Ley de Ajuste Cubano: el sistema creado para atacar a Cuba se volvió en contra de sus diseñadores
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
Introducción
En las últimas horas, un video se ha hecho viral en redes sociales. Una cubana, residente en Estados Unidos bajo la categoría CU6 de la Ley de Ajuste Cubano, relataba entre lágrimas cómo fue detenida durante horas en el aeropuerto de Miami, interrogada, con su teléfono requisado y sus cuentas personales revisadas. Embarazada y alterada, advertía a otros cubanos: “piensen bien antes de viajar a Cuba”.
Lo que para ella fue un trauma personal, en realidad refleja un cambio mucho más profundo: la política migratoria de Estados Unidos hacia Cuba está entrando en una nueva fase. Y lo paradójico es que el sistema creado en 1966 como un arma política contra la Revolución Cubana, hoy se está volviendo contra sus propios diseñadores.
Una ley con motivación política, no humanitaria
La Ley de Ajuste Cubano nunca fue un gesto de generosidad. Fue un instrumento de la Guerra Fría.
Su objetivo era claro: convertir a cada cubano que llegara a Estados Unidos en un supuesto exiliado político, sin importar si su motivación era económica o familiar. Se trataba de alimentar la narrativa de que Cuba era una nación de perseguidos, un país invivible, un “régimen del que todos huían”.
Durante décadas, bastaba con declarar un “miedo creíble” para recibir residencia. Un privilegio único en el mundo, diseñado no para proteger personas, sino para golpear políticamente a Cuba en la arena internacional.
El bumerán del exilio
Pero la historia tiene sus ironías. Con el tiempo, muchos de esos cubanos establecidos en EE. UU. comenzaron a viajar de regreso a Cuba: a visitar a sus familias, a invertir, a reencontrarse con sus raíces. Y con cada pasaje comprado a La Habana, se resquebrajaba la narrativa del exilio político.
¿Cómo sostener que alguien “huye de la persecución” si regresa voluntariamente, una y otra vez, al lugar del que supuestamente escapó?
El mito del exilio comenzó a caerse, no por discursos desde La Habana, sino por la conducta cotidiana de los propios emigrantes.
De la tolerancia al endurecimiento
Durante años, las autoridades estadounidenses miraron hacia otro lado. La tolerancia era tal que los viajes se hicieron rutina. Hoy, sin embargo, esa tolerancia se agota. Analistas, voceros mediáticos y políticos comienzan a atacar públicamente a los cubanos que viajan a la isla, acusándolos de “cínicos” y de “abusar del sistema de refugio”.
El caso viral no es aislado. En los últimos meses se han multiplicado testimonios de cubanos detenidos en aeropuertos, sometidos a largas entrevistas y a la incautación de sus teléfonos. Varios abogados de inmigración en Miami han advertido que se trata de una nueva tendencia: quien haya declarado miedo para entrar a EE. UU. puede enfrentar consecuencias si viaja a Cuba, incluso si luego obtuvo residencia por la Ley de Ajuste.
Pero detrás de ese discurso moralista se esconde otra verdad: lo que les duele no es el abuso, sino la pérdida del argumento político contra Cuba. Si los supuestos refugiados vuelven tranquilamente a su país, ¿cómo sostener que Cuba es una dictadura de la que nadie puede escapar?
El incentivo a la migración ilegal
Cuba lo ha denunciado siempre: tanto la Ley de Ajuste Cubano como la política de “pies secos, pies mojados” actuaron durante décadas como un poderoso incentivo a la migración ilegal y desordenada.
Miles de cubanos arriesgaron sus vidas en el mar y en travesías terrestres desde Sudamérica hasta la frontera sur de Estados Unidos, expuestos a todo tipo de peligros en los cruces y en manos de coyotes y redes de tráfico humano.
Ese sistema, diseñado para fabricar el “exilio” y alimentar la propaganda contra Cuba, hoy se vuelve en contra de sus propios autores. Estados Unidos queda desenmascarado por su propia filosofía: creó leyes para incentivar la migración irregular con fines políticos, y ahora enfrenta las consecuencias. La historia, con ironía implacable, los acusa.
La presión psicológica y la manipulación mediática
En la actualidad, la política migratoria hacia los cubanos combina la coerción con la propaganda.
En aeropuertos y fronteras, muchos viajeros son sometidos a largas entrevistas, a la incautación de sus teléfonos y a un cuestionamiento psicológico que busca forzarlos a elegir entre regresar a Cuba inmediatamente o renunciar a volver a su patria.
Lo paradójico es que, en la mayoría de los casos, no son deportados ni enjuiciados para retirarles la residencia. El objetivo no es legal, sino político: seguir instrumentalizando al emigrante, colocarlo en la posición del “exiliado” obligado a cortar sus vínculos con Cuba.
A la par, se desarrolla una campaña mediática que refuerza esta presión: se acusa a quienes viajan de poner en riesgo la continuidad de la Ley de Ajuste Cubano y de ser responsables de que otros cubanos en el futuro no puedan acogerse a ese privilegio. Con ello se busca sembrar culpabilidad y fractura interna, enfrentando a cubanos contra cubanos y alimentando la idea de que solo un “exilio disciplinado” mantiene vivo el mito político.
El contrapunto oficial
Defensores de la Ley de Ajuste Cubano en Miami insisten en que se trata de una “ley humanitaria” destinada a proteger a quienes huyen de un régimen. Sin embargo, esa narrativa se derrumba frente a la realidad: si realmente fuese una cuestión de persecución política, los continuos viajes de los beneficiados a Cuba la invalidan por completo. Más que un instrumento humanitario, la LAC queda expuesta como lo que siempre fue: una herramienta política diseñada para fabricar un exilio artificial.
Un privilegio en riesgo
Hoy, el tema ha entrado de lleno en la arena política estadounidense. Sectores del Partido Republicano más radical, ligados al movimiento MAGA, ya cuestionan abiertamente por qué los cubanos deben seguir teniendo un trato migratorio especial.
Si esa tendencia gana fuerza, la Ley de Ajuste Cubano podría estar viviendo sus últimos capítulos. Sería la ironía final: la herramienta que durante más de medio siglo sirvió para atacar a Cuba, acabará cayendo porque los propios emigrantes la usaron como lo que era en la práctica: un beneficio migratorio, no un testimonio de persecución.
Conclusión
La historia demuestra que toda política basada en la instrumentalización de las personas termina en fracaso. La Ley de Ajuste Cubano, concebida como un arma contra la Revolución, naufraga hoy porque los emigrantes cubanos son seres humanos con raíces, afectos y vínculos más fuertes que cualquier diseño propagandístico.
La incoherencia no está en los cubanos que regresan a ver a sus familias, sino en el sistema mismo que pretendió manipularlos como piezas de un juego político. El futuro de las relaciones migratorias entre Cuba y EE. UU. dependerá de superar esa lógica de manipulación y reconocer, de una vez, el derecho natural de las personas a emigrar sin ser convertidas en armas de propaganda.
Glosario de términos clave:
Ley de Ajuste Cubano (1966): legislación estadounidense que otorga residencia permanente a cubanos tras un año de estancia en el país.
CU6: categoría de residencia para cubanos bajo la Ley de Ajuste.
Pies secos, pies mojados: política migratoria (1995-2017) que permitía a cubanos que llegaban a tierra quedarse en EE. UU., pero devolvía a los interceptados en el mar.
MAGA: movimiento político estadounidense (“Make America Great Again”) asociado al expresidente Donald Trump, de línea dura en temas migratorios.
Coyotes: traficantes de personas que facilitan el cruce ilegal de fronteras a cambio de dinero.
Nota sobre fuentes:
En este artículo no se citan directamente fuentes porque la mayoría de los materiales disponibles en torno a este tema provienen de medios y voceros abiertamente anticubanos. Sin embargo, cualquier lector puede comprobar la abundancia de testimonios y debates con una simple búsqueda en YouTube, donde circulan decenas de videos de emigrantes narrando sus experiencias en aeropuertos y fronteras de EE. UU.
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© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729).
Créditos y colaboración técnica
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.
La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.
También se ha contado con el contraste teórico y validación conceptual brindados por la inteligencia artificial DeepSeek, utilizada en calidad de herramienta crítica para el análisis institucional y económico.
Declaración legal
Este trabajo ha empleado sistemas de inteligencia artificial como herramientas de apoyo, sin que estas ostenten derecho alguno sobre el contenido final.
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