Historia

El BRAC: terrorismo de estado al servicio de Batista y la CIA

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¿Sabías que en la Cuba de Batista existió un aparato represivo creado con apoyo de la CIA para perseguir, torturar y asesinar a quienes se oponían a la dictadura? El Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC) no solo vigilaba a revolucionarios, sino que infiltraba sindicatos, medios de comunicación y universidades, elaborando expedientes sobre cualquier sospechoso. Fue una de las herramientas más despiadadas del terrorismo de Estado antes de 1959.

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Introducción

El Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC) fue una de las estructuras más represivas creadas durante la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba. Su creación se oficializó el 4 de mayo de 1955, mediante el Decreto 1307, aprobado por el Consejo de Ministros y sancionado por Batista y Zaldívar, tras su cuestionada elección en espurios comicios. Con asesoría directa de la CIA, su misión principal era erradicar cualquier acción comunista o revolucionaria que desafiara el orden impuesto por el gobierno proimperialista de Batista. Sin embargo, en la práctica, se convirtió en un instrumento de terror que persiguió, torturó y asesinó a numerosos opositores políticos y ciudadanos sospechosos de simpatizar con la lucha revolucionaria.

Orígenes y antecedentes del BRAC

Aunque algunos autores sostienen que la idea de crear el BRAC surgió tras el asalto al cuartel Moncada en 1953, su gestación puede rastrearse hasta agosto de 1952, cuando el entonces director de la CIA, Allen Dulles, impulsó la creación del Comité Investigador de las Actividades Comunistas (CIAC) en Cuba. Este antecedente demuestra la injerencia directa de Estados Unidos en la represión interna del país.

Otro precedente del BRAC fue el Servicio de Investigación de las Actividades Enemigas (SIAE), creado el 21 de marzo de 1942 durante la Segunda Guerra Mundial. Este organismo tenía el objetivo inicial de neutralizar el espionaje nazi en Cuba, aunque posteriormente fue redirigido hacia la represión de movimientos comunistas. Más tarde, cambiaría su nombre a Grupo para la Represión de las Actividades Subversivas (GRAS), consolidándose como una estructura clave en la inteligencia represiva cubana.

Organizado, entrenado y supervisado por los servicios de inteligencia estadounidenses, el SIAE tuvo como primer jefe al entonces capitán Mariano Faget Díaz, quien había pasado cursos en Estados Unidos y gozaba de la plena confianza de los jerarcas de Washington. Su experiencia en tácticas de contrainteligencia y represión sería fundamental en la posterior estructuración del BRAC.

La sede del terror

El BRAC tuvo su sede principal en una instalación ubicada en la avenida 31 Nº 11003, Marianao, a un costado de la 16ª estación de la Policía Nacional (31 y 108). Su ubicación estratégica le permitía operar en cercanía con otras entidades represivas, ya que se encontraba muy cerca del edificio que ocupaba el Servicio de Inteligencia Militar (SIM)—actualmente el policlínico de Marianao—y del Hospital Militar. Esta zona se convirtió en un verdadero enclave del terror, donde se planificaban y ejecutaban las operaciones de vigilancia, detención, tortura y asesinato de opositores.

Un aparato represivo con sello estadounidense

A mediados de la década de 1950, el descontento social crecía en Cuba. La corrupción del gobierno, el servilismo a Estados Unidos y la represión política generaban una respuesta cada vez más organizada por parte de los sectores revolucionarios. Ante este escenario, la CIA intervino directamente para fortalecer la capacidad represiva del régimen.

En abril de 1955, el entonces director de la CIA visitó La Habana y sostuvo conversaciones con Batista sobre el apoyo que Estados Unidos brindaría a la dictadura. Como parte de este respaldo, se acordó la preparación de agentes cubanos en tácticas de represión y guerra sucia. Posteriormente, el propio director de la CIA envió una carta a Batista donde expresaba:

"La creación por el gobierno cubano del Buró de Represión de Actividades Comunistas es un gran paso adelante en la causa de la libertad. Me siento honrado que su gobierno haya acordado el permitir a esta Agencia (entiéndase CIA) la asistencia en el adiestramiento de algunos de los oficiales de esta importante organización."

El Inspector General de la CIA, Lyman Kirkpatrick, visitó en 1956, 1957 Y 1958 a Cuba para estudiar el funcionamiento del BRAC, entre otros objetivos, lo cual nos explica el seguimiento a la política planteada para el BRAC en el contexto de la lucha revolucionaria en Cuba. Esto demuestra el rol de la CIA en la represión batistiana contra las fuerzas revolucionarias cubanas.

Así, el BRAC nació con la clara intención de desarticular cualquier movimiento opositor, contando con el respaldo, financiamiento y adiestramiento de Washington.

Un aparato represivo con control absoluto

La misión fundamental del BRAC era la investigación y represión del movimiento comunista. Para ello, infiltraron agentes y realizaron captaciones en corporaciones económicas, instituciones de crédito público y privado, sindicatos, centros de enseñanza (como la Universidad de La Habana y los preuniversitarios), medios de comunicación (radio, televisión, prensa escrita) y empresas publicitarias. Su capacidad de espionaje y control era prácticamente total.

Todas las autoridades civiles, cuerpos de seguridad y fuerzas armadas estaban obligadas a informar al BRAC sobre cualquier hecho o individuo sospechoso de estar vinculado al comunismo. El organismo confeccionaba expedientes detallados de los militantes del Partido Socialista Popular (PSP) y de cualquier persona que se considerara afín a sus ideas.

Estos expedientes contenían información minuciosa sobre:

  • Amistades del individuo en su barrio y centro laboral.
  • Características de su familia y círculo social.
  • Contactos dentro de la máxima dirección del Partido.

El espionaje no se limitó solo a militantes activos. Personalidades de la cultura y la sociedad también fueron fichadas por el BRAC. Entre ellas, según denuncias de la época, estuvieron Olga Guillot, Celia Cruz, Carlos Montenegro, Agustín Tamargo y Carlos Franqui.

Los verdugos del BRAC

Entre los principales Vicepresidentes del BRAC, se destacaron:

  • Martín Díaz Tamayo
  • Aquilino Guerra González
  • Leopoldo Pérez Coujil

Estos individuos consolidaron un sistema de terror, apoyados por agentes represivos como:

  • Coronel Lutgardo Martín Pérez
  • Coronel Conrado Carratalá Ugalde
  • General Rafael Salas Cañizares

Al frente del BRAC estuvieron altos oficiales como el general Martín Díaz Tamayo, pero el poder tras el trono lo ejercía el capitán José de Jesús Castaño, jefe de Inteligencia y Operaciones. Sin embargo, en 1957, Mariano Faget, hasta entonces segundo al mando en el Buró de Investigaciones (BI), fue nombrado jefe del BRAC, relegando a Castaño a un papel menor. Faget, debido a sus conexiones con Washington, logró mantenerse en las sombras y evitar ser relacionado con los crímenes de la entidad.

Castaño, por otro lado, se vinculó directamente con numerosos asesinatos y torturas, entre ellos los de José María Pérez, Paquito Rosales y Fulgencio Oroz. Su impunidad terminó con el triunfo de la Revolución.

La caída del BRAC y su desaparición

Con la victoria revolucionaria del 1ro de enero de 1959, el último jefe del BRAC huyó del país en la madrugada, llevándose en naves con bandera estadounidense, estacionadas cerca del río Almendares, casi todo el archivo central del BRAC. Esto impidió una mayor documentación de sus crímenes.

José de Jesús Castaño, sin embargo, no logró escapar. Fue capturado, juzgado y condenado a muerte en la Causa Nº 75 de 1959, por asesinato, torturas, violación y robo.

Finalmente, el 18 de febrero de 1959, por resolución del comandante Camilo Cienfuegos, el BRAC fue disuelto oficialmente, junto con otros centros de detención y tortura del régimen de Batista. En cuanto al Buró de Investigaciones (BI), este fue reestructurado y pasó a llamarse Departamento Técnico de Investigaciones (DTI). Su antigua sede fue demolida y en su lugar se construyó un parque lleno de flamboyanes.

Reflexiones finales

El BRAC representa un capítulo oscuro en la historia de la represión en América Latina, evidenciando cómo la CIA y el gobierno de EE.UU. han intervenido sistemáticamente para sostener dictaduras y aplastar movimientos de justicia social. Su historia demuestra el alcance del terrorismo de Estado en Cuba antes de la Revolución y la resistencia del pueblo cubano ante la opresión.

Recordar el BRAC es fundamental para evitar que la historia sea manipulada y para reafirmar que, pese a la violencia impuesta, Cuba logró vencer el terror y preservar su soberanía.

"La historia del BRAC es la historia de un pueblo que supo enfrentar la represión con valentía y que, pese a los intentos de aniquilarlo, logró alcanzar su independencia."

Fuentes consultadas: 

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Copyright © Henrik Hernandez 2025

La redacción e investigación de este artículo han contado con la asistencia de inteligencia artificial, utilizada desde julio de 2024.

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