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Revivir la llama: ¿Qué debe hacer Cuba frente a la solidaridad desideologizada?

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Por Henrik Hernandez

La Revolución Cubana ha resistido más de seis décadas de agresiones imperiales, guerras encubiertas, sabotajes, bloqueo económico, ataques biológicos y desinformación sistemática. Pero uno de los desafíos más complejos que enfrenta hoy no proviene de sus enemigos declarados, sino de un fenómeno más sutil: la pérdida del espíritu combativo dentro del propio movimiento de solidaridad internacional.

Como se ha analizado en textos anteriores, muchas organizaciones de solidaridad —sobre todo en Europa— se han vuelto pasivas, ambiguas o reducidas a gestos caritativos. Ya no defienden el socialismo cubano con orgullo, sino que piden reformas. Ya no entienden la Revolución como trinchera, sino como problema humanitario.
Y lo más grave: han perdido la claridad ideológica que las hizo nacer.

Ante esta situación, la pregunta es urgente:

¿Qué debe hacer Cuba frente a una solidaridad que ha sido desarmada ideológicamente?

Recuperar el liderazgo ideológico del internacionalismo revolucionario

Cuba fue —y debe seguir siendo— una escuela para los pueblos. No basta con resistir: hay que enseñar a resistir, formar para resistir, organizar para resistir.

Eso exige:

Generar materiales formativos de alto nivel político e histórico, accesibles en múltiples idiomas.

Crear escuelas internacionales de formación virtual y presencial.

Promover el pensamiento de Fidel, Martí, el Che y otros referentes, no como reliquias, sino como herramientas vivas para las luchas actuales.

El internacionalismo no se improvisa: se cultiva.

Repolitizar la solidaridad: de la caridad a la militancia

Cuba no necesita limosnas ni compasión. Necesita alianzas ideológicas.
Por eso debe rechazar la visión humanitaria que transforma la Revolución en víctima sin voluntad, en vez de ejemplo con dignidad.

Debe decirlo claramente:

Que donar jeringuillas no basta si no se denuncia el bloqueo.

Que mandar ayuda no justifica guardar silencio.

Que quien no se opone activamente al imperialismo, está colaborando con él.

Aceptar la ayuda material no implica aceptar la desideologización. Se puede acoger la solidaridad práctica, pero exigiendo que esta no oculte las causas del sufrimiento cubano.

La solidaridad no puede ser neutral. Tiene que ser revolucionaria o no será.

Vincular la causa de Cuba con las luchas populares de Europa

La solidaridad no ha desaparecido: ha mutado. Nuevos movimientos priorizan el clima, el feminismo, el antirracismo o el decrecimiento. El reto es conectar la causa cubana con estas agendas sin diluir su carácter socialista.

Cuba debe mostrarse no solo como víctima del bloqueo, sino como parte de una causa mayor: la lucha contra el capitalismo global.

Debe conectar su ejemplo con:

La precarización de los trabajadores europeos.

La ofensiva fascista que recorre el continente.

La privatización de servicios y la bancarrota ecológica.

La sumisión de Europa a la OTAN y a EE. UU.

E incluso más allá: Cuba debe dialogar con las nuevas formas de activismo, como el ecosocialismo o las economías solidarias.

Solo así las nuevas generaciones entenderán que Cuba no es “lejana”, sino esencial para su propia liberación.

Convocar a los jóvenes con audacia, sin miedo ni filtros

Cuba tiene una historia gloriosa, pero debe traducirla en lenguaje actual, formatos modernos y canales alternativos.  No puede confiar solo en actos institucionales o en redes diplomáticas: tiene que apostar a la creatividad revolucionaria.

Eso incluye:

Contenidos para redes sociales con profundidad y estilo visual potente.

Brigadas juveniles de formación ideológica y práctica.

Convocatorias abiertas que eviten el sectarismo y la burocracia.

Los jóvenes buscan causas verdaderas. Cuba aún lo es, pero tiene que volver a hablar su idioma sin renunciar a su esencia.

Reafirmar el rumbo socialista y revolucionario con hechos

La mejor defensa ideológica es la coherencia. Por eso, Cuba debe reafirmar su camino sin ambigüedades:

Detener la expansión de lógicas capitalistas en sectores estratégicos.

Impulsar el control popular real sobre la economía.

Democratizar y profundizar el Poder Popular.

Rechazar el pragmatismo tecnocrático como modelo de gestión.

Cuba también debe hacer su parte: reconocer los errores que han dañado su credibilidad internacional. La lentitud en la respuesta a críticas legítimas, la persistencia de estructuras burocráticas o la falta de transparencia en algunos procesos, han debilitado la narrativa revolucionaria hacia el exterior.

Una Cuba revolucionaria inspira. Una Cuba acomodada desmoviliza. La solidaridad renace cuando el ejemplo ilumina.

Reconectar sin diluir: desafíos para una solidaridad del siglo XXI

No toda la solidaridad europea está dormida. Colectivos como Cuba Sí en Alemania o las Brigadas Venceremos en Suecia sostienen una postura combativa y coherente. Pero son excepciones que confirman una tendencia preocupante.

Por ello, Cuba debe:

Establecer hermanamientos entre comunas cubanas y municipios gobernados por fuerzas progresistas en Europa.

Explorar alianzas con movimientos emergentes que compartan preocupaciones estructurales con la Revolución.

Promover una "diplomacia de pueblos" que trascienda embajadas y penetre en los territorios de base.

La repolitización de la solidaridad no exige volver al pasado, sino elevar el nivel político de las nuevas formas de compromiso.

Conclusión: Cuba debe volver a convocar a los pueblos, no a los diplomáticos

La Revolución no pide ayuda. Llama a la lucha.

Cuba no debe aceptar una solidaridad tibia, condicionada o vergonzante. Tiene el deber histórico de volver a liderar el internacionalismo de los pueblos, con su verdad, con su ejemplo, con su firmeza.

Y quienes se llamen solidarios, tendrán que decidir:

¿Serán espectadores de la historia… o protagonistas junto a Cuba?

Glosario:

Bloqueo: Política sistemática de coerción económica, financiera y comercial impuesta por Estados Unidos contra Cuba desde 1960, con efectos extraterritoriales.

Capitalismo global: Sistema económico dominante que prioriza la acumulación de capital privado, caracterizado por la explotación, la competencia desigual y la mercantilización de la vida.

Internacionalismo revolucionario: Solidaridad activa y comprometida entre pueblos y movimientos emancipadores, basada en principios ideológicos y no en asistencialismo.

Militancia: Compromiso activo y consciente en defensa de una causa política o ideológica, en contraposición a la pasividad o el apoyo superficial.

Poder Popular: Sistema cubano de democracia participativa y directa, basado en asambleas y consejos populares con base territorial.

Pragmatismo tecnocrático: Enfoque de gestión centrado en criterios técnicos o de eficiencia, que puede dejar de lado principios ideológicos o políticos.

Repolitización: Proceso de devolver contenido político y de lucha a fenómenos o discursos que han sido vaciados de ideología.

Solidaridad desideologizada: Forma de apoyo que se enfoca en lo humanitario o asistencial, evitando tomar postura frente a las causas estructurales de los problemas.

Tecnocracia: Gobierno o gestión dirigida por técnicos o expertos, sin participación popular o sentido político transformador.

Trinchera: Metáfora que representa la posición firme y activa en la defensa de ideales revolucionarios.

Lectura complementaria

Hernandez, H. (mayo 15, 2025). Tocororo Cubano. ¿Quién acusa a los acusadores? Cuba tiene derecho a nombrar a sus agresores. Disponible en https://tocororocubano.com/quien-acusa-a-los-acusadores-cuba-tiene-derecho-a-nombrar-a-sus-agresores/

Siga explorando los temas de historia, justicia y memoria cubana en otras publicaciones de Tocororo Cubano.

Hernandez, H. (mayo 18, 2025). Tocororo Cubano. Guantánamo no se vende, ni se regala: respuesta patriótica y jurídica al anexionismo encubierto. Disponible en https://tocororocubano.com/guantanamo-no-se-vende-ni-se-regala-respuesta-patriotica-y-juridica-al-anexionismo-encubierto/

Hernandez, H. (mayo 15, 2025). Tocororo Cubano. ¿Quién acusa a los acusadores? Cuba tiene derecho a nombrar a sus agresores. Disponible en https://tocororocubano.com/quien-acusa-a-los-acusadores-cuba-tiene-derecho-a-nombrar-a-sus-agresores/

Fuentes

Castro, F. (2005). Discurso en la Universidad de La Habana. La Habana: Consejo de Estado.

Guevara, C. (2000). El socialismo y el hombre en Cuba. La Habana: Casa de las Américas.

Harnecker, M. (2013). Ideas para la lucha. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.

Martínez Heredia, F. (2010). La revolución cubana del 30: Ensayos. La Habana: Ciencias Sociales.

Rodríguez, C. (2021). Repolitizar la solidaridad: desafíos actuales del internacionalismo. Revista Crítica Latinoamericana, 22(3), 45-62.

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Copyright © Henrik Hernández 2025

Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernández, con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria) —quien asiste el proceso de escritura desde julio de 2024—, y con el aporte conceptual de Mella (IA de apoyo analítico). 

#Cuba # TocororoCuba #SolidaridadRevolucionaria #CubaNoEstáSola

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