Cultura

El Gorrión y la cubanía

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Existen varias especies de gorriones. Lo interesante de estas aves es que se encuentran prácticamente distribuidas en todo el mundo, excepto en la Antártida. Ha sido un eterno compañero del ser humano, que ha contribuido a su distribución.

En Cuba encontramos al Gorrión Común, que científicamente porta el nombre de Passern domesticus. Se desconoce a ciencia cierta, cómo y cuándo llegó el gorrión a Cuba, pero al parecer fue traído a nuestra tierra por los conquistadores españoles al comienzo de la colonización.

Cuenta una leyenda, que unos gaitos trajeron unos jaulones, con algunos ejemplares de estas aves, pero al llegar al puerto y conocer que estaba prohibida la importación de los mismos, para no sufrir las consecuencias de las medidas aduanales, decidieron abrir las portezuelas y los pobres pajaritos, que habían sufrido el cautiverio en travesía marítima de casi tres meses, inmediatamente abandonaron la nao y se dirigieron a tierra. Comenzando con ello la colonización aérea de nuestro país*.

El Gorrión Común procede de Eurasia y el Norte de África. Cohabitan con los humanos y se han adaptado perfectamente a ambientes urbanos, tanto en grandes ciudades como pueblos solitarios, incluso en ruinas de poblaciones destruidas. Se alimentan de semillas, insectos y hasta de desperdicios del hombre. No muestra temor ante el ser humano y bajan al suelo en busca de alimentos en presencia de este. Pero si en algún lugar lo maltratan es receloso y tímido.

El Gorrión Común tiene plumaje pardo, variado de negro y rojizo, la parte central y superior de su cabeza gris y castaño grisáceo en sus lados. Posee una línea negra que pasa por debajo de sus ojos y un collar en su pecho del mismo color. Las hembras tienen un aspecto menos colorido y su gris es más uniforme.

Es un ave alegre, inquieta y dotada de inteligencia no presentes en otras aves. Tiene unos 15 centímetros de longitud, pesan unos 30 gramos. Los machos suelen ser un poquito más grandes que las hembras. Pueden vivir en cautiverio unos 13 años y en libertad unos 7.

Conforman parejas monogámicas. Construyen nidos con paja, plumas, pedazos de telas y ramitas. En cada primavera realizan hasta cuatro puestas con un máximo de cinco huevos cada una. La incubación es de dos semanas y ambos padres participan en la misma.

A las dos semanas nacen los polluelos conocidos como Gurriatos, los cuales son alimentados por sus padres. A los catorce días de nacidos exhiben un plumaje semejante al de la madre.

Su caminar en tierra es más bien saltos pesados pero rápidos. Vuela con grandes esfuerzos, lo cual no le impide franquear grandes distancias. Tiene comportamientos diferentes con otros animales, manifiesta simpatía con el caballo, le roba el alimento a las gallinas, se enfrenta con algunas aves y lucha ferozmente con los rivales en época de apareamiento.

Para el cubano el gorrión no pasa de ser solo un ave, si no que ha marcado su cultura. Es común que alguien te pregunte sí “tienes gorrión” u oigas la expresión de que "fulano anda con gorrión", para definir el estado de ánimo de una persona con melancolía o que siente añoranza por alguien o algo.

Ángel Gutiérrez Fernández nos dice que, durante la guerras de los Diez Años, los cubanos llamaban a los soldados españoles rayadillos, pero estos se auto reconocían como “gorriones”, al sentirse identificados con este pajaro de forma simbólica. Un día, el primero de abril de 1869 en la Plaza de Armas de La Habana, encontraron un gorrión muerto. Al cual le rindieron todos los honores militares en el Castillo de la Real Fuerza.

"El gobernador y las autoridades de la ciudad enviaron coronas y ramos de flores. Una inmensa concurrencia acudió hasta la medianoche para contemplar al héroe, ofrecerle obsequios y dedicarle sonetos, pies forzados, entre otros honores”.

Fue exhibido en Matanzas, Cárdenas y Puerto Príncipe, con todas las pompas funerales. Para luego ser regresado a La Habana y sepultado en el Cementerio de Colón, donde se dice que aún hoy se puede visitar su tumba.

También Gutiérrez nos narra que en Santiago de las Vegas los peninsulares eran llamados gorriones y los criollos bijiritas. En esa población, en el campanario de la iglesia Santiago Apóstol, de esa localidad, se posaban muchos gorriones y una lechuza caído el día se dedicaba a cazarlos, lo cual era todo un espectáculo para los vecinos y eso se interpretó por las autoridades coloniales como una fiesta patriótica, que había ponersele fin. Entonces el jefe militar español se presentó en el lugar con un fusil dándole muerte al desdichado búho por tanta cubanía.

Notas:

* Esta leyenda, al parecer es un criollismo, que nada tiene que ver con la realidad, lo mas seguro es que viajarán como polizones en las embarcaciones.

Gaito(s) - forma popular de llamar a las personas procedentes de Gálica (España) en algunas regiones de Cuba

Fuentes:

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