Educación y Sociedad

Guerra cognitiva contra Cuba: impacto de la lentitud en la toma de decisiones

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Introducción

La guerra cognitiva es un fenómeno moderno que afecta profundamente a países como Cuba, donde la información y la comunicación son campos de batalla críticos. Este tipo de guerra se centra en influir en las percepciones y creencias del público mediante la manipulación de la información, utilizando tácticas que van desde la desinformación hasta el control de narrativas en medios y redes sociales. En este contexto, la rapidez y efectividad en la toma de decisiones son esenciales para contrarrestar estos ataques, pero en el caso de Cuba, la lentitud en la respuesta ha exacerbado la situación.

El rol de la desinformación en la guerra cognitiva

En la era digital, la desinformación puede propagarse rápidamente a través de redes sociales, alcanzando a miles de personas en cuestión de minutos. Los adversarios de Cuba han utilizado estas plataformas para diseminar noticias falsas y narrativas que buscan socavar la confianza en el gobierno y desestabilizar al país. Según un informe de Blackbird.AI, la desinformación es una herramienta clave en la guerra cognitiva, diseñada para crear confusión, desconfianza y división dentro de la población objetivo​.

Esta estrategia ha sido particularmente efectiva en Cuba, donde la respuesta lenta a las campañas de desinformación ha permitido que estas narrativas ganen tracción. La falta de una respuesta rápida y eficaz no solo deja a la población vulnerable a la manipulación, sino que también permite que las narrativas adversarias se consoliden, dificultando su desmentido posterior​.

Consecuencias de la lentitud en la respuesta

La crisis económica y humanitaria que atraviesa Cuba ha sido agravada por la guerra cognitiva. La combinación de las medidas del bloqueo de EE. UU., crisis económicas y la difusión de desinformación ha creado un ambiente de desesperanza y desconfianza entre los ciudadanos. A pesar de los esfuerzos del gobierno cubano para mantener el control de la narrativa, la lentitud en la implementación de medidas de comunicación efectiva ha permitido que las narrativas negativas dominen tanto a nivel interno como internacional.

Un análisis de la Washington Office on Latin America (WOLA) destaca cómo las políticas de Estados Unidos hacia Cuba, aunque destinadas a mejorar la situación (en referencia a algunas medidas hacia el naciente sector cubano), han sido implementadas de manera lenta, limitando su impacto positivo. Pero lo que no nos dice el informe que esa lentitud de la parte norteamericana forma parte de la estrategia anticubana. Esto, combinado con las campañas de desinformación, ha dejado a Cuba en una posición vulnerable, donde la percepción pública está fuertemente influenciada por narrativas externas que no siempre reflejan la realidad del país​.

Diferencias entre Comunicación Social y Trabajo Político de Partido

Comunicación social es un término amplio que abarca la gestión y difusión de información a través de diversos medios para influir en la opinión pública. Incluye actividades como campañas de información pública, educación masiva y, en el caso de gobiernos, la difusión de propaganda. Su objetivo es crear y mantener un consenso en la sociedad sobre ciertos temas, y en el contexto de Cuba, ha sido utilizado para promover la narrativa oficial y contrarrestar la desinformación.

Por otro lado, el trabajo político de partido se refiere a las actividades organizadas por un partido político, en este caso el Partido Comunista de Cuba (PCC), para movilizar a sus simpatizantes, fortalecer la cohesión ideológica y asegurar el apoyo a las políticas del gobierno. Esto incluye la formación ideológica de los militantes, la organización de eventos partidarios y la implementación de estrategias para influir directamente en la política y la sociedad desde la perspectiva del partido.

Fallas en la Comunicación Social en Cuba

La comunicación social en Cuba ha mostrado serias deficiencias en su capacidad para contrarrestar la guerra cognitiva. Una de las críticas principales es la lentitud en la respuesta a las campañas de desinformación que se difunden a través de las redes sociales y otros medios digitales. En un entorno donde la información puede viajar a velocidades vertiginosas, la demora en reaccionar permite que las narrativas adversas se consoliden y se propaguen, afectando la percepción tanto dentro como fuera del país​.

Además, la comunicación social en Cuba ha sido percibida como excesivamente controlada y rígida, lo que limita su capacidad para adaptarse a las nuevas dinámicas de consumo de información. Esta falta de flexibilidad puede hacer que las respuestas del gobierno sean percibidas como desconectadas de la realidad cotidiana de la población, lo que erosiona la confianza pública y reduce la efectividad de las campañas informativas oficiales​. A nivel nacional se ha esperado que los diferentes actores actúen con autonomía, pero esto tampoco ha sido efectivo, pues a mentalidad de esperar indicaciones desde arriba los ha paralizados.

Hay que destacar, que no existe conciencia sobre el anacronismo de que la táctica de no responder a las narrativas y propagandas enemigas, para no "darle relevancia" trae como consecuencia efectos contrarios. Prueba de ello han sido las campañas contra los servicios médicos cubanos en el exterior. 

Fallas en el Trabajo Político de Partido en Cuba

El trabajo político de partido, que históricamente ha sido un pilar en la estructura de poder en Cuba y de consenso nacional, también enfrenta desafíos significativos. La crisis económica, agravada por los efectos del bloqueo norteamericano y la pandemia, ha debilitado la capacidad del PCC para movilizar a la población y mantener la cohesión ideológica. La insatisfacción creciente y la percepción de que las necesidades básicas no están siendo satisfechas han generado un descontento que socava la eficacia del trabajo político del partido.

Además, el trabajo político de partido ha mostrado dificultades para adaptarse a las nuevas realidades sociales y tecnológicas. Las estrategias tradicionales de movilización y propaganda política pueden no ser suficientes en un contexto donde las redes sociales permiten a la población acceder a una variedad más amplia de narrativas y opiniones, muchas de las cuales desafían la narrativa oficial promovida por el partido​.

Esto quedo demostrado cuando surgieron las llamadas Pañoletas Rojas (organización fantasma surgida de la nada), que públicamente  monopolizaron la "acción de los jóvenes revolucioanrios" cubanos después de las protestas en Cuba y la UJC, se vio relegada al anonimato. 

La interrelación entre las fallas

Las fallas en la comunicación social y en el trabajo político de partido no solo son problemas aislados, sino que están profundamente interconectadas. La incapacidad de la comunicación social para manejar eficazmente la guerra cognitiva debilita el trabajo político del partido, ya que una población expuesta a la desinformación y la manipulación puede volverse más difícil de movilizar y menos receptiva a la narrativa del partido. A su vez, un trabajo político de partido ineficaz debilita la capacidad del gobierno para implementar estrategias de comunicación social que resuenen con el público y fortalezcan la cohesión ideológica.

Estrategias para contrarrestar la guerra cognitiva

Para contrarrestar los efectos de la guerra cognitiva, es fundamental que Cuba mejore la velocidad y eficacia de su respuesta a las campañas de desinformación. Esto implica no solo una reacción rápida ante la difusión de noticias falsas, sino también el fortalecimiento de la comunicación estratégica y la construcción de resiliencia en la población. Es esencial aumentar la conciencia pública sobre las tácticas de la guerra cognitiva y fomentar el pensamiento crítico para que las personas puedan evaluar de manera más efectiva la información que reciben​.

A nivel institucional es necesario crear una unidad programada y dedicada a la lucha en las redes, especialmente en el contexto de la guerra cognitiva y la ciberseguridad. 

Conclusión

La guerra cognitiva contra Cuba es un desafío complejo que requiere respuestas rápidas y efectivas en el campo de la información y la comunicación. La lentitud en la toma de decisiones ha permitido que las narrativas adversarias se afiancen, exacerbando las dificultades económicas y sociales que enfrenta el país. Para contrarrestar estos efectos, es vital mejorar la velocidad y eficacia de la respuesta a las campañas de desinformación, fortalecer la comunicación estratégica y fomentar la resiliencia en la población cubana. Solo así se podrá mitigar el impacto de la guerra cognitiva y proteger la integridad del país frente a estos ataques sofisticados.

En el contexto de la guerra cognitiva, es crucial que Cuba revise y modernice tanto su enfoque de comunicación social como su estrategia de trabajo político de partido. Sin una mejora en estos dos frentes, el país continuará enfrentando desafíos significativos para contrarrestar las narrativas adversas y mantener la estabilidad social y política. La velocidad, la adaptabilidad y la conexión con las realidades de la población son elementos esenciales que deben ser fortalecidos para asegurar la eficacia en la lucha contra las amenazas cognitivas.

Notas:

Este artículo tiene únicamente el objetivo de concientizar y lograr fomentar el debate sobre el tema expuesto.

Fuentes consultadas:

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Copyright © Henrik Hernandez 2024

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