Éxodo inverso: hacia un renacimiento rural de Cuba
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
Cuba tiene un deficit de alimentos en medio de tierras fértiles vacías. Mientras las ciudades colapsan, el campo -que podría alimentar a la nación- se desangra en el abandono. Este no es un problema de recursos, sino de voluntad: con reformas audaces y una verdadera priorización del agro, la isla podría transformar su crisis en prosperidad. La solución no está en más subsidios ineficientes, sino en devolverle al campo cubano su dignidad, sus oportunidades y, sobre todo, a su gente.
Introducción: el campo como clave para la soberanía nacional
Cuba enfrenta una crisis demográfica y alimentaria sin precedentes. Mientras las ciudades están saturadas de problemas—escasez de viviendas, empleos mal remunerados y servicios colapsados—el campo se vacía. Miles de hectáreas de tierra fértil están subutilizadas, y la producción agrícola no cubre ni la mitad de lo que consume el país. La solución no está en más subsidios ineficientes ni en medidas paliativas, sino en una transformación estructural del campo cubano, convirtiéndolo en un espacio de oportunidades reales.
Para lograrlo, el Estado debe comprometerse a destinar al menos el 10% del presupuesto nacional al sector agropecuario, priorizando inversiones en infraestructura, tecnología accesible y condiciones de vida dignas. Solo así se podrá frenar el éxodo rural y sentar las bases de una economía sostenible.
La crisis rural: diagnóstico de un abandono prolongado
El campo cubano lleva décadas en decadencia. Según cifras oficiales, más del 77% de la población vive en zonas urbanas, mientras vastas extensiones de tierra cultivable permanecen improductivas. Los jóvenes huyen de la agricultura, no por falta de vocación, sino porque el sistema les ofrece salarios miserables, precios injustos y una vida sin servicios básicos.
El resultado es una dependencia alimentaria peligrosa: Cuba gasta más de 2,000 millones de dólares anuales en importar alimentos que podrían producirse en la isla. Si no se revierte esta tendencia, la soberanía nacional seguirá erosionándose.
Inversión prioritaria: no menos del 10% del presupuesto para el agro
Ningún plan de reactivación rural funcionará sin financiamiento real. Por eso, es urgente que el Estado destine no menos del 10% del presupuesto nacional al sector agropecuario. Estos recursos deben usarse en:
Infraestructura básica: Reparación de caminos rurales, electrificación con energías renovables y sistemas de riego eficientes.
Tecnologías accesibles: Introducción de molinos de viento para extracción de agua, bombas solares y técnicas de agricultura de conservación.
Incentivos directos a productores: Subsidios focalizados en pequeños agricultores y cooperativas que demuestren resultados.
Actualmente, Cuba invierte entre $86 y $157 millones USD al año en agricultura, lo que equivale al 2.16%-3.94% del presupuesto estatal. Sin embargo, esta cantidad es vista como insuficiente para apoyar la diversificación agrícola. Aumentar la inversión entre un 50% y 200% llevaría a destinar entre $129 y $471 millones USD anuales, representando hasta el 11.83% del presupuesto estatal. Este incremento permitiría mejorar la infraestructura, fomentar la innovación y adoptar tecnologías que acelerarían la diversificación agrícola en el país.
Sin esta inversión, cualquier otra medida quedará en papel mojado.
Tecnologías viejas pero eficaces: molinos de viento y más
No hace falta alta tecnología para revolucionar el campo cubano. Soluciones sencillas y probadas—como los molinos de viento para extraer agua—podrían marcar la diferencia. Estas herramientas, combinadas con sistemas de riego por goteo y silos de almacenamiento, aumentarían la productividad sin depender de insumos costosos.
Además, se debe promover:
Energía solar para comunidades aisladas, reduciendo la dependencia del petróleo.
Bicimáquinas para procesar granos y café en zonas sin electricidad.
Fermentación natural para abonos orgánicos, disminuyendo la necesidad de fertilizantes importados.
Estas tecnologías, aunque modestas, son sostenibles, baratas y fáciles de mantener, lo que las hace ideales para el contexto cubano.
Incentivos concretos para quedarse en el campo
Para que los cubanos—especialmente los jóvenes—vean el campo como una opción viable, se necesitan incentivos reales y duraderos:
Tierra en usufructo a largo plazo (50 años o más), con garantías jurídicas claras.
Viviendas reparadas o nuevas, entregadas junto con parcelas cultivables.
Pagos complementarios en divisas para agricultores que cumplan metas de producción.
Acceso a mercados justos, eliminando intermediarios y permitiendo venta directa.
Solo así se podrá competir con la atracción (ilusoria) de las ciudades.
Experiencias internacionales: lecciones para Cuba
Países como Vietnam, Bolivia y Ecuador lograron reactivar sus zonas rurales con políticas similares:
Vietnam pasó de ser importador a exportador líder de arroz tras dar tierras a campesinos y liberalizar los precios.
Bolivia redujo la pobreza rural con créditos blandos y apoyo técnico a pequeños productores.
Ecuador frenó la migración campo-ciudad con bonos agrícolas en dólares y mejoras en infraestructura.
Cuba puede seguir estos ejemplos, adaptándolos a su realidad.
El potencial de los migrantes cubanos en la reactivación agrícola: lecciones internacionales
La diáspora cubana, con su capital humano y financiero, podría ser clave para revitalizar el campo. Países como Israel demostraron cómo migrantes retornados -en su caso, judíos de la ex URSS- transformaron zonas áridas en potencias agrícolas mediante políticas de repatriación con incentivos: tierras gratuitas, exenciones fiscales y acceso a tecnología. En Cuba, un programa similar podría ofrecer a migrantes tierras en usufructo extendido (20+ años), equipamiento básico y conexión preferencial con mercados de exportación, replicando éxitos como el de República Dominicana, donde retornados impulsaron el 30% de la producción de aguacate y café. La clave está en convertir la nostalgia en oportunidad productiva, garantizando que su regreso no sea simbólico, sino económicamente viable.
Conclusión: un plan realista para el futuro
El campo cubano no está condenado al abandono. Con inversión prioritaria, tecnologías apropiadas y voluntad política, puede convertirse en el motor de la economía nacional.
Acciones inmediatas:
Asignar el 10% del presupuesto nacional al agro, con auditorías públicas para evitar desvíos.
Lanzar un programa de molinos de viento y riego solar en cooperativas piloto.
Crear una red de ferias libres donde los agricultores vendan sin intermediación estatal.
La Cuba urbana está colapsando, pero la Cuba rural puede ser la salvación. Esto no es un regreso al pasado, sino un futuro donde el campo ofrezca lo que la ciudad ya no puede: trabajo estable, alimentos abundantes y una vida con sentido.
Como dijo el General Máximo Gómez: 'Sin agricultura no hay independencia'. Hoy, sin agricultura fuerte, no hay Cuba viable. La hora de actuar es ahora.
Glosario de términos clave:
Acopio estatal – Sistema centralizado de compra de productos agrícolas por parte del Estado a precios regulados.
Agricultura de conservación – Métodos de cultivo que protegen el suelo y optimizan recursos hídricos.
Bicimáquinas – Dispositivos accionados por pedales para procesar productos agrícolas sin electricidad.
Canjes productivos – Trueque de productos agrícolas por insumos (ej: cosechas por combustible).
Éxodo inverso – Migración planificada desde ciudades hacia zonas rurales.
Ferias libres – Mercados descentralizados donde productores venden directamente sin intermediarios.
MLC (Moneda Libremente Convertible) – Divisas usadas en Cuba (USD, EUR) para transacciones en mercados especiales.
Molinos de viento – Tecnología tradicional para extracción de agua subterránea sin energía eléctrica.
Soberanía alimentaria – Capacidad de un país para producir los alimentos básicos que consume.
Usufructo – Derecho temporal a usar tierras estatales para producción, renovable bajo condiciones.
Vietnam (modelo) – Referencia a reformas agrarias exitosas que convirtieron al país en exportador neto de arroz.
Zonas piloto – Municipios seleccionados para implementar primero nuevas políticas agrarias.
Fuentes consultadas:
García Álvarez, A. (2020). El sector agropecuario y el desarrollo económico: El caso cubano [The agricultural sector and economic development: The Cuban case]. Economía y Desarrollo, 164(2). Recuperado el 19 de junio de 2025, de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0252-85842020000200005
Hernández, H. (2024, 2 de septiembre). Potencialidades para la diversificación agrícola en Cuba. IPS Cuba. Recuperado el 19 de junio de 2025, de https://www.ipscuba.net/espacios/los-cambios-en-la-agricultura-cubana-requieren-profundidad-y-rapidez/
Pérez Villanueva, O. E. & Torres Pérez, R. (2021). Reforma económica y agricultura en Cuba: Un análisis de la última década. Estudios del Desarrollo Social, 9(1), 1-15.
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Copyright © Henrik Hernández 2025
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernández, con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria) —quien asiste el proceso de escritura desde julio de 2024. Aporte conceptual de Mella (IA de apoyo analítico).
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