Naturaleza

Cuba, deforestación y fragmentación boscosa.

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Cuando comencé a escribir este artículo, pensaba dedicarlo al fenómeno de la desertificación, pero a medida que investigaba, fue tomando configuración la idea de cuestiones más estrechas dentro de ese tema. Creo que una serie de artículos donde se aborden diferentes asuntos pueden llegar a conformar una expresión acerca de ese fenómeno. Por ello he decidido hablar de deforestación en nuestro país, lo cual está directamente vinculado a la actividad agropecuaria, la urbanización, la industrialización, etc.

Debemos aceptar la responsabilidad de que ha sido el hombre, con su accionar, el principal causante de la deforestación y la fragmentación boscosa que ha conllevado de la pérdida de hábitats para muchas especies y por ende que ha puesto en peligro de extinción a las mismas y que ya simplemente han dejado de existir.

Los modos de producción imperantes a partir del neolítico conllevan al surgimiento de la ganadería y la agricultura y por ende a la concentración poblacional en determinadas zonas, dando lugar al proceso de urbanización, se constituyeron en factores predominantes que han ocasionado la deforestación y la fragmentación boscosa que a la larga han conllevado al fenómeno de desertificación. Tal accionar del hombre se le ha denominado técnicamente desertización.

En la literatura histórica de nuestro país se acostumbra señalar la responsabilidad pionera en este ámbito sobre los hombros de Cristóbal Colón, que en el segundo de sus viajes señaló, que en nuestra tierra existen “multitud de espléndidos pinos” y que a partir ahí,comenzó la reducción gradual de nuestros bosques, algo que desde mi punto de vista es verdad, pero no se constituye en toda la verdad, pues antes de que el famoso navegante arribara a nuestras tierras, ya los “hombres buenos” es decir los indios taínos, habían desarrollado una agricultura de variados cultivos utilizando en otros la técnica de la “roza”, que consiste en talar y quemar los árboles para despejar el terreno y hacer el “conuco”.

En otras palabras, muchos antes de Colón ya se estaba llevando a cabo la deforestación sistemática de nuestros bosques con fines económicos y sociales en favor del desarrollo y la civilización. La responsabilidad de los conquistadores hispánicos, consiste en que tenían la posibilidad técnica y el conocimiento que les permitió llevar a cabo la acción de forma extensiva e intensiva como nunca antes, a tal grado que a su llegada la superficie boscosa de Cuba se estima era del 95% del territorio nacional la cual se redujo al 54% cuando España perdió el dominio sobre nuestro país. Es decir, Cuba perdió el 46% de zonas boscosas entre 1511 y 1898, (en 387 años).

Pero ahí no termina la cuestión, en la etapa neocolonial, de 1898 a 1959, en tan solo 61 años, perdimos un 40% más de bosques, quedando para esa fecha 14% del territorio nacional cubierto de bosques.

Para tener una idea del efecto negativo que este ha tenido sobre nuestro país y el planeta es necesario que recordemos algunos datos sobre Cuba. Nuestro país está constituido por dos islas principales, Cuba e Isla de la Juventud, más de 4 195 islas, cayos y cayuelos, que cubren el 0,08% de la superficie de las tierras emergidas del planeta, con 109 884 kilómetros cuadrados.

Durante la etapa revolucionaria se han realizado esfuerzos para revertir esa situación, con algunos resultados halagadores. Según datos ofrecidos por ACN – Agencia Cubana de Noticias - en el 2019 Cuba contaba con el 31,6% (3 287 000 hectáreas) de su superficie cubierta de bosques, de ellos el 26% (531 100 hectáreas) son manglares, lo que equivale al 4,8% del territorio nacional y el 0,1% de los mangales del orbe.

El 84% de los bosques cubanos son naturales y ocupan una superficie de 2 747 000 hectáreas. Además, 79 100 hectáreas de bosques son por tratamiento silvicultural, 7 300 reconstruidas o enriquecidas, 13 800 se han destinado a la conservación de la flora y la fauna silvestres.

Resumiendo podemos plantear que entre 1959 y el 2019 Cuba incrementó su superficie boscosa en un 17,6%. Magnífico resultado visto en cifras, pero aún muy lejos de satisfacer las necesidades para poder revertir las consecuencias negativas de siglos de explotación indiscriminada. Además, se reporta que varias provincias presentan índices de cubierta forestal por debajo del promedio nacional.

La silvicultura no aporta beneficios para el incremento cualitativo y cuantitativo de la biodiversidad, pues tiende a disminuir el número de especies, crear un único estrato y reduce la variedad de edades y tallas para facilitar operaciones económicas. Esos manejos van precedidos o acompañados de desbroce que eliminan o reducen considerablemente el sotobosque.

La explotación de la madera como fines económicos para postes de tendido eléctrico y telegráfico, traviesas, paletas, cujes para tabaco, cajas, módulos de envase, uso como fuente de energía, etc. tienen un impacto negativo al mismo tiempo que nuestros bosques no están en capacidad de satisfacer la demanda nacional.

Según el Programa nacional de lucha contra la desertificación y sequía en la República de Cuba, emitido por Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente Agencia de Medio Ambiente (CITMA), existe una potencialidad de un 28% de superficie cubana para la repoblación forestal para poder mejorar las condiciones ambientales vinculadas con el recurso forestal y al mismo tiempo, elevar determinadas producciones de la economía nacional.

Considero que no solamente se trata de cubrir áreas, sino de incorporar diversidad arbórea y en las zonas agrícolas y ganaderas se deben plantar especies de árboles para rehabilitar y conservar el ambiente, lo cual incluye la creación de cortinas y corredores que comuniquen las diferentes áreas boscosas entre sí, las regiones geográficas ubicadas al norte y al sur, así como al oriente y el occidente.

Como podemos observar el modo de producción imperante que se manifiesta a través de la acción del hombre, no garantizan, ni pueden garantizar, una perfecta armonía en los ecosistemas y la economía para lograr un desarrollo sostenible.

Se debe establecer científicamente la “fórmula” de equilibrio entre superficie territorial, densidad de población, tecnologías incluidas las energéticas y la producción económica, que garanticen la seguridad alimentaria, la defensa nacional, la salud y bienestar humano, al mismo tiempo que se beneficie la biodiversidad y se amortigüen los efectos dañinos sobre el clima y el medio ambiente. Esa fórmula debe establecer tres niveles poblacionales, mínimo, medio y máximo, con un cambio de paradigma productivo y consumo.

Notas:

Deforestación - extinción de las plantas forestales de un terreno.

Fragmentación - proceso de división de un hábitat continuo en secciones. Un hábitat es el ambiente que ocupa una población y puede ser un bosque, un arroyo, las dunas de arena, un charco.

Neolítico - último periodo de la Edad de Piedra, en el que apareció y se generalizó la agricultura y el pastoreo de animales (ganado), dando origen a las sociedades agrarias.

Silvicultura - conjunto de actividades relacionadas con el cultivo, el cuidado y la explotación de los bosques y los montes.

Sotobosque - vegetación formada por matas y arbustos que crece bajo los árboles de un bosque o monte.

Fuentes: 

 
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