Cultura

Museo de los Afectos en Alamar

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Alexander Berezhnoy, CC BY 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by/3.0>, via Wikimedia Commons

La naturaleza humana se manifiesta de diferentes formas en cada individuo, mientras unos desdeñan las cosas y objetos, otros las guardan como afectos personales o colectivos.

Dentro de estos últimos encontramos a un anciano, de 98 años, que desde que se retiró de su servicio activo en el cuerpo diplomático de Cuba, dedicó gran parte de su vida a crear un jardín singular en el reparto Alamar, en Habana del Este. Les hablo de Héctor Pascual Gallo Portieles, conocido por todos como Gallo.

Siendo vecino de una zona aledaña, en ese reparto fui testigo del comienzo de ese trabajo, que de una forma u otra hoy se erige como Museo de los Afectos, el cual ha recibido incluso el Premio del Barrio por parte de los CDR.

Héctor acumuló un caudal de objetos obtenidos de sus viajes y estadías en más de 20 países, recuerdos, que se posesionaron de las paredes de su hogar, cuernos de antílope traídos de África adornando esculturas hechas por él y otros no menos interesantes “afectos”, que tuvieron su expansión al exterior y cuando se acabó la materia, llegaron las donaciones de amigos vecinos que facilitaron la continuidad de la obra.

Entre mis recuerdos guardo que en aquellos años iniciales los vecinos le llamaban al lugar el “museo de los tarecos”, y también recibió otros como “de los cachivaches”, “de la chatarra”, hasta lo que ha devenido hoy.

El Museo de los Afectos, es una galería dentro de la vivienda y el espacio abierto aledaño, donde se exhiben diversos y curiosos objetos, pedazos de metales, planchas, máquinas de escribir, chatarra, huesos de animales representando rostros, dibujos y esculturas de todo tipo, formas y tamaños. También se pueden admirar escritos, aforismos, sentencias, refranes, proverbios que nos recuerdan nuestro paso efímero por esta vida: “el silencio también comunica”, “el funerario no quiera que nadie muera, pero desea que su negocio prospere”, “la cara es el espejo del alma”, “cuando sepa lo que ignoro seré sabio”, etc.

Las piezas de este museo nos transmiten una atmósfera de espontaneidad, pero también de intencionalidad al mostrarnos la relación entre el hombre con los artículos y cosas que utiliza durante su vida y la forja de afectos personales entre estos y su portador. Máquinas de coser, sillones y otros, que en un momento cumplieron una función social, se le prolonga su vida útil, mostrándose como pieza de este museo y recordatorio de determinadas personas vivas o que ya han abandonado este mundo, lo que crea el afecto entre el objeto en sí, el creador del museo y la identificación con el sentir de cada visitante, al conocer la historia detrás de la pieza.

Hoy, expuesto a la inclemencia del tiempo, la salinidad del mar secano, combate contra el tiempo el Museo de los Afectos, hasta que un día sean barridos de la misma forma que el viajero que los portaba.

El tiempo es implacable, tanto el hombre como los afectos son pasajeros, pero nos dejan un grato recuerdo durante nuestro viaje por la vida. 

Notas:

CDR - Comités de Defensa de la Revolución.

Premio del Barrio - premio que otorgan los CDR en reconocimiento popular por la labor social a instituciones y proyectos. 

Fuentes: 

 

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