Naturaleza

El sijú, joya viviente de nuestra fauna

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Len Worthington, CC BY-SA 2.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0>, via Wikimedia Commons

Cuenta el Talmud, que el búho, viendo las injustas diferencias entre los hábitos alimenticios de los animales, donde los depredadores se comían a los herbívoros, decidió cambiar las cosas, se reunió con los animales y todos hicieron el pacto de no comerse los unos a los otros, pasado el tiempo, los animales se rebelaron contra lo que entendieron injusto, atacaron al búho y restablecieron el orden anterior. Desde entonces el búho, se posa en las ramas, con los ojos bien abiertos, observando y estudiando el mundo. De ahí surge el mito de la sabiduría buhense y el simbolismo de la misma.

En Cuba, contamos con el búho más pequeño de la especie de lechuzas, como también se les conoce en nuestra tierra. Es un ave endémica, aunque hay fuentes que aseguran que su hábitat se extiende por todas las Antillas Mayores. Hablamos del Sijú Platanero (Glaucidium sijú). Prácticamente, se le localiza en todo el territorio nacional, en bosques y arboledas. Tiene el hábito de acercarse a casas en los suburbios de pueblos y ciudades, siempre y cuando existan árboles altos.

Esta ave rapaz, de costumbre crepuscular y nocturna, es un hábil cazador, que frecuenta mucho las plantaciones de plátanos en busca de alimentos, de ahí que en su nombre vulgar se emplea la palabra”platanero” y sijú es de procedencia de uno de los idiomas de los aborígenes, que también le llamaban”cuyaya”. Es escurridiza y difícil de ver, pero se le suele escuchar y permite acercarse a las personas. Suele volar lentamente a cortas distancias, pero en la caza es veloz. Es carnívora y voraz, por lo que mantenerla en cautiverio no es tarea adecuada, pues su esperanza de vida se acorta.

El Sijú Platanero se nutre de insectos, larvas, lagartijas, y otros animalitos que tragan enteros si son pequeños; si son mayores los despedazan antes de ingerirlos; en realidad es muy voraz. Contribuye al control natural de dañinos insectos, beneficiando con su perenne labor a la agricultura y los bosques.

Tiene la capacidad de girar su cabeza casi en 180 grados, lo que le permite tener un amplio control visual del área donde se encuentra. Tienen un tamaño de unos 17 – 18, 5 centímetros, de cuerpo compacto, la parte superior de la cabeza es castaño claro y moteados blancos. Su espalda es castaña y barrados blancuzcos, en la parte de la nuca tiene unas manchas oscuras a modo de ojos falsos, posiblemente, un marcado defensivo en el camuflaje, su cara y garganta son pardo claras amarillentas.

El pecho es blanco con moteados castaños, y las partes inferiores son blanquecinas. De cola corta oscura con barrados blancos. Pico verdoso y ojos grandes amarillos que le permiten observar a distintos lugares al unísono. Patas cortas cubiertas de plumas blanquecinas y dedos verdosos.

Sus pichones y especímenes juveniles tienen el dorso castaño rojizo, sin barrados y la parte superior de la cabeza sin moteados y el vientre frecuentemente con manchas rayadas oscuras.

El macho corteja a la hembra al comienzo de la primavera, levantando la cola. La hembra suele poner 3 – 4 huevos entre marzo y abril en huecos perforados por los carpinteros en troncos de palmas.

En Cuba existe una plataforma de correo instantánea que porta el nombre de Sijú, la única condición para utilizarla es poseer un correo nauta.


Se cuenta que nuestros mambises imitaban su sonido, para comunicarse entre sí y alertarse sobre los movimientos enemigos.

Fuentes: 

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