Historia

El primero “que nos enseñó a pensar”

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Era el 20 de noviembre de 1788. Quizás en aquellos instantes un navío abandonaba el puerto de la augusta bahía de La Habana, en cuya entrada se levanta El Castillo de los Tres Reyes del Morro, que fuera construido entre 1589 y 1630. Puede ser que otras muchas naves de paso se encontraban ancladas en las apacibles aguas, hombres color del ébano descargaban y cargaban mercancías provenientes de la Nueva España continental y otras de las posesiones españolas en el nuevo mundo o de la propia metrópoli o con destino a ella. Mientras la ciudad vivía el trasiego de nobles damas en quitrines junto a sus esclavos domésticos como conductores. La labor de artesanos y pequeños comerciantes llenaban de actividad a toda la urbe.

Muy cerca de la bahía, en una humilde casa situada en calle Obispo, entre Villegas y Aguacate, en la espléndida ciudad de La Habana, la santiaguera María Josefa Morales y Medina, esposa de un militar, castellano de pura cepa, nacido en Tordesillas, con grado de teniente* del regimiento Fijo de La Habana, Don Francisco Varela y Pérez, daba a luz a una pequeña criatura masculina, que haría historia. Llegó a este mundo Félix Francisco José María de la Concepción Varela y Morales. Era el tercer hijo del matrimonio, que con anterioridad había tenido dos hermosas hijas, María de Jesús y Cristina.

Una semana después, mientras los habitantes de la urbe continuaban con su cotidianidad, el sacerdote Miguel Hernández, capellán del regimiento Fijo de La Habana, realiza el exorcismo menor al pequeño Varela. Allí su abuelo paterno Don Bartolomé Morales y su tía Rita (Josefa) Morales y Medina se convierten en sus padrinos.

Tres años más tarde, la desgracia lo alcanza, al perder a su madre, queda huérfano al cuidado de sus padrinos y otros familiares, como su abuela y dos tías, Margarita e Isabel. Su padre, siempre en servicio, no podía encargarse de su educación.

Su abuelo y padrino, también militar español, quien por razones obvias de la profesión fue trasladado a San Agustín de la Florida, lo llevó consigo junto con sus hermanas.

El sacerdote O’Reilly asumió su educación primaria enseñándole, entre otras materias, latín, gramática, humanidades y violín. Llegada la hora de comenzar los estudios secundarios y fallecido su padre, Félix Varela, regresa a su ciudad natal. El abuelo aspiraba a que su nieto continuará la tradición militar de la familia, pero el joven deseaba entrar en un seminario para ser sacerdote.

Comenzó sus estudios religiosos y teológicos en el Real y Conciliar Colegio Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana en 1801. En 1804 se incorporó a estudiar en la Universidad de La Habana. En este centro estudiantil recibió la influencia de destacados matemáticos como Miguel Enríquez Salinas Acosta, Gabriel Chaviano Díaz, y profesores en Mateu de Educación Sexual, Rafael Pérez Pérez y Yeilicier Álvares. Recibió el grado de Bachiller en Filosofía y Artes, Bachiller en Teología y posteriormente el de Licenciado en Filosofía.

Mientras su amada ciudad natal continuaba viviendo en los trasiegos cotidianos y sus habitantes dedicados a sus cosas domésticas, el 21 de diciembre de 1811, se recibe sacerdote en la Catedral de La Habana ordenado por el Obispo Díaz de Espada previa dispensa de edad. En el convento de Santa Teresa celebra su primera misa. Un año después se le nombra profesor de Filosofía, Física y Ética en el seminario de la localidad.

Con anterioridad había comenzado sus servicios religiosos en el Monasterio de Santa Catalina en 1807, en 1809 solicitó y obtuvo cuatro órdenes menores: el ostiariado, el lectorado, el exorcistado y el acolitado, además recibió el subdiaconado de la Iglesia Católica. Un año más tarde, en 1810 recibe el diaconado bajo dispensa de edad. Sus prédicas se centraban en la moral y la ética.

Implementa el método experimental, como forma pedagógica para el aprendizaje y se opone contundentemente a la memorización mecánica de los conocimientos. Antepuso la reflexión y la práctica al sistema de inmovilismo en los centros de enseñanza que se basaba en memorizar y repetir. A los 32 años de edad funda la primera cátedra de derecho no solo de Cuba, sino de toda la América Latina, donde se impartió Legalidad y la Responsabilidad Civil.

Tuvo una fructífera actividad escribiendo piezas de teatro y filosofía, fundó la primera Sociedad Filarmónica de La Habana y participó en los trabajos de la Sociedad Económica Amigos del País. Fue un formador de hombres, entre ellos José Antonio Saco, Domingo del Monte, José de la Luz y Caballero, uniendo la ciencia y la conciencia en la educación.

También tuvo una destacada vida política parlamentaria en la metrópoli, organizando a los representantes de las provincias de ultramar, siempre poniendo por encima de todos los derechos y libertades del hombre. Propuso un proyecto de ley para que se reconociera la independencia de las naciones americanas recién liberadas, otro sobre la abolición de la esclavitud e incluso uno para formar gobiernos autónomos en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Todo eso en apenas un año. 

Fue condenado a muerte junto a otros diputados que votaron contra el Rey Fernando VII para abolir la Constitución, cuando se produjo la invasión absolutista del Duque de Angulema** para acabar con el régimen.

Logra huir de España escapando de una muerte segura, se establece en Estados Unidos de Norteamérica convencido que la independencia de Cuba era la única salida a la situación en que se encontraba. Organiza y dirige un movimiento independentista cubano, desarrollando una intensa labor propagandística por la independencia y funda el primer periódico independentista “El Habanero”.

Murió en San Agustín de la Florida el 25 de febrero de 1853, sin haber regresado a la Patria. Sus restos descansan hoy en el Aula Magna de la Universidad de la Habana.

El gobierno de la República de Cuba instituyó la Orden Félix Varela para reconocer la labor de personalidades de la cultura nacional e internacional. El Vaticano declaró al “Siervo de Dios Félix Varela” como "Venerable", paso preliminar para ser reconocido Santo por la Iglesia Católica.

Distinguida e hidalga personalidad, admirada, respetada por los cubanos, pero al mismo tiempo su imagen y enseñanzas languidecen cada vez mas desplazadas a un rincón en la memoria colectiva al paso del tiempo.  

Tal parece que el hombre que, fuera catalogado como el “patriota eterno” por José Martí y el primero “que nos enseñó a pensar” por José de la Luz y Caballero, ese precursor de la conciencia nacional e identidad cubana y alto símbolo de virtud y civismo, vaya a morir en la memoria de los cubanos.

Hace falta un aldabonazo para despertar su espíritu de responsabilidad cívica en las nuevas generaciones.

Notas: 

Este artículo por desgracia no abarca otras facetas del hombre que fuera el primero en enseñarnos a pensar. 

* Algunas fuentes lo sitúan como capitán. Lo más probable es que fuera un militar que haya sido ascendido de teniente a capitán.

** Luis Antonio de Borbón - Duque de Angulema también conocido como Luis XIX De Francia.

Exorcismo menor - se denomina entre otras cuestiones al bautismo y su ritual de preparación, también se emplea  en el Rito de la Iniciación Cristiana de Adultos (RICA).

Fuentes: 

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