Opiniones

¿Satisfacer al extranjero o escuchar al pueblo?

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Imagen generada por la AI Sofia.

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Por Henrik Hernandez

Este artículo no busca complacer a nadie. Al contrario, fue escrito para incomodar a oportunistas, remover certezas vacías y resonar profundamente en el pueblo que aún cree en la Revolución. En tiempos donde abundan los discursos calculados y las posturas ambiguas, se impone la necesidad de hablar claro, sin disfraces ni concesiones. Porque solo desde la verdad —aunque duela— puede renacer el sentido profundo del proyecto socialista cubano. Y es precisamente eso lo que el debate revolucionario necesita hoy.

Un país en vitrina

Desde hace décadas, Cuba es observada con una lupa. Sus logros sociales, su resistencia frente al bloqueo, su diplomacia activa en el Sur Global… pero también sus contradicciones internas, sus ajustes económicos, sus silencios. Y como país bloqueado, dependiente en cierta medida del turismo, de la inversión extranjera y de la cooperación internacional, se ve empujada a cuidar su imagen pública. Hasta ahí, todo entendible.

Lo preocupante es cuando la política interna parece subordinarse a esa imagen, cuando ciertas decisiones parecen estar más orientadas a “satisfacer al extranjero” —a los inversionistas, a los organismos multilaterales, a ciertos gobiernos amigos— que a responder a las demandas del pueblo cubano.

Políticas con destinatario externo

Algunas decisiones recientes ilustran esa ambivalencia:

Legalización de MIPYMES: se presenta como una respuesta a la necesidad de dinamizar la economía. Pero en la práctica, muchas han reproducido formas de acumulación privadas, mientras se envía una señal de “modernización” hacia afuera.
Aun así, su potencial no debe descartarse completamente: si fueran articuladas a un plan de desarrollo nacional, bajo principios de equidad, podrían jugar un rol útil en determinadas cadenas productivas. El problema no es la existencia de MIPYMES, sino su desarticulación de un proyecto socialista coherente.

Flexibilización del discurso sobre derechos humanos: en ciertos foros, se adoptan posturas dialogantes, que si bien pueden ser tácticas, generan confusión interna si no van acompañadas de explicaciones claras al pueblo.

Proyectos de cooperación cultural o ambiental: en ocasiones parecen diseñados más para cumplir con expectativas externas que para transformar realidades internas.

¿Es casualidad que muchas de estas reformas coincidan con rondas de negociación con la Unión Europea o con reuniones con inversionistas extranjeros? ¿Está el pueblo informado de si existen condicionalidades no explícitas impuestas por actores externos como precio para mantener la cooperación?

La constitucional de 2019 —con su adopción de términos como “Estado de derecho” o la inclusión de figuras como  Presidente de la República, los Gobernadores Provinciales— ilustra también esta ambivalencia política: ¿fue un ejercicio de soberanía jurídica o una concesión lingüística a estándares internacionales? El pueblo merece saber si detrás de estos cambios existieron presiones tácitas de actores externos. Porque no solo se gobierna para el presente: también se legisla para el juicio de la historia.

Otro ejemplo significativo fue la autorización para el sacrificio controlado del ganado mayor (vacuno), presentada como medida para “incentivar el crecimiento de la masa ganadera”. En la práctica, esto rompió con una política histórica que protegía al rebaño y su función estratégica para la seguridad alimentaria nacional. La medida coincidió con una fuerte presión mediática desde Miami, que exigía “liberar” el consumo de carne bovina como símbolo de supuesta libertad económica. El resultado fue abrir un flanco vulnerable en la soberanía alimentaria, sin garantizar un verdadero repunte ganadero, y cediendo espacio al discurso externo que busca asociar bienestar con patrones de consumo ajenos a la realidad cubana.

La apertura al uso masivo de plataformas digitales extranjeras, sin un blindaje cultural y tecnológico paralelo, ya ha comprometido la soberanía informativa del país. Aunque la medida fue presentada como un avance en comunicación y acceso a la información, coincidió con un incremento de campañas digitales hostiles que utilizan esas mismas redes para promover agendas contrarias al proyecto socialista. La ausencia de un ecosistema digital nacional competitivo ha permitido una colonización cultural acelerada y un flujo constante de narrativas externas, muchas de ellas diseñadas desde centros de poder que buscan debilitar a Cuba desde dentro.

Este escenario se agrava por la presencia de actores privados que venden información, imágenes o material audiovisual a medios abiertamente anticubanos. En cualquier otro país del mundo, esto sería tratado como colaboración con el enemigo o incluso como espionaje. Sin embargo, en Cuba, este tipo de prácticas ocurre con total impunidad. La comparación es ilustrativa: en Suecia, por ejemplo, si una persona publica un contenido que pueda interpretarse como “acción que compromete el prestigio de la nación o de sus aliados” y la información alcanza al menos mil visualizaciones, puede ser condenada hasta a tres años de privación de libertad. Y eso sin entrar en los casos en que una organización o individuo trabaje abiertamente para una potencia extranjera, lo que en la mayoría de los países conlleva sanciones penales mucho más severas.

La trampa de la validación externa

En una época marcada por guerras simbólicas, campañas de desinformación y presiones diplomáticas, ser reconocido internacionalmente puede parecer un escudo. Pero ¿a qué costo?

Cuando se gobierna para agradar a otros, se corre el riesgo de perder autenticidad.

Cuando se actúa en función de la imagen, se abandona la profundidad transformadora del socialismo.

Cuando se adopta un lenguaje “aceptable” para ciertos foros, se diluye el lenguaje del pueblo.

No se trata de aislarse: Cuba debe negociar con el mundo, pero desde sus términos.
Como dijo el Che en Punta del Este, 1961: No estamos aquí para complacer oídos diplomáticos, sino para hablarle los pueblos de América.

Ese mismo espíritu exige hoy verdades crudas, sin concesiones al lenguaje políticamente correcto. Porque una Revolución no se mide por su cortesía, sino por su coherencia.

El pueblo como único tribunal

Si el socialismo ha de tener sentido en Cuba, debe tenerlo desde abajo. Desde la vida diaria, desde las esperanzas colectivas, desde la soberanía económica y espiritual del pueblo.

No hay reforma válida sin consulta. No hay apertura legítima si no está fundada en la verdad. No hay política exterior revolucionaria si exige disimulos o disfraces hacia dentro.

¿Qué se debe hacer ante esta ambivalencia?

Reconstruir el vínculo con el pueblo desde la verdad

Explicar las decisiones sin eufemismos.

Escuchar las críticas.

Consultar antes de aplicar reformas.

Hablarle al pueblo, no al extranjero.

Democratizar las decisiones estratégicas

Convertir el Poder Popular en órgano soberano real, no solo formal.

Hacer de las organizaciones de masas espacios de construcción colectiva, no de aclamación pasiva.

Redefinir el modelo económico sin perder el horizonte socialista

Las MIPYMES deben subordinarse a un plan nacional socialista.

Priorizar cooperativas reales, producción social, control obrero.

El capital no puede dictar el rumbo del país.

Volver al pensamiento crítico revolucionario

Promover el estudio del marxismo vivo, no dogmático.

Formar una nueva generación de cuadros desde la reflexión, no desde la obediencia.

Revisar la política exterior desde la soberanía ideológica

Toda cooperación debe respetar la soberanía cubana.

Nada que implique condicionalidades debe aceptarse, ni disfrazado de “diálogo”.

Actuar antes de que el desencanto se transforme en ruptura

El pueblo tiene paciencia, pero también memoria.

No hay socialismo sin pueblo. No hay pueblo sin verdad.

Para terminar

La Revolución no es un producto para exhibir en ferias internacionales. Es el grito de un pueblo que decidió ser dueño de su destino. No necesita maquillajes para ser aceptada, sino coherencia para ser creída. La verdad debe sembrarse primero en casa, porque solo así puede proyectarse con dignidad hacia el mundo.

Al final, solo hay un tribunal que importa: el pueblo en la plaza, el obrero en su taller, la madre en la cola, el joven que exige futuro.

Ante ellos —y solo ante ellos— debe responderse cada ley, cada reforma, cada silencio.

Ante ellos —y solo ante ellos— debe responderse cada ley, cada reforma, cada silencio.

Cuando un país escoge el camino de la beneplácía extranjera, inevitablemente empieza a perder el apoyo de su propio pueblo. La historia demuestra que la complacencia hacia agendas externas no trae estabilidad, sino dependencia y fragilidad. Se abre así la puerta a la intervención foránea, directa o encubierta, que entra no como invasión militar clásica, sino como ocupación política, cultural y económica. Ninguna revolución puede sostenerse si, para ser aceptada afuera, se desconecta de las expectativas y necesidades reales de su pueblo.

Glosario de términos claves:

Ambivalencia política: Contradicción entre discursos o acciones que aparentan una cosa pero hacen otra. En este caso, entre el discurso socialista y ciertas decisiones orientadas a agradar al exterior.

MIPYMES: Micro, pequeñas y medianas empresas. En Cuba, son formas de gestión económica no estatal con potencial productivo, pero también riesgo de desigualdad si no se regulan adecuadamente.

Condicionalidades: Exigencias impuestas por actores externos (como organismos financieros o gobiernos) a cambio de cooperación, financiamiento o reconocimiento.

Poder Popular: Sistema de gobierno cubano basado en la participación ciudadana, a través de asambleas y estructuras locales. Su eficacia real ha sido objeto de debate.

Encadenamiento productivo: Integración organizada de varios actores económicos (estatales, cooperativos, privados) para producir eficientemente dentro de un mismo sector o cadena de valor.

Fuentes consultadas: 

Constitución de la República de Cuba. (2019). Constitución de la República de Cuba. http://cuba.cu/gobierno/NuevaConstitucion.pdf

Decreto-Ley 46. (2021). Sobre las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES). Gaceta Oficial de la República de Cuba, (94). https://www.gacetaoficial.gob.cu/sites/default/files/goc-2021-o94.pdf

Decreto-Ley 88. (2024). Modificativo del Decreto-Ley 46/2021 sobre las micro, pequeñas y medianas empresas. Ministerio de Justicia de la República de Cuba. https://www.minjus.gob.cu/es/noticias/nuevo-decreto-ley-88-regula-funcionamiento-de-las-mipymes

Hernandez, H. (2025, junio 24). Cuba no negocia su soberanía: prefiere el desafío al suicidio. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/cuba-no-negocia-su-soberania-prefiere-el-desafio-al-suicidio/

Hernandez, H. (2025, agosto 2). MIPYMES en Cuba: Entre la ilusión productiva y las distorsiones estructurales. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/mipymes-en-cuba-entre-la-ilusion-productiva-y-las-distorsiones-estructurales/

Hernandez, H. (2025, julio 28). Soberanía bajo asedio: financiamiento externo y guerra híbrida contra los Estados. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/soberania-bajo-asedio-financiamiento-externo-y-guerra-hibrida-contra-los-estados/

Hernandez, H. (2025, julio 21). Socialización de la democracia cubana: una necesidad impostergable. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/socializacion-de-la-democracia-cubana-una-necesidad-impostergable/

Ley No. 148. (2022). Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional. Gaceta Oficial de la República de Cuba, (77). https://www.gacetaoficial.gob.cu/sites/default/files/goc-2022-o77_.pdf

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). (2022). Cuba aprueba la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional. FAO Cuba. https://www.fao.org/cuba/noticias/detail-events/en/c/1513326/

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© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729).

Créditos y colaboración técnica

Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.

La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.

También se ha contado con el contraste teórico y validación conceptual brindados por la inteligencia artificial DeepSeek, utilizada en calidad de herramienta crítica para el análisis institucional y económico.

Declaración legal

Este trabajo ha empleado sistemas de inteligencia artificial como herramientas de apoyo, sin que estas ostenten derecho alguno sobre el contenido final.
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