Historia

¡Lucharon, como fieras!

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Las luchas del pueblo cubano han sido marcadas por acciones que asombran al más ducho, en las materias históricas. Sin embargo, hay una página de nuestra historia, escrita el 8 de octubre de 1871. Ese día en las sabanas del Camagüey, al sur de la ciudad en la finca”La Esperanza”, propiedad de Antonio Torres, se libró una escaramuza memorable para todos los tiempos: el rescate de Sanguily.

Antecedentes.

El Brigadier Julio Sanguily, debido a una herida en la pierna, lo que requería ayuda para montar y desmontar su cabalgadura, además necesitaba ser amarrado a la silla para participar en los combates, marchas y contramarchas. Mientras las huestes agramontinas descansaban de más de un mes de operaciones militares, al sur de la ciudad de Camagüey, el Brigadier junto a su escolta visitó, el rancho – enfermería de Cirila López Quintero, presumiblemente para dejar tres heridos, lavar su vestuario, descansar y recuperarse de su herida.

Ya en el lugar fue sorprendido por la columna del general español Sabas Marín, compuesta por al menos 120 efectivos*. Auxiliado por su asistente, Luciano Caballero, intentó abandonar el sitio, pero fue hecho prisionero e interrogado por el alto oficial enemigo.

Luciano Caballero logró escapar e informó al capitán Federico Diago, ayudante del Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz. Federico Diago comunicó la noticia a su superior.

Preparación

El Mayor, ni siquiera preguntó con qué fuerzas marchaba el enemigo, sino que en qué lugar se encontraba, ensilló su caballo y escogió a 35 intrépidos, que bajo su mando marcharon al rescate del Brigadier.

Dispuso que el capitán Henry Reeve (El Inglesito) junto a cuatro rifleros de escolta marcharan en la vanguardia como exploradores y el resto de la columna, donde él mismo y su ayudante iban, la puso al mando del comandante Manuel Emiliano Agüero.

Reeve regresó y comunicó la ubicación del enemigo, que cansado y sudoroso se arremolinaba a beber agua del pozo de la finca “La Esperanza”.

La acción

Agramonte desenvaina su machete y arenga a sus hombres, rescatar al Brigadier vivo o muerto o perecer en la demanda, es la única alternativa.

Después de un instante silencioso, con la voz firme ordena“¡Corneta, toque a degüello!”

Intrépida, arrolladora y relampagueante carga al machete, entró por un extremo de la columna enemiga y salido por la otra, arrebatándole el prisionero, que estuvo al punto de ser ultimado por un español, mientras Sanguily gritaba “Viva Cuba Libre” para identificarse, pues llevaba puesto un uniforme enemigo.

Los cubanos solo tuvieron una baja, mientras el enemigo abandonó 11 cadáveres sobre el campo de batalla y varios heridos. Una decena de caballos, monturas, una tienda de campaña, revólveres, sables y muchas municiones cayeron en poder de los patriotas.

Significado

El rescate de Sanguily fue una escaramuza desde el punto de vista militar, pero de tal envergadura que el prestigio de los cubanos en armas aumentó y creció la fe en la victoria. Plantó el germen de la desmoralización dentro del enemigo, pero también del odio personal contra el valeroso camagüeyano.

Agramonte realizó una acción ofensiva, donde el enemigo tenía una superioridad de 4 a 1 y estaba mejor pertrechado y armado, lo cual contradecía las elementales reglas de la guerra.

El propio Mayor dijo: “Mis soldados no pelearon como hombres: ¡Lucharon como fieras!”

Notas:

*Se plantea que la columna enemiga estaba compuesta por unos 300 efectivos, pero la mayoría de los historiadores están de acuerdo en 120 rifleros.

Fuentes:

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