Historia

1555. El año en que Francia no aprovecho la oportunidad de conquistar a Cuba

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Theodor de Bry, Public domain, via Wikimedia Commons

Los vigías situados en el Morro* vieron como las naves se acercaron al litoral de la Villa de San Cristóbal de La Habana, por desgracias, las crónicas y tradiciones orales, ya sea por el miedo u otra causa, hablan de 40 navíos piratas, pero cuando analizamos la cantidad de hombres que después se dicen participaron en el ataque terrestre y asedio de la villa, unos doscientos, nos atenemos a la versión de que solo eran dos barcos enemigos.

Los vigilantes estratégicamente situados hicieron un disparo con una pieza de artillería, para anunciarles a los habitantes la presencia de navíos desconocidos frente al litoral, avistados en el momento en que el sol disipaba la niebla mañanera.

Doce hombres armados bajo las órdenes del Alcaide de la villa Don Juan de Lobera y el Gobernador de la Isla, Don Gonzalo Pérez de Ángulo, junto a tres vecinas sobre sus cabalgaduras, se presentaron en la Plaza, listos para la defensa.

Dos hombres a caballo siguieron desde la costa los movimientos de las naves para conocer su rumbo e intenciones, pero pasado un tiempo, que pareció una eternidad, estos regresaron a galope tendido con la noticia, de que se estaba desembarcado en la caleta de Juan Miguel (hoy San Lázaro) y que los expedicionarios iban hacia villa.

Para comprender el pavor que esto despertó en los habitantes, debemos hacer un recuento de que era La Habana en aquel momento.

Militarmente, disponía de una pobrísima fortaleza construida de tierra y maderos, con un cañón de 47 quintales de peso, una culebrina y cinco falconetes. Diez y seis hombres de caballería y sesenta y cinco infantes, todos pobremente armados y sin experiencia combativa y bajo entrenamiento profesional, era la guarnición lugareña.

El Alcaide, conociendo sobre el peligro que se cernía sobre la villa, dispuso con anterioridad, mucho antes de los hechos que narraremos, medidas de protección, como situar vigías en el Morro, redoblar patrullas y ordenar que todos los habitantes estuvieran siempre armados.

La villa era una miserable conglomerado de casas tipo indígenas, de tablas, yaguas y guano. Solo algunas edificaciones eran de piedra, la iglesia, aún no terminada, con el hospital a su fondo, la casa de los vecinos Rojas y Castaños. De nuevo los datos históricos nos confunde, pues en algunas fuentes se dice que en 1544, el entonces Gobernador Dávila ordenó construir su casa de piedras, pero en otras se nos dice, que el momento de los hechos, “incluso la casa del Gobernador era de tabla y guano” y como todas carecía de agua potable. Sólo 40 habitantes eran españoles civiles. El resto eran esclavos negros y algunos indios.

El día del desembarco pirata se sitúa el 10 de julio de 1555 y la ocupación de la Villa de San Cristóbal de La Habana se extendió hasta el 5 de agosto del mismo año. Muchos historiadores han pasado por alto, que eso no fue una simple acción pirata, sino la ocupación de La Habana por Francia y si creemos en otras fuentes, también de Inglaterra. Un argumento más que nos habla de que era una acción de Francia, es que cuando se produce la rendición de Lobera, el corsario cubre con la bandera francesa la artillería hispánica.

Pero la mentalidad limitada de quienes realizaron la acción, no les permitía pensar en términos geopolíticos y pedir ayuda al Rey de Francia para llevar a cabo una verdadera ocupación. De haberlo hecho así, lo más probable es que hoy los cubanos hablaran francés en vez de español. La otra posibilidad para explicar que Cuba en ese momento no pasará a manos de Francia, quizás haya sido el temor por parte de Jacques de Sores de no poder sostener la Villa de San Cristóbal de La Habana, hasta la llegada de contingentes desde el viejo continente. En cualquiera de los casos, fue la posibilidad perdida por Francia de arrebatarle la Isla a España.

Hoy podemos asegurar que lo sucedido en aquel entonces fue la ocupación de La Habana por Francia, pero no desarrollada por la fuerza de la psicología y pensamiento carente de estrategia geopolítica, donde solo el botín, a través del saqueo, era lo imperante, impidió ver lo que se podía haber logrado.

Hagamos un recuento histórico, para argumentar a favor de nuestra afirmación. Todo comenzó con el Tratado de Tordesillas del 7 de junio de 1494, el cual género tensiones geopolíticas entre las potencias europeas. El rey francés Francisco I estaba resentido con el Papa Borgia por la división que este había hecho del Nuevo Mundo, en la que las tierras descubiertas en esa parte del globo terráqueo quedaban bajo el dominio de España y Portugal, y como represalia comenzó a expedir patentes de corso a todos los marinos que estuvieran dispuestos a hostigar a las nuevas colonias españolas y causar daño y atacaran sin piedad las posesiones españolas en el nuevo mundo. Debemos plantear que a semejante práctica también recurrió la Corona Británica.

Por lo tanto, bajo esta mirada es que afirmamos, que hubo una ocupación francesa de La Habana, pues respondió a los intereses de corona de esa nación, pero esta nación no aprovechó la misma por incapacidad de pensamientos estratégicos, al utilizar simples bandidos con fines políticos.

Irene Wright, en su Historia Documentada de San Cristóbal de La Habana en el siglo XVI, no dice que el Alcaide Lobera tenía conocimiento de la presencia del Ángel Exterminador en el archipiélago norte de Cuba. Recordemos nuestro otro artículo sobre este pirata bajo el título de "Violadas y abandonadas en Cayo Coco"

Este personaje al parecer tenía doble licencia de corso**, una emitida por Enrique II de Francia y otra por María I, Reina de Inglaterra. De ser cierto esto, podemos sin lugar a dudas hablar de una doble ocupación de La Habana, por parte de reinos beligerantes con España: Francia e Inglaterra.

Pero regresemos a los hechos de aquellos tiempos. Cuando el Gobernador Ángulo recibió la noticia, huyó junto con su familia y otros ciudadanos hacia el otro lado de la bahía, donde se encontraba el pueblo indio de Guanabacoa. 

Lobera se preparó para resistir, no sin antes enviar una misiva al Gobernador, recriminándole por su cobardía y solicitando ayuda. 

Encerrado en la fortaleza con un grupo de españoles, mestizos y negros, cuatro de ellos ballesteros, seis piezas de artillería, Lobera resistió tres ataques consecutivos. Con el fuego de su artillería impidió que un bergantín y otra nave de los corsarios tomara puerto, derribó la bandera corsaria * con un certero disparo contra la ermita, donde había sido izada, rechazó en varias ocasiones las demandas de rendición, incluso cuando parte de la “fortaleza” había sido destruida por el fuego. Tenía la esperanza de que el Gobernador regresara con refuerzos, algo que no sucedió. Al amanecer del otro día, Lobera comprendió que estaba perdido en medio de un cerco de corsarios franceses.

Lobera se vio obligado a capitular, pero lo hizo en condiciones honrosas: garantías de vida para sus hombres, respetar el honor de las mujeres. Jacques de Sores subió al terraplén y cubrió con la bandera francesa las piezas de artillería. Exigió el botín bien ganado, pero únicamente encontró un anillo con una esmeralda en el escritorio de Lobera y algunas vajillas de plata.

Ante esto los franceses recorrieron toda la villa robando y asesinando a todo aquel infeliz rezagado que no se había escondido o huido al monte.

Los niños y mujeres fueron puestos en libertad, mientras los hombres fueron encerrados en la casa de piedras del Regidor Juan de Rojas, quien era hermano político*** de Juan de Lobera. Allí el Ángel Exterminador situó su cuartel general. Jacques de Sores solicitó un rescate de 30 000 pesos y 100 cargas de cazabi. Y propuso una tregua. Los españoles le ofrecieron la misera 10 partes de lo que exigía (3 000 ducados castellanos), lo que hizo que el corsario se enfadara.

Ángulo rechazo la tregua y recluto en los territorios entre Guanabacoa y Matanzas, (es una distancia de uno 100 kilómetros) unos noventa y cinco españoles, nueve de ellos a caballo, doscientos veinte negros y ochenta indígenas armados con palos y piedras. Como vemos, la capacidad movilizativa y el armamento era muy pobre, lo que nos habla una vez más de que Francia, perdió una oportunidad única de hacerse con el control de la Isla de Cuba.

El objetivo era sorprender a los corsarios en un ataque relámpago, pero este fracaso, por la gritería de los indios que pusieron sobre alerta a los invasores y estos lograron rechazar a los atacantes.

Como venganza, Sores asesinó a veinticinco vecinos. Lobera pudo explicar su inocencia en el ataque de Ángulo, lo que le salvó la vida por esa ocasión, pero sus amigos tuvieron que pagar 2.000 pesos por su rescate.

Se reanudaron las conversaciones entre corsarios y habitantes, pero estas no tuvieron un final feliz, pues Sores no aceptó “los miserables 1000 pesos” que le ofrecieron. Le prendió fuego a la población y naves fondeadas en la bahía, ultrajo las imágenes de los santos y rasgó sus sagradas vestiduras y se llevó consigo la campana de la iglesia.

El cinco de agosto a media noche, Sores paso posteriormente a la historia como el Ángel Exterminador, se hizo a la mar, dejando la población arrasada, sus habitantes sumidos en la miseria y maldiciendo tanto al corsario como a su cobarde gobernador, el cual fue juzgado y enviado a España, pero no llegó a cumplir condena, pues falleció en la Península poco después de su arribo.

Las consecuencias del asalto de Jacques de Sores a La Habana, fueron que España, desde ese momento nombró a militares como gobernadores con el título de Capitán General, se ordenó la fortificación de ciudades como La Habana, Cienfuegos, Santiago de Cuba, etc.

Los cubanos han vivido desde entonces entre los conflictos geopolíticos de las grandes potencias, lo cual ha generado una picaresca y única psicología de resistencia ante las fuerzas foráneas, pero que ha provocado cierta ceguera social ante muchas potencialidades internas para su desarrollo. Para Francia significó haber perdido la oportunidad de haberse hecho con el control de la Llave del Golfo.

El destino de Jacques de Sores se perdió en la lontananza de los tiempos y es un desconocido en su tierra, ya sea por el horrible manto de muerte que dejó a su paso y Francia siente vergüenza o porque lo odia, por no haberle dado la oportunidad de haber desplazado a España del Caribe.

Notas:

* El Morro - en 1509, por el navegante y explorador de origen hispano Sebastián de Ocampo, quien durante el bojeo a Cuba paró su viaje para carenar las naves, nombrando al lugar Puerto de Carenas (Bahía de La Habana). En la entrada de la bahía se destacaba un saliente pétreo en forma de hocico, por lo cual le dio el nombre de El Morro. Sobre dicho saliente se construyo después el Castillo De Los Tres Reyes Del Morro.

** Licencia de corso o  patente de corso (del latín cursus, «carrera»)​ era un documento entregado por las autoridades de un territorio, por el cual el propietario de un navío tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas.

*** Hermano político, expresión que denota afinidad, parentesco por razón de matrimonio. Padre político ( suegro ). Hermano político ( cuñado ).

Ducado castellano - moneda de oro creada por los Reyes Católicos, con un valor de 375 maravedís (11 reales castellanos)

Litoral - franja de terreno que está junto al mar.

Peso - moneda de curso legal en varios países, utilizada por la mayoría de la población. El peso como moneda surge cuando en el mercado se estableció EL valor monetario por una unidad de masa/volumen de determinada mercancía, puesta sobre una balanza romana. "Dame un peso de maíz".

Fuentes:

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