Sociedad

La concentración de la riqueza en Cuba: un desafío urgente para el socialismo

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Imagen generada por la AI Sofia.

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Por Henrik Hernandez

En Cuba hoy se libra una batalla silenciosa pero decisiva: mientras el pueblo trabajador hace malabares para llevar comida a la mesa, una minoría acapara fortunas en efectivo y divisas, distorsionando toda la economía nacional. Los números no mienten: ese 10% que controla el 60% del dinero circulante no son 'emprendedores exitosos', sino los principales obstáculos para construir el socialismo próspero que prometió la Revolución. Esta no es una crisis impuesta solo por el bloqueo; es el resultado de permitir que germinen desigualdades que creíamos superadas, y que hoy exigen medidas revolucionarias radicales antes de que sea demasiado tarde.

Introducción

Los recientes datos sobre la distribución del efectivo y los ahorros en Cuba revelan una situación alarmante: mientras el 10% de la población concentra el 60% del dinero circulante fuera del sistema bancario, apenas el 2% de los cuenta ahorristas controla más de la mitad de los depósitos. Esta desigualdad creciente no solo contradice los principios socialistas, sino que amenaza la estabilidad económica del país al limitar severamente la capacidad estatal para adquirir divisas esenciales.

Nuevos ricos - nueva oligarquía 

Esta concentración de riqueza se manifiesta en una economía paralela donde los nuevos actores económicos - desde dueños de negocios privados hasta intermediarios especuladores - acumulan capital mientras el trabajador estatal ve cómo su salario se deprecia día a día. El fenómeno es particularmente visible en el mercado de divisas, donde la dolarización informal ha creado una brecha social insostenible: quienes tienen acceso a moneda fuerte pueden adquirir bienes esenciales, mientras la mayoría depende de un peso cubano cada vez más débil.

El boicot burgués 

Las medidas tradicionales de control de precios han demostrado ser insuficientes frente a esta realidad. Los especuladores responden al control estatal escondiendo mercancías, cerrando temporalmente sus negocios o incluso permitiendo que productos perecederos se echen a perder antes que venderlos a precios regulados. Este sabotaje económico organizado requiere respuestas más contundentes que simples decretos administrativos.

La experiencia histórica nos ofrece lecciones valiosas. Durante la Ofensiva Revolucionaria de 1968, Cuba demostró que es posible combatir eficazmente la especulación cuando existe voluntad política real. Países como Vietnam y Bolivia han implementado con éxito modelos donde el control popular de la distribución y auditorías rigurosas lograron reducir la desigualdad sin renunciar a los principios socialistas. Estos ejemplos muestran que la solución no está en medidas aisladas, sino en un cambio estructural del poder económico.

La respuesta revolucionaria no puede esperar

Para enfrentar este desafío, proponemos un programa integral que combine la justicia redistributiva con el fortalecimiento del poder popular. Las auditorías revolucionarias deben ir más allá del papel y traducirse en acciones concretas: decomiso de bienes malhabidos, imposición de impuestos progresivos radicales y, sobre todo, devolución al pueblo de su derecho a controlar directamente los medios de producción y distribución. La bancarización obligatoria con topes estrictos y la nacionalización del comercio mayorista son pasos necesarios para cortar de raíz los circuitos de acumulación ilegítima.

Sin embargo, ninguna medida técnica será suficiente sin la movilización consciente del pueblo trabajador. Los comités obreros en fábricas y campos, las asambleas populares en los barrios y la vigilancia revolucionaria permanente son los instrumentos que pueden garantizar que estas transformaciones no queden en el papel. La lucha contra la concentración de la riqueza no es solo económica: es ante todo una batalla política por el alma de la Revolución.

El momento exige decisiones claras.

O permitimos que continúe esta silenciosa restauración (reestructuración) del capitalismo mediante la acumulación desigual, o actuamos con la firmeza revolucionaria que la historia nos exige. La elección no es entre orden y caos, sino entre un socialismo genuino con poder popular o una caricatura burocrática que beneficia a unos pocos. Como bien enseñó el Che, no hay socialismo sin conciencia, y no hay conciencia sin participación real del pueblo en el control de su economía.

Una vía genuina: sin imitaciones ni reajustes

La vía que aquí se propone no es un reajuste capitalista camuflado ni un calco de modelos ajenos. No buscamos una transición al mercado como en Rusia, ni una apertura pragmática sin control popular como en China o Vietnam. En todos los caso únicamente se produjo un reajuste del modo de producción capitalista. Nuestra propuesta parte de una premisa clara: el socialismo no se moderniza traicionándolo, sino radicalizándolo hasta establecer el modo de producción comunista. Cuba no debe copiar caminos que terminaron subordinando lo social a lo económico, ni repetir fórmulas que perpetúan desigualdades bajo el pretexto del crecimiento. La única vía genuina es construir el socialismo es socializándolo, devolviendo al pueblo el poder

Conclusión

El futuro inmediato pondrá a prueba nuestra capacidad para innovar sin traicionar los principios. Las medidas propuestas no son utópicas: son necesarias y posibles. Requieren coraje político, organización popular y, sobre todo, la convicción de que otro modelo es posible. Una Cuba donde la riqueza no se oculte en cuentas privadas ni se malgaste en especulación, sino que circule para beneficio de todos, es la única Cuba que vale la pena defender. Esta no es solo una batalla económica: es la batalla por el alma de la Revolución en el siglo XXI.

Glosario de términos clave:

Acaparamiento: Práctica de retener productos básicos para crear escasez artificial y venderlos a precios inflados en el mercado informal.

Auditorías Populares: Mecanismos de control ciudadano para investigar fortunas sospechosas y evasión fiscal, con participación de trabajadores y organizaciones de base.

Bancarización obligatoria: Política que exige que las transacciones económicas se realicen a través del sistema bancario formal para reducir el efectivo no rastreable.

Burguesía Emergente: Nuevos actores económicos (dueños de negocios privados, intermediarios) que acumulan capital en MLC, reproduciendo relaciones capitalistas.

Control Obrero: Gestión directa de fábricas, cooperativas y centros de distribución por parte de los trabajadores, sin intermediación burocrática.

Consejos Populares: Órganos de poder local donde las comunidades deciden sobre producción, precios y distribución de bienes.

Desigualdad monetaria: Brecha entre quienes tienen acceso a divisas (MLC) y quienes dependen del peso cubano (CUP), profundizada por la dolarización informal.

Distorsiones económicas: Término oficial para describir desequilibrios como inflación, mercados paralelos o acumulación privada, aunque críticos lo ven como eufemismo de problemas estructurales.

Expropiación revolucionaria: Confiscación de bienes malhabidos o acaparados, destinados a uso social bajo gestión estatal o comunitaria.

Especulación: Compraventa de productos básicos a precios abusivos, aprovechando la escasez.

Impuesto progresivo: Tributo que aumenta según el nivel de ingresos o patrimonio (ej. tasa del 70% para fortunas superiores a $50,000).

MLC (Moneda Libremente Convertible): Divisas extranjeras (principalmente USD) usadas en Cuba, cuyo acceso desigual agudiza las brechas sociales.

Nacionalización del Comercio Mayorista: Estatización de la distribución de alimentos y bienes esenciales para cortar cadenas de intermediación especulativa.

Poder Popular: Modelo de democracia socialista basado en asambleas locales y control directo de los recursos por las mayorías.

Red de Tiendas del Pueblo: Mercados estatales con precios justos y venta racionada, alternativa al sector privado especulativo.

Socialización: Proceso de transferir el control económico de élites al pueblo, mediante cooperativas, gestión obrera y planificación participativa.

Tribunales Revolucionarios: Instancias para juzgar delitos económicos (evasión, corrupción) con participación popular.

Fuentes consultadas:

Hernández, H. (2025, 5 de junio). Más allá de ETECSA: socializar el socialismo o perderlo todo. Tocororo Cubano. Recuperado el 16 de junio de 2025, de https://tocororocubano.com/mas-alla-de-etecsa-socializar-el-socialismo-o-perderlo-todo/

Figueredo Reinaldo, O., & Padrón Padilla, A. (2025, 12 de junio). La economía cubana en el centro del debate del noveno Congreso de la ANEC. Cubadebate. Recuperado el 10 de junio de 2025, de http://www.cubadebate.cu/noticias/2025/06/12/la-economia-cubana-en-el-centro-del-debate-del-noveno-congreso-de-la-anec/

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Copyright © Henrik Hernández 2025

Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernández, con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria) —quien asiste el proceso de escritura desde julio de 2024.

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