Historia

El Hermann, bandera panameña, cojones cubanos.

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Imagen generada por la AI Sofia.

Un mercante civil convertido en escenario de guerra

Este barco es de una empresa privada, pero está arrendado no a una empresa privada, está arrendado a una empresa cubana, a una empresa del Estado cubano. En dos palabras: el barco está arrendado a Cuba y Cuba es la responsable de ese barco; además, ese barco lleva una tripulación totalmente cubana, y el hecho ocurre después del monstruoso crimen de Panamá, después de una serie de provocaciones allí contra nuestro país: detenían a nuestro embajador, rodeaban la embajada, hacían guerra psicológica, y han cometido así todo tipo de provocaciones, no es la primera, las vienen cometiendo a través de todas estas últimas semanas, desde que se produjo la cobarde invasión a Panamá. En un momento en que nos están amenazando, son circunstancias nuevas; en un momento en que las Fuerzas de Defensa ni existen; Panamá no existe, porque Panamá es un país ocupado, no se puede alegar el supuesto acuerdo como derecho para registrar el "Hermann". El barco tenía bandera panameña, pero estaba arrendado por el Estado cubano y era responsabilidad del Estado cubano, la tripulación toda era cubana; en un momento excepcional, de amenaza —repito—, cuando el país en nombre del cual dicen actuar no existe, cuando las fuerzas que dicen hicieron el acuerdo con ellos no existen, cuando el jefe que suscribió ese acuerdo está secuestrado en Estados Unidos. ¿Qué legalidad podrían alegar realmente para esta desvergüenza, para esta felonía?

Fidel Castro 1er de Febrero de 1990.

A finales de enero de 1990, en los albores del Período Especial, el buque mercante Hermann fue sometido en aguas internacionales a una operación de fuerza por parte de Estados Unidos. No fue un control rutinario ni un incidente menor: fue uso de armamento real contra un barco civil para forzar un abordaje ilegal.

El Hermann navegaba con bandera panameña, arrendado por el Estado cubano, procedente del puerto de Moa y con rumbo a México. Todo en su travesía era legal. Todo, salvo una cosa: su vínculo con Cuba.

Del seguimiento al ultimátum

El 29 de enero comenzó el hostigamiento aéreo. El 30, un guardacostas estadounidense se sumó a la persecución. En la madrugada del 31 de enero, el Departamento de Estado comunicó un ultimátum a la representación cubana: a las 4:00 a.m. el barco sería abordado “de cualquier forma” bajo el pretexto de una supuesta verificación antidrogas.

No había orden judicial. No existía mandato internacional. No mediaba solicitud del Estado de bandera.

Era una decisión unilateral aplicada en alta mar.

Al conocer la amenaza, el Comandante en Jefe Fidel Castro dio instrucciones claras: el Hermann no aceptaría un registro estadounidense en aguas internacionales; sí se sometería a la jurisdicción mexicana al entrar en sus aguas. La definición fue nítida y política: "la bandera podía ser panameña; los cojones eran cubanos".

 No fue una consigna retórica: fue una definición política y moral. La bandera podía ser panameña. La tripulación era cubana. Y luego, esos marinos demostraron, en alta mar y bajo fuego, que la soberanía no es un papel: se ejerce.

Fuego real: cuando la intimidación se volvió ataque

Ante la negativa al abordaje, el guardacostas estadounidense abrió fuego. No se trató de simples disparos al aire. El mercante fue cañoneado con ametralladoras y cañón, y los impactos se dirigieron a zonas críticas del buque, especialmente timón y área de máquinas. El objetivo era claro: dejar al Hermann sin gobierno para forzar el abordaje por “incapacidad”.

En términos navales, ese procedimiento empuja a un barco civil al riesgo de colisión, incendio o naufragio. No es control; es coerción armada.

Maniobras de honor: cómo se esquivó el abordaje bajo fuego

El intento de abordaje no fue único. Fue una secuencia reiterada de aproximaciones agresivas. Y cada una fue activamente esquivada.

La respuesta del Hermann no fue pasiva. La tripulación ejecutó maniobras evasivas deliberadas, alterando rumbo y velocidad de forma calculada para impedir la aproximación segura del guardacostas. En varias ocasiones, la cercanía entre ambos buques fue tal que el peligro no recaía solo sobre el mercante, sino también sobre la nave agresora, obligada a corregir constantemente para evitar colisión.

Dicho sin rodeos: cada intento de abordaje puso en peligro real a ambas embarcaciones.

Pese al fuego real y a los impactos, el Hermann mantuvo gobierno, conservó maniobrabilidad y continuó navegando. Las maniobras evasivas prosiguieron bajo cañoneo, en un escenario donde una avería grave podía significar la pérdida del buque. No se detuvo. No cedió. No aceptó el abordaje.

La decisión estratégica fue tan simple como decisiva: cruzar a jurisdicción mexicana gobernando el barco por sus propios medios. Y lo logró.

Tampico: la mentira queda al descubierto

El Hermann arribó a Tampico con múltiples impactos de bala, daños visibles y una tripulación exhausta. Las autoridades mexicanas —Marina, Aduana, Inmigración y organismos antidrogas— realizaron un registro exhaustivo, con perros especializados.

El resultado fue concluyente: no había drogas.

El pretexto se desplomó. Quedó el hecho desnudo: uso de la fuerza contra un mercante civil en alta mar, frustrado por pericia marinera y decisión política.

Lo que realmente ocurrió en alta mar

Este episodio no fue un exceso táctico ni un malentendido. Fue un acto de fuerza que fracasó porque, frente a la amenaza, hubo marinos que maniobraron; que pusieron en juego incluso la seguridad del agresor antes que entregar el barco; y que demostraron que la soberanía no se proclama en comunicados: se ejerce gobernando un buque bajo fuego.

La bandera era panameña.
Los cojones eran cubanos.

Antecedente de la piratería moderna

El Hermann anticipa un patrón que persiste: “inspecciones” sin base legal, confiscaciones, secuestro de buques y cargas bajo excusas cambiantes. Cambian los argumentos; permanece la lógica de fuerza.

Por eso conviene recordar el Hermann completo: lo que se dijo en la diplomacia y, sobre todo, lo que se decidió en cubierta.

Glosario de términos clave:

Aguas internacionales (alta mar):

'Espacios marítimos fuera de la jurisdicción de cualquier Estado.

Abordaje:

Subida a un buque; en alta mar solo es legal bajo supuestos estrictos.

Gobierno del buque:

Capacidad de maniobra mediante timón y propulsión.

Maniobra evasiva:

Alteración deliberada de rumbo y/o velocidad para impedir aproximación o abordaje.

Riesgo de colisión:

Situación creada por aproximaciones forzadas que comprometen la seguridad de ambas naves.

Disparos de advertencia:

Dejan de serlo cuando impactan el buque.

Fuentes consultadas:

Castro Ruz, F. (1990). Intervención pública sobre el incidente del buque Hermann. Gobierno de Cuba. http://cuba.cu/gobierno/discursos/1990/esp/f010290e.html

Xiqués Cutiño, D. (2025, 29 de enero). De guardacostas a piratas: cuando quisieron hundir el mercante Hermann. Granma. https://www.granma.cu/cuba/2025-01-29/de-guardacostas-a-piratas-cuando-quisieron-hundir-el-mercante-hermann-29-01-2025-20-01-20

Programa de Información de Derecho Internacional (International Law), Stanford University. (1990, 30 de marzo). Cuba: U.S. Coast Guard Fires on Ship (Informe sobre el incidente del Hermann). Stanford University. https://web.stanford.edu/group/tomzgroup/pmwiki/uploads/3950-1991-03-30-FoF-a-EYJ.pdf

United Nations. (1982). United Nations Convention on the Law of the Sea (Montego Bay, 10 December 1982). 1833 U.N.T.S. 397; 21 I.L.M. 1261. https://cil.nus.edu.sg/wp-content/uploads/2019/02/1982-United-Nations-Convention-on-the-Law-of-the-Sea.pdf

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Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano

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