Historia

LCB - Lucha Contra Bandidos en Cuba (1959-1968): un conflicto decisivo para la Revolución

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Introducción 

Lucha Contra Bandidos (LCB), esta lucha, aunque menos conocida fuera de Cuba que otros episodios de la Revolución, fue crucial para afianzar el poder revolucionario y asegurar que los cambios implementados a partir de 1959 perduraran.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, el nuevo gobierno, encabezado por Fidel Castro, enfrentó una serie de desafíos tanto internos como externos. Uno de los conflictos más significativos fue la Lucha Contra Bandidos (LCB), una campaña de enfrentamientos armados entre las fuerzas revolucionarias y grupos contrarrevolucionarios, conocidos como "bandidos", por su modus operandi contra la población campesina en las zonas de operaciones. El conflicto se desarrolló principalmente entre 1959 y 1965, con algunos focos de resistencia que persistieron hasta 1968 e incluso hasta 1970.

Contexto de la lucha

Después del derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, el gobierno revolucionario implementó una serie de reformas sociales y económicas profundas, siendo la Reforma Agraria una de las más atacadas por la reacción. Esta redistribución de tierras afectó a los grandes terratenientes y provocó el descontento de sectores conservadores, exmilitares batistianos, campesinos opuestos a las nuevas políticas y actores apoyados por intereses extranjeros, especialmente Estados Unidos y sectores de la Iglesia Católica.

El conflicto con los bandidos fue parte de una serie de intentos de los Estados Unidos y sectores internos de Cuba para revertir el curso de la Revolución. La CIA jugó un papel clave, proporcionando financiamiento, armas y apoyo logístico a los grupos armados que operaban en las zonas rurales y montañosas de la isla, particularmente en el Escambray, una región montañosa en el centro del país.

Para ilustrar el rol de los EE. UU. en este conflicto se puede narrar que la CIA potenció el uso de la estación JM/Wave, ubicada en el campus sur de la Universidad de Miami,
que llegó a contar con un ejército clandestino integrado por unos 600 oficiales y 3 000 colaboradores de origen cubano, una flotilla aeronaval que disponía de avionetas, buques madres y lanchas rápidas artilladas para operaciones de infiltración de hombres y abastecimiento de armas. Mientras tanto, el servicio de inteligencia naval desde sus instalaciones en la ilegal base yanqui en Guantánamo, estructuró organizaciones clandestinas y fomentó alzamientos armados.

La JM/Wave ejecutó unas 21 operaciones aéreas para lanzar pertrechos bélicos, y realizó más de 35 infiltraciones por vía marítima para introducir hombres, armas y medios de comunicacion destinados a las bandas.

Los grupos de alzados y sus métodos

Los grupos alzados contrarrevolucionarios, conocidos popularmente como "bandidos", se organizaban en pequeñas guerrillas que operaban desde bases rurales. Unas 299 bandas terroristas que aglutinaron alrededor de 4 328 alzados llevaron, utilizaban tácticas de guerrilla para llevar a cabo sabotajes, emboscadas y asesinatos de campesinos que apoyaban al gobierno revolucionario.

Entre los líderes más destacados de los bandidos se encontraban:

Osvaldo Ramírez, uno de los más influyentes en el Escambray, abatido en 1962.

Evelio Duque, quien también lideró grupos insurgentes en la región central del país, hasta su muerte en combate en 1962.

Plinio Prieto, otro líder contrarrevolucionario de importancia, capturado y ejecutado en 1961.

Julio Emilio Carretero Escajadillo operaba en las montañas del Escambray, donde se unió a la guerrilla contrarrevolucionaria tras la Revolución Cubana de 1959, participando en numerosos actos de sabotaje, asesinatos y ataques a posiciones revolucionarias. Entre su crímenes se cuentan los del maestro alfabetizador Manuel Ascunce Domeneche y el campesino Pedro Lantigua. Carretero fue capturado en 1964 durante la Operación Trasbordo mientras intentaba huir hacia Estados Unidos y fue fusilado ese mismo año en La Cabaña​

José "Cheito" León Jiménez fue uno de los últimos alzados en la Lucha Contra Bandidos (LCB) en el Escambray, luchando contra el gobierno revolucionario cubano hasta su muerte en 1964. A sus 26 años, asumió el liderazgo de los grupos de bandidos tras la captura y ejecución de su compañero Julio Emilio Carretero. Cheito León es conocido por su participación en la ejecución de Alberto Delgado, un agente infiltrado del G-2 cubano que se había ganado la confianza de los rebeldes para entregar a varios de sus líderes.

Mario Bravo Cervantes fue un contrarrevolucionario que operó durante la Lucha Contra Bandidos (LCB) en Cuba, especialmente en la región de Camagüey. Bravo, descrito como un líder carismático y hábil, fue uno de los alzados más difíciles de capturar, en 1964 fue capturado gravemente herido y falleció poco después.

El último alzado contrarrevolucionario en Cuba fue Juan Alberto Martínez Andrade, quien operó en la región del Escambray. Se mantuvo activo hasta 1970, mucho después de que la mayoría de los grupos alzados habían sido derrotados o eliminados durante la Lucha Contra Bandidos.

Martínez Andrade logró evadir a las fuerzas revolucionarias durante varios años, pero finalmente fue capturado en 1970, marcando así el fin oficial de las actividades de los grupos contrarrevolucionarios armados en Cuba. Con su captura, se cerró el capítulo de la resistencia armada interna contra el gobierno de Fidel Castro.

Estos alzados contrarrevolucionarios, aunque contaban con apoyo externo, no lograron obtener el respaldo suficiente de la población rural, la cual había sido beneficiada por la Reforma Agraria y otras medidas sociales del nuevo gobierno.

El primer mártir de la LCB

Uno de los episodios más significativos de este conflicto fue la muerte de Manuel Cordero Cruz, quien se convirtió en el primer mártir de la Lucha Contra Bandidos. Cordero Cruz, miembro de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) (otra fuente lo nombra soldado del Ejército Rebelde), cayó en combate en 1960, durante uno de los primeros enfrentamientos con los alzados en la región del Escambray.

Cordero Cruz representa el sacrificio de los revolucionarios que defendieron la Revolución desde sus primeras etapas. Su muerte marcó el inicio de una lucha que duraría varios años y que movilizó a miles de milicianos y soldados del Ejército Rebelde para combatir a los bandidos en las zonas rurales.

La respuesta del Gobierno Revolucionario

El gobierno cubano respondió con firmeza a la amenaza de los bandidos, con la fundación de las Milicias Nacionales Revolucionarias y la movilización del Ejército Rebelde.

La respuesta del pueblo fue masiva sobre la base de la voluntariedad. Se estima entre 186 000 y 250,000 milicianos participaron en operaciones durante esos años, (según fuentes más fiables llegaron fueron uno 86 000), para desmantelar las redes de contrarrevolucionarios que operaban principalmente en el Escambray, pero también en otras zonas como Pinar del Río, Matanzas, Camagüey y Oriente.

Las tácticas de contrainsurgencia empleadas por el gobierno incluyeron la captura de líderes contrarrevolucionarios, la realización de redadas en zonas rurales, y la creación de zonas de control militar para cortar el suministro y apoyo a los alzados. Además, los campesinos que apoyaban a la Revolución desempeñaron un papel crucial al denunciar las actividades de los alzados y colaborar con las fuerzas revolucionarias.

Asesinatos y sabotajes

Los alzados contrarrevolucionarios no solo atacaron a las fuerzas revolucionarias, sino que también cometieron una serie de asesinatos contra campesinos leales al gobierno. Un total de 618 combatientes y milicianos murieron en los enfrentamientos, otras 196 personas fueron asesinadas por las bandas y más de 70 resultaron heridas en actos terroristas. Debido a pugnas internas los bandidos cometieron al menos 18 asesinatos en sus propias filas.

Entre los principales crímenes cometidos por las bandas, se cuenta el ametrallamiento del niño de 22 meses Reinaldo Muñiz-Bueno Machado, el asesinato de los hermanitos Yolanda y Fermín Rodríguez Díaz de 11 y 13 años, el del adolescente Leopoldito Martínez de 11 años, los asesinatos de los maestros Conrado Benítez- Eleodoro Rodríguez y Manuel Ascunce y el campesino Pedro Lantigua, el ametrallamiento de la familia Romero; del matrimonio Fidel Claro Álvarez María Luis Perera y de la familia Ramos Aróstica; el ahorcamiento en presencia de sus padres de Rubén Navarro Jaime de 15 años, en la finca El Güije, del barrio de Río Ay, en Trinidad, y el de Emilio Pisco Sánchez de 16 años, en la finca La Fe, dela granja Benito Viñales, en Camagüey.

Decenas de intentos de asesinatos de campesinos fallaron por la resistencia ofrecida por estos y sus familiares. Además, los alzados realizaron sabotajes a la infraestructura del país, como puentes, líneas eléctricas y carreteras, en un intento de desestabilizar al gobierno. Las bandas de alzados incendiaron más de 150 escuelitas rurales construidas por la Revolución, cientos de viviendas campesinas, tiendas del pueblo, e innumerables objetivos de la economía agrícola en todo el país. Después de cometer estos hechos abandonaban el lugar del crimen para evitar el enfrentamiento con las unidades de Lucha Contra Bandidos

Desenlace y consecuencias

Hacia 1965, los principales focos de resistencia habían sido desmantelados, aunque algunos pequeños grupos continuaron operando hasta 1968. La victoria del gobierno revolucionario en la LCB fue decisiva para consolidar su control sobre todo el país y eliminar la última amenaza interna significativa.

Las principales razones de la derrota de los alzados incluyen:

La falta de apoyo popular entre los campesinos.

La posición mayoritaria de los cubanos frente a los "bandidos" durante la Lucha Contra Bandidos (LCB) fue de apoyo al gobierno revolucionario. La mayor parte de la población cubana, en particular los campesinos beneficiados por la Reforma Agraria, respaldó las acciones del gobierno para erradicar a los grupos alzados, que eran vistos como contrarrevolucionarios y agentes del antiguo régimen o de intereses externos, principalmente de Estados Unidos.

La movilización masiva de las milicias y el Ejército Rebelde.

La movilización voluntaria y masiva de las Milicias Nacionales Revolucionarias y el Ejército Rebelde se vio fortalecida por la cooperación de la población campesina. La mayoría de los cubanos, especialmente en las áreas rurales, apoyaron al gobierno en su lucha contra los bandidos debido a los beneficios que habían recibido de la Revolución y al rechazo hacia la violencia y los intereses externos que representaban los alzados.

El aislamiento y desorganización de los alzados, que no pudieron unificar sus esfuerzos.

El aislamiento y desorganización de los alzados durante la Lucha Contra Bandidos (LCB) fue uno de los factores claves para su derrota. Aunque muchos de los alzados compartían un rechazo al gobierno revolucionario de Fidel Castro, no lograron unificar sus esfuerzos en una estructura coherente y organizada, además de su fragmentación geográfica en sus operaciones.

El aislamiento y desorganización de los alzados fue un factor determinante en su incapacidad para sostener una campaña eficaz contra el gobierno revolucionario cubano. Sin un liderazgo unificado, con poco apoyo popular y sometidos a la infiltración de la G2, sus esfuerzos terminaron fracasando.

Aquí les dejo el enlace al primer capitulo de la serie cubana "LBC, la otra guerra", que nos muestra la tragedia vivida por el pueblo cubano en la década de los 60 (1959 - 1970)

Un factor determinante de su aislamiento fue la política de terrorismo practicada contra la población civil y su supeditación a los intereses de una potencia extranjera, los EE. UU.

Legado de la Lucha Contra Bandidos

La Lucha Contra Bandidos es recordada en la historia de Cuba como un episodio decisivo en la consolidación del poder revolucionario. Entre 500 y 600 revolucionarios murieron en combate. Héroes como Manuel Cordero Cruz son recordados como símbolos de sacrificio en defensa de la Revolución. Este conflicto demostró la capacidad del gobierno de revolucionario, para enfrentar amenazas internas y externas, y dejó un legado de resistencia y lealtad a los ideales revolucionarios.

Notas:

Considero que esta gesta del pueblo cubano, debe ser dada a conocer más profundamente en el extranjero y tener una divulgación más amplia dentro de las nuevas generaciones de cubanos, para contrarrestar la propaganda anticubana revisonista, presentando a los bandidos y asesinos como héroes y llamándolos "combatientes antiCastristas" y "combatientes por la libertad". 

Fuentes consultadas: 

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