La huella china en Cuba: Historia, contribuciones y vínculos centenarios

La presencia de la comunidad china en Cuba ha dejado una marca distintiva en la historia y la cultura de la isla. Desde sus primeros contactos hasta el presente, los chinos han desempeñado un papel significativo en diversos aspectos de la vida cubana. Este artículo explorará la presencia histórica de los chinos en Cuba, desde sus primeras llegadas hasta su influencia actual.

Se ha planteado la posibilidad de que chinos hayan llegado a Cuba antes de la llegada de Cristóbal Colón en 1492. Aunque no hay evidencia concluyente al respecto, algunas teorías sugieren contactos tempranos a través de rutas comerciales asiáticas. Este tema sigue siendo objeto de investigación y debate entre los historiadores.

Un mapa chino de 1763 atribuye al navegante Zheng He, originario de Shanghai y considerado el mayor lobo de mar de China, el orgullo de ser el primero en haber avistado y pisado el continente americano. Este mapa en el que aparecen América y Oceanía, décadas antes de la llegada de Cristóbal Colón, es el origen de una controvertida teoría acerca del verdadero descubridor de América.

Gavin Menzies, ex-comandante de la Armada británica, aseguraba en su controvertido libro 1421, el año en que China descubrió el mundo, que en el segundo viaje, Cristóbal Colón descubre indicios de la presencia china en Cuba. Pero dejemos que sea el propio Gavin Menzies, quien nos narre: “En el verano de 1494, en el Segundo viajé, Colón ancla sus barcos frente a Cuba cerca de un hermoso palmeral para conseguir agua dulce y madera.

Mientras el grupo de desembarco cortaba madera y llenaba su barril de agua, un arquero se adentró en el bosque en busca de caza, solo para regresar unos minutos más tarde para relatar una experiencia desconcertante y aterradora.

... Se había topado con una banda de unos treinta indios bien armados ... tres hombres blancos estaban en compañía de los nativos.

Los hombres blancos, que vestían túnicas blancas que les llegaban hasta las rodillas, inmediatamente vieron al intruso... uno de ellos se acercó al cazador y comenzó a hablar”.

Esto, unido a supuestos juncos chinos hundidos o naufragados en aguas de las Bahamas, al norte de Cuba, y la evidencias cartográficas, sirven para que Gavin Menzies nos afirme de la presencia de chinos en Cuba antes de la llegada del Gran Almirante.

No obstante, hasta donde llega mi conocimiento no existe evidencia histórica o escritos confiables que respalden la presencia de chinos en Cuba antes de la llegada de Cristóbal Colón en 1492. Los registros históricos y las investigaciones arqueológicas no han proporcionado pruebas de una presencia china en las Américas en general, ni en Cuba en particular, antes del contacto con los europeos.

La historia de la presencia china en Cuba es fascinante, pues desde el siglo XVI existe documentación notarial de la presencia de residentes chinos en Cuba. En la centuria de los 1800, como resultado de la Guerra del Opio, franceses y británicos obligaron al gobierno chino a autorizar la migración masiva de sus súbditos.

Entre 1847 y 1874 arribaron a Cuba 150.000 “trabajadores chinos”, 95 000 de ellos llegaron desde la China continental en barcos desde la colonia portuguesa de Macao. Otros procedían de toda Asia, desde la Filipina española hasta el Hong Kong británico, pasando por la Indochina francesa. Eran transportados de la misma forma que los africanos.

Se conoce que a finales de los 1800 se encontraban en Cuba unos 14 863 chinos. Ese tráfico inhumano terminó cuando el Imperio Chino lo prohibió en 1873.

Los chinos, conocidos como “coolies”, fueron engañados por los traficantes con contratos de trabajo temporal de 8 años de servicio. Al arribar a Cuba eran sometidos a condiciones de explotación semejante a las aplicadas a los esclavos. Muchos trabajaron en las plantaciones cañeras y en la construcción de ferrocarriles.

Muchos de esos inmigrantes chinos fueron empleados en la construcción de la Trocha de Júcaro a Morón y también en la Mariel a Majana, realizando tareas de gran relevancia como la edificación de fortificaciones y la construcción de infraestructuras para obstaculizar el avance de las fuerzas independentistas.

Cuando se produjo el Grito de Yara, dando comienzo la Guerra de los Diez Años, muchos chinos hicieron causa común con los rebeldes cubanos y se involucraron en diversos aspectos. Algunos chinos residentes en la isla se unieron a las filas de los mambises. Su participación fue variada, y muchos de ellos lucharon valientemente en las batallas por la independencia de Cuba.

Algunos coolies, al concluir sus contratos, se dirigieron a las ciudades y poblados y se convirtieron en empleados domésticos, de comercios, lavanderías y restaurantes. Algunos desde el comienzo se destacaron como galenos acudiendo a las plantaciones para atender las dolencias de sus compatriotas.

Hubo una segunda ola migratoria china a Cuba, cuando unos 5.000 individuos, de los llamados chinos “californianos”, nombrado así en alegoría al lugar al que acudieron durante la Fiebre del Oro y de donde se vieron obligados a huir tras las manifestaciones sinofóbicas que tuvieron lugar en este territorio estadounidense.

Es de señalar el ingreso de unos 30 000 chinos a Cuba, entre 1919 y 1925, lo cual se puede clasificar como un tercer influjo de migración. Hay que destacar que algunos investigadores nos dicen que en 1950 se produjo otro flujo migratorio de personas chinas.