, presión financiera o medidas extraterritoriales para forzar cambios internos en un país soberano.
Diálogo nacional: Proceso de intercambio político entre actores diversos dentro de una sociedad. En el caso cubano, el artículo sostiene que este solo es legítimo si parte del rechazo común al bloqueo.
Guerra blanda: Conjunto de métodos no militares (medios, redes, cultura, ONG, plataformas digitales) utilizados para debilitar desde dentro a gobiernos que no se alinean con intereses hegemónicos externos.
Mercenarismo: Actuación de personas o grupos que reciben financiamiento, entrenamiento u orientación de potencias extranjeras para atacar los intereses nacionales desde dentro del país. En Cuba, suele estar vinculado a la subversión ideológica.
Oposición (supuesta): Grupos o individuos que se presentan como opositores políticos dentro de Cuba, pero cuyas acciones responden o coinciden con agendas extranjeras. El artículo distingue entre crítica legítima y actuación como quinta columna.
Quinta columna: Término político-militar que designa a los colaboradores internos de una fuerza extranjera que actúan para debilitar desde dentro a su propio país.
Reconciliación nacional: Proceso de superación de conflictos internos mediante diálogo y consenso. El artículo afirma que solo es posible entre actores que se reconozcan como iguales y no entre un pueblo agredido y sus agresores.
Soberanía: Derecho inalienable de los pueblos a decidir su sistema político, económico y social sin injerencias externas. Constituye el principio rector del artículo.
Fuentes consultadas:
Asamblea Nacional del Poder Popular. (2019). Constitución de la República de Cuba. http://media.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2019/01/Constitucion-Cuba-2019.pdf
Congreso de los Estados Unidos. (1996). Helms-Burton Act (H.R.927 - Cuban Liberty and Democratic Solidarity Act). Public Law 104-114. https://www.congress.gov/104/plaws/publ114/PLAW-104publ114.pdf
Hernandez, H. (2024, noviembre 4). Reflexión sobre el fracaso del socialismo y una oportunidad para Cuba. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/reflexion-sobre-el-fracaso-del-socialismo-y-una-oportunidad-para-cuba/
Hernandez, H. (2025, mayo 5). "Transición pacífica": la nueva careta de la contrarrevolución en Cuba. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/transicion-pacifica-la-nueva-careta-de-la-contrarrevolucion-en-cuba/
Lenin, V. I. (1917). El Estado y la Revolución. Moscú: Editorial Progreso.
Mallory, L. (1960, abril 6). Memorando confidencial del Departamento de Estado de EE.UU. Desclasificado por el Departamento de Estado (1989). https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1958-60v06/d499
Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. (2023). Informe de Cuba sobre la resolución 77/7 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulado «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba». https://cubaminrex.cu/sites/default/files/2023-10/INFORME%20CONTRA%20EL%20BLOQUEO%202023.pdf
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© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729).
Créditos y colaboración técnica
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.
La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.
También se ha contado con el contraste teórico y validación conceptual brindados por la inteligencia artificial DeepSeek, utilizada en calidad de herramienta crítica para el análisis institucional y económico.
Declaración legal
Este trabajo ha empleado sistemas de inteligencia artificial como herramientas de apoyo, sin que estas ostenten derecho alguno sobre el contenido final.
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