El lenguaje como trinchera: cuando adoptamos la conceptualidad del enemigo
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
Este artículo es un manual de contraofensiva lingüística. Su mensaje central es claro e inapelable: quien cede en las palabras, cede en la lucha de clases. No se trata de purismo semántico, sino de la conciencia de que el lenguaje estructura la realidad. Como afirmara Fidel: “La cultura era el escudo y la espada de la nación”; si permitimos que el enemigo dicte los términos, habremos perdido la mitad de la batalla antes de que esta comience.
"No es purismo semántico: es saber que quien define las palabras, define el mundo."
Henrik Hernandez
Introducción
En la guerra ideológica, las armas no son solo los cañones ni las medidas coercitivas: también lo son las palabras. Quien controla el lenguaje, controla el marco mental desde el cual las personas interpretan la realidad. Y en este campo, el enemigo ideológico no duerme. Ha sabido imponer, a través de la repetición mediática, el sistema académico internacional y la maquinaria cultural, un conjunto de términos que, al ser aceptados sin cuestionamiento, deforman nuestra percepción de la lucha y erosionan nuestra claridad política.
Uno de los ejemplos más visibles es el uso del término “sanciones” para referirse a lo que en realidad son medidas coercitivas unilaterales, ilegales según el derecho internacional. “Sanción” sugiere que existe una autoridad legítima que castiga una infracción, como si Estados Unidos tuviera el derecho de actuar como juez universal. Repetir este término es legitimar esa pretensión hegemónica.
Otro caso es el de “comunicación social” en sustitución del histórico y preciso concepto de “trabajo ideológico”. La expresión aséptica borra la dimensión de formación política, sustituyéndola por un campo aparentemente técnico y neutral, como si moldear la conciencia social fuese un ejercicio de relaciones públicas. En el caso de Cuba es vender una imagen al exterior que desmantela la conciencia revolucionaria interna.
Pero el ejemplo más insidioso, y quizá el más peligroso, es la adopción del término “mercado” como si fuera una categoría neutral, cuando en realidad es la manifestación concreta del capitalismo. El “mercado” no es simplemente un espacio de intercambio de bienes, sino un entramado de relaciones sociales basadas en la propiedad privada de los medios de producción, la acumulación de capital y la explotación del trabajo. Llamarlo “mercado” suaviza su carácter de clase, lo despoja de su esencia histórica y lo presenta como un fenómeno natural e inevitable.
Esta manipulación semántica alcanza su punto más contradictorio cuando escuchamos la expresión “socialismo de mercado”. En rigor, deberíamos llamarlo por su verdadero nombre: “socialismo capitalista”, una contradicción en sus propios términos. Al aceptar esa fórmula, se normaliza la idea de que el socialismo puede convivir con la lógica mercantil capitalista como eje rector, cuando en realidad ambos sistemas son antagónicos. La historia demuestra que allí donde el mercado ha asumido el papel central, el socialismo ha terminado desmantelado, dejando solo al capitalismo victorioso.
El fenómeno no se limita a estas palabras. Existe un patrón más amplio de sustitución de términos socialistas por conceptos impuestos desde la lógica liberal-capitalista.
A continuación, algunos ejemplos:
Términos que invaden la ideología y el lenguaje socialista
Término adoptado | Término sustituido | Impacto ideológico de su uso |
Sanciones | Medidas coercitivas unilaterales | Legitima la narrativa de que EE. UU. u otros actores tienen autoridad moral para “castigar” a Cuba. |
Mercado | Capitalismo / relaciones capitalistas de producción | Suaviza y naturaliza la explotación; oculta que el “mercado” es un sistema de dominación de clase. |
Socialismo de mercado | Socialismo capitalis | Normaliza la coexistencia estructural de capitalismo y socialismo, diluyendo la meta de superación. |
Comunicación social | Trabajo ideológico / formación política | Oculta el objetivo de conciencia política y lo reduce a gestión técnica de información. |
Emprendimiento | Proyecto económico cooperativo o social | Refuerza la lógica individualista y competitiva del capitalismo. |
Competitividad | Eficiencia social / productividad planificada | Impone la rivalidad mercantil como motor, desplazando la cooperación socialista. |
Inversión extranjera directa (sin calificativo) | Inversión soberana y estratégica | Oculta la necesidad de control estatal y subordinación a objetivos nacionales. |
Economía colaborativa | Cooperativismo socialista genuino | Encubre precarización y relaciones asalariadas disfrazadas de cooperación. |
Término adoptado | Término sustituido | Impacto ideológico de su uso |
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Sociedad civil (sentido liberal) | Organizaciones de masas / movimiento popular | Separa sociedad y Estado para debilitar la unidad revolucionaria. |
Pluralismo político (capitalista) | Pluralidad popular dentro del socialismo participativo | Impone la idea de multipartidismo como sinónimo de democracia. |
Libre elección (consumo) | Libertad como emancipación social | Reduce la libertad a la capacidad de comprar y elegir bienes en el mercado. |
Transparencia (empresarial) | Rendición de cuentas socialista / control popular | Desplaza el control popular hacia estándares administrativos externos. |
Marketing político | Mercadeo político / trabajo ideológico adaptado | Comercializa la acción política; uso del anglicismo refuerza la subordinación cultural. |
Narrativa | Línea ideológica / discurso político | Convierte la lucha de clases en un “relato” opinable, restando peso a la realidad material. |
Socialismo del siglo XXI | Socialismo genuino / dictadura del proletariado | Error semántico promovido por fuerzas revisionistas y oportunistas para denominar la administración del Estado burgués por sectores “progresistas” de la sociedad capitalista. Busca impedir que la toma del poder político a través de las urnas conlleve al desmontaje del aparato estatal burgués y, por esencia, es contrarrevolucionario, pues no conduce a construir un socialismo real. |
El “Socialismo del Siglo XXI”: una trampa semántica contrarrevolucionaria
El llamado “socialismo del siglo XXI” es uno de los errores semánticos más peligrosos de las últimas décadas. Bajo una etiqueta aparentemente innovadora, designa la administración del Estado burgués por sectores autodenominados “progresistas” de la sociedad capitalista, sin desmontar ni destruir el aparato estatal burgués. Por esencia, es un concepto contrarrevolucionario: no conduce a la construcción de un socialismo genuino, sino que perpetúa el capitalismo con un rostro reformista.
Esta fórmula lingüística cumple una función precisa: evitar que la toma del poder político a través de las urnas desemboque en una ruptura revolucionaria. En lugar de expropiar a la oligarquía y reorganizar la economía sobre bases socialistas, se limita a gestionar el capitalismo con políticas sociales compensatorias, manteniendo intacta la estructura de propiedad privada.
En la práctica, se ha manifestado en experiencias como:
Venezuela: pese a la retórica antiimperialista, la economía siguió dependiendo del petróleo, coexistiendo con amplios espacios de mercado, dolarización informal y persistencia de una burguesía importadora fortalecida.
Bolivia (caso debatible): durante el gobierno de Evo Morales, se lograron avances sociales y control estatal sobre recursos estratégicos, pero sin desmontar el aparato burgués ni sustituir la lógica extractivista de exportación primaria.
Ecuador – “Revolución Ciudadana”: proyecto nacional-desarrollista que, aunque amplió derechos y servicios públicos, canalizó el descontento social hacia reformas institucionales, neutralizando el impulso hacia una verdadera revolución social. Mantuvo intactas las estructuras de propiedad y poder de las élites.
Sus raíces teóricas pueden rastrearse en:
El eurocomunismo, que propugnaba la transición al socialismo sin ruptura con el Estado burgués.
El posmodernismo, que relativiza los conceptos históricos y presenta el socialismo como un “proceso” indefinido, sin metas estructurales claras.
El progresismo parlamentario, que confunde mejoras parciales en el capitalismo con avances hacia el socialismo.
La alternativa revolucionaria frente a este callejón sin salida es clara:
Expropiación de los principales medios de producción y de los oligopolios estratégicos.
Planificación económica democrática al servicio de la mayoría trabajadora.
Poder popular constituyente capaz de reemplazar las instituciones burguesas por órganos de participación directa.
Ruptura ideológica con el reformismo, recuperando el socialismo como proyecto de transición al comunismo.
En resumen, el “socialismo del siglo XXI” es un caballo de Troya ideológico: utiliza la terminología socialista para frenar la revolución y preservar el orden burgués. Como advirtió Lenin, “Peor que un enemigo abierto, es un falso amigo que se viste con nuestros colores”.
El caso de “democracia”: una palabra disputada
El enemigo no solo impone nuevos términos: también secuestra y vacía palabras que son patrimonio de la lucha popular. Democracia es un ejemplo central.
Desde el punto de vista de la lucha de clases, es imprescindible diferenciar:
Democracia burguesa/neoliberal: equivalente a la dictadura de la minoría burguesa ejercida a través del Estado burgués. Puede ser representativa y participativa, pero siempre limitada por el marco capitalista.
Democracia socialista: ejercicio del poder político por parte de la amplia mayoría de la población trabajadora. Es representativa, participativa e incluyente, garantizando la intervención real de todos los sectores sociales, especialmente los históricamente marginados.
Democracia burguesa vs. Democracia socialista
Aspecto | Democracia burguesa | Democracia socialista |
Carácter de clase | Dictadura de la minoría burguesa, que controla el Estado a través del capital. | Poder político de la amplia mayoría trabajadora, orientado a la eliminación de la explotación. |
Base económica | Economía de mercado/capitalista: propiedad privada de los medios de producción. | Propiedad social sobre los medios de producción fundamentales, con planificación democrática. |
Tipo de democracia | Representativa y participativa, pero limitada por el marco capitalista. | Representativa, participativa e incluyente: garantiza la intervención de todos los sectores sociales, especialmente los históricamente marginados. |
Participación ciudadana | Principalmente electoral y ocasional en procesos consultivos. | Directa, continua y con capacidad de control sobre las decisiones políticas y económicas. |
Pluralismo político | Multipartidismo capitalista: todos los partidos aceptan la propiedad privada como base. | Pluralidad de ideas dentro del socialismo; unidad en torno a la defensa del sistema socialista. |
Derechos y libertades | Libertades formales sujetas a los intereses de las élites económicas. | Libertades vinculadas a derechos sociales efectivos y a la participación política real. |
Sistema electoral | Competencia basada en campañas costosas y financiamiento privado. | Procesos con igualdad real de condiciones, sin influencia del capital privado. |
Objetivo político | Mantener el orden capitalista y la hegemonía de las élites económicas. | Superar el capitalismo y construir una sociedad sin clases. |
¿Cómo contraatacar la colonización lingüística?
Crear y fortalecer medios alternativos
Multiplicar espacios propios —digitales, impresos y comunitarios— donde se usen y defiendan los términos revolucionarios, generando un hábito lingüístico coherente con la ideología socialista.
Formación ideológica masiva
Incluir en la educación política talleres de “alfabetización conceptual” que identifiquen y desmonten el léxico del enemigo, entrenando a militantes y periodistas para evitar su uso acrítico.
Recuperar y rearmar palabras revolucionarias
Reivindicar términos como democracia y libertad en su sentido socialista, devolviéndoles su contenido de clase y su vínculo con la emancipación real.
Producir referentes positivos
Mostrar ejemplos donde el lenguaje revolucionario ha resistido y ha mantenido la claridad política frente a la presión conceptual externa.
Palabras como trincheras
Como señaló Federico Engels el nombre no cambia la esencia del fenómeno. Sin embargo —y aquí el autor de estas líneas introduce un matiz— en la práctica política y en el trabajo ideológico, el cambio de nombre suele tener un efecto estratégico: genera confusión, desplaza la interpretación aceptada y facilita que sea sustituida por otra más funcional a los intereses de quien manipula el lenguaje.
Quien cede en las palabras, cede en la lucha de clases. No es purismo semántico, sino conciencia de que el lenguaje estructura la realidad. El enemigo lo sabe y por eso nos combate también en este terreno. Como advirtió Fidel: “Las ideas son el escudo y la espada de la Revolución”. Defender nuestro léxico no es un ejercicio académico: es preservar la capacidad de nombrar el mundo desde nuestra perspectiva de clase, sin concesiones ni eufemismos.
El combate por la palabra es, al final, combate por la conciencia. Y si el enemigo gana la batalla del lenguaje, habrá allanado el camino para ganar todas las demás.
Glosario de términos clave:
Medidas coercitivas unilaterales: Acciones económicas, comerciales o financieras impuestas por un país de manera unilateral para presionar o castigar a otro, sin base en el derecho internacional.
Trabajo ideológico: Acción consciente para formar y fortalecer la conciencia política y social de la población en función de objetivos revolucionarios.
Mercado: En el contexto capitalista, sistema de relaciones sociales basado en la propiedad privada de los medios de producción, la acumulación de capital y la competencia.
Socialismo de mercado: Fórmula contradictoria que combina principios socialistas con mecanismos capitalistas como eje central de la economía.
Socialismo del siglo XXI: Concepto revisionista que designa la gestión del Estado burgués por sectores “progresistas” sin desmontar las estructuras capitalistas.
Democracia burguesa: Sistema político de carácter representativo y participativo limitado, que preserva el dominio de la clase capitalista.
Democracia socialista: Ejercicio del poder político por la mayoría trabajadora, con participación representativa, directa e incluyente.
Control popular: Mecanismos mediante los cuales la población ejerce supervisión y decisión sobre las políticas y recursos públicos.
Fuentes consultadas:
Castro Ruz, F. (2020, 20 de octubre). Fidel: “Sin cultura no hay libertad posible” [Especial]. Cubadebate. http://www.cubadebate.cu/especiales/2020/10/20/fidel-sin-cultura-no-hay-libertad-posible-fotos-y-video/
Engels, F. (s. f.). Dialéctica de la naturaleza [Introducción]. Fundación Federico Engels. Recuperado de https://archive.org/details/engels-friedrich.-dialectica-de-la-naturaleza-1961_202011/page/n13/mode/2up
Lenin, V. I. (1904). Un paso adelante, dos pasos atrás. En Obras escogidas. Moscú: Editorial Progreso. Recuperado de https://www.antikapitalistak.org/wp-content/uploads/2020/03/Lenin-V.I.-Un-paso-adelante-dos-pasos-atr%C3%A1s.pdf
Lenin, V. I. (1917). El Estado y la revolución. En Obras escogidas. Moscú: Editorial Progreso. Recuperado de https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/
Marx, K. (1852). El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. En Obras escogidas. Moscú: Editorial Progreso. Recuperado de https://www.marxists.org/archive/marx/works/1852/18th-brumaire/
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Créditos y colaboración técnica
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.
La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.
También se ha contado con el contraste teórico y validación conceptual brindados por la inteligencia artificial DeepSeek, utilizada en calidad de herramienta crítica para el análisis institucional y económico.
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