Historia

Imperialismo, Mafia y Batistato en Cuba (1952-1958). Premisas del estallido revolucionario. Primera parte.

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Cuban dictator Fulgencio Batista with U.S. Army Chief of staff Malin Craig in Washington D.C. on Armistice Day 1938.
Harris & Ewing, Public domain, via Wikimedia Commons

Al abordar el tema del Imperialismo, la mafia y el régimen de Batista en Cuba entre 1952 y 1958, nos enfrentamos a un entramado histórico complejo que involucra intereses económicos, políticos y sociales de diversas índoles. Desde la ascensión de Fulgencio Batista al poder en 1952, a través de un golpe de Estado, se estableció una estrecha relación entre su gobierno, la mafia estadounidense y el imperialismo norteamericano, dando forma a un periodo de corrupción y explotación en la isla caribeña como nunca antes visto.

La presencia de la mafia en Cuba no era un fenómeno nuevo, pero su influencia alcanzó su apogeo durante el régimen de Batista. ¿Cuál es el papel de la mafia en el bloqueo estadounidense contra Cuba desde 1959 a la actualidad? Esta es una pregunta relevante, ya que la mafia estaba intrínsecamente ligada a los intereses económicos en la isla, y su participación en el bloqueo puede que sea una estrategia para proteger sus inversiones y mantener su influencia en la región.

Durante el gobierno de Batista, la mafia encontró un ambiente propicio para expandir sus negocios ilícitos, especialmente en el sector del juego y el turismo. Las leyes y regulaciones fueron modificadas para favorecer a los inversionistas extranjeros, facilitando así la infiltración de la mafia en la economía cubana. Batista, aliado de los intereses imperialistas, no solo permitió, sino que promovió activamente la presencia de la mafia en la isla, otorgándoles concesiones y exenciones fiscales que les permitieron acumular enormes ganancias a expensas del pueblo cubano.

La transformación legislativa liderada por Batista en 1955 fue un claro ejemplo de cómo el régimen facilitó el enriquecimiento de la mafia y de sus allegados. Las exenciones fiscales y los incentivos económicos fueron utilizados como herramientas para consolidar el poder de Batista y su círculo cercano, mientras que la población cubana sufría las consecuencias de la corrupción y la explotación.

El papel de Batista como aliado de la mafia y el imperialismo norteamericano es innegable. Durante su presidencia, facilitó el establecimiento y la expansión de los intereses de la mafia en Cuba, permitiendo que estos grupos operaran con impunidad y explotaran los recursos del país en su propio beneficio. La convivencia entre el gobierno de Batista, la mafia y el imperialismo norteamericano fue un factor determinante en el deterioro de las condiciones sociales, políticas y económicas en Cuba durante este periodo.

Desde el primer año de gobierno de Batista, después del golpe de Estado, cerca de 100 compañías norteamericanas registraron su actividad en Cuba. Posteriormente, esta cifra aumentó hasta alcanzar las 300 empresas. Entre estas, se destacan nombres como "Moa Bay Mining", "Freeport Sulphur Co", "Nickel Processing Corp", Goodyear Tire & Rubber Company. La inversión privada norteamericana que ascendió a 756 millones de dólares durante el periodo analizado.

Sin embargo, lo que resulta aún más revelador es que estas compañías y sus inversores extrajeron de Cuba la asombrosa cifra de 800 millones de dólares en ganancias netas. Este desequilibrio económico es un testimonio contundente de la explotación desenfrenada de los recursos cubanos en beneficio de intereses extranjeros, en particular, de empresas estadounidenses, durante el régimen de Batista.

La presencia de estas empresas norteamericanas no sólo exacerbó la dependencia económica de Cuba respecto a Estados Unidos, sino que también contribuyó al fortalecimiento de los lazos entre el gobierno de Batista y el imperialismo estadounidense. Esta relación simbiótica entre el régimen corrupto de Batista, las empresas estadounidenses y la mafia, no solo perpetuó la explotación económica de Cuba, sino que también alimentó la corrupción y la opresión en la isla.

Al abordar el tema del Imperialismo, la mafia y el régimen de Batista en Cuba entre 1952 y 1958, nos encontramos con un entramado de corrupción y explotación que involucra a múltiples actores, entre ellos, la mafia estadounidense. La presencia de la mafia en Cuba durante este periodo no se limitó al sector del juego y el turismo, sino que se extendió a diversas industrias, incluidas aquellas en las que las empresas estadounidenses tenían un fuerte interés.

Las empresas controladas por la mafia no solo participaban en actividades ilícitas como los hipódromos, casinos y salas de máquinas automáticas de juego, sino que también tenían una influencia significativa en sectores clave de la economía cubana. La cantidad de apuestas realizadas en estas actividades ilegales superaba con creces el presupuesto total del gobierno de Batista, lo que demuestra la magnitud de la corrupción y el desvío de recursos que caracterizó a este régimen.

El modus operandi de la mafia en Cuba implicaba el pago de sobornos y coimas a altos funcionarios del gobierno, incluido el propio Batista y otros miembros de la cúpula militar y política de la época. La esposa de Batista, Marta Fernández Miranda, desempeñaba un papel clave en la recolección de estos sobornos, enviando cada noche al llamado "bagman" (el hombre de la bolsa) para recabar el 10% de las ganancias, que le pertenecía al presidente. Este sistema de corrupción estaba profundamente arraigado en la estructura del poder en Cuba, con Batista y sus allegados beneficiándose enormemente de la explotación de la isla y sus recursos.

Además de su participación en el sector del juego y el turismo, la mafia también tenía intereses en otras industrias clave de la economía cubana, incluyendo la hotelería. Batista, como figura central del régimen, tenía una participación significativa en hoteles como el Habana Riviera, el Hotel Nacional y el club nocturno Montmartre, lo que evidencia la colusión entre el gobierno y la mafia para maximizar sus ganancias a expensas del pueblo cubano.

En conclusión, la presencia y el rol de la mafia en Cuba durante el régimen de Batista fueron nefastos, exacerbando la corrupción, la explotación y la opresión en la isla. La complicidad entre el gobierno y la mafia estadounidense permitió que ambas partes se enriquecieran a expensas del pueblo cubano, perpetuando así un sistema de injusticia y desigualdad. La Revolución Cubana de 1959 marcó el fin de esta era de corrupción y el inicio de un nuevo camino hacia la justicia social y la soberanía nacional.

Notas: 

Coima -  sinónimo de soborno en los países latinoamericanos, dádiva que se otorga con el objetivo de obtener un favor de un funcionario o de una autoridad.

Fuentes:


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