Educación y Sociedad

El desafío de desmontar la glorificación  de los contrarrevolucionarios y terroristas cubanos

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Introducción

En la batalla por la memoria histórica, Cuba enfrenta una campaña sostenida de desinformación promovida por sectores hostiles, destinada a glorificar a figuras asociadas con la contrarrevolución. Estas narrativas buscan tergiversar la historia, presentando a responsables de crímenes y violencia como héroes de la "libertad" y la "democracia." Este artículo explora las estrategias detrás de esta propaganda y cómo Cuba puede actuar para contrarrestarla.

La construcción de una narrativa distorsionada

Desde la década de 1960, los grupos contrarrevolucionarios que operaron principalmente en el Escambray han sido presentados por ciertos sectores como mártires de una causa justa. Estas narrativas omiten o minimizan los crímenes cometidos, entre ellos asesinatos, secuestros, violaciones, sabotajes económicos y atentados contra civiles.

A menudo se retrata a estos personajes como héroes incomprendidos, justificando su oposición a la Revolución Cubana como una lucha legítima, sin mencionar el contexto de sus actos violentos o la injerencia extranjera que los apoyó.

Un ejemplo emblemático es el caso de Julio Emilio Carretero Escajadillo, un exmiembro del ejército de Batista que lideró actos de terrorismo, incluyendo el asesinato del joven alfabetizador Manuel Ascunce Domenech y del campesino Pedro Lantigua en 1961. A pesar de su historial de violencia, Carretero ha sido presentado en algunas plataformas como un "combatiente por la libertad", y "víctima del castrismo",  ignorando que cometió 27 crímenes contra la población campesina y 116 actos de terrorismo y sabotaje. 

La propaganda anticubana ha exaltado a figuras de la emigración en Miami, como José Basulto o Luis Posada Carriles, presentándolos como "héroes exiliados" que lucharon por la libertad, ignorando su historial de acciones violentas contra objetivos civiles. Paralelamente, se minimizan o justifican los actos terroristas organizados por grupos contrarrevolucionarios como Alpha 66, Omega 7 o la CORU, calificándolos como "resistencia patriótica." Estas acciones, que incluyeron sabotajes económicos, asesinatos de civiles y atentados terroristas como el derribo del vuelo de Cubana de Aviación en 1976, son deliberadamente ocultadas o relativizadas. En este contexto, el "exilio" se utiliza como un símbolo de lucha legítima, mientras se ocultan los intereses económicos y políticos que motivan esta oposición.

La glorificación de estos personajes no es un hecho aislado, sino parte de un proyecto político y mediático que:

Reescribe la historia: Se presentan a los contrarrevolucionarios como víctimas del comunismo, obviando su papel como agentes de violencia y desestabilización.

Justifica políticas hostiles: Narrativas como estas son usadas para legitimar medidas como el bloqueo económico y las acciones subversivas contra Cuba.

Divide al pueblo cubano: Se busca polarizar a la población, especialmente en la diáspora, exaltando a figuras contrarrevolucionarias como símbolos de lucha.

Ejemplos de crímenes cometidos por los contrarrevolucionarios

Las bandas contrarrevolucionarias fueron responsables de acciones violentas que dejaron un rastro de muerte y sufrimiento en las comunidades rurales de Cuba:

Asesinatos de alfabetizadores: Jóvenes como Manuel Ascunce fueron brutalmente torturados y asesinados por llevar educación a zonas campesinas.

Sabotajes económicos: Quemas de cañaverales, ataques a cooperativas y destrucción de infraestructuras esenciales fueron tácticas comunes.

Atentados contra civiles: Poblados enteros fueron atacados, y campesinos que apoyaban a la Revolución eran secuestrados o ejecutados.

Crímenes sexuales: Hay testimonios de violaciones cometidas contra campesinas en un intento de intimidar a las comunidades.

Estos actos no solo buscaban desestabilizar al gobierno revolucionario, sino también sembrar el terror entre la población para frenar su apoyo al proceso de transformación social.

Contrarrevolución mercenaria

Un análisis histórico más equilibrado desmonta la narrativa heroica construida en torno a muchos de los contrarrevolucionarios exaltados por la propaganda anticubana. Se estima que entre 2,000 y 3,000 hombres participaron activamente en las bandas contrarrevolucionaria a lo largo de toda la década de 1960. 

Antes de 1959, varios de estos personajes participaron activamente en el régimen de Fulgencio Batista, desempeñándose como ejecutores de su maquinaria represiva, implicados en crímenes de lesa humanidad, corrupción y el saqueo de recursos nacionales. Estos antecedentes, lejos de asociarlos con ideales de libertad o justicia, los vinculan con la defensa de un sistema profundamente desigual y violento, que privilegiaba los intereses de las élites y perpetuaba la pobreza en amplios sectores de la población.

Asimismo, la contrarrevolución no surgió como una reacción popular y espontánea al proceso revolucionario, sino que fue diseñada, financiada y dirigida desde el exterior, particularmente por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, en el marco de la Guerra Fría. A través de operaciones como la Operación Mangosta y el entrenamiento de mercenarios para la invasión de Playa Girón, el gobierno estadounidense buscó derrocar a la Revolución y reinstaurar un sistema alineado con sus intereses geopolíticos y económicos. Este respaldo externo despoja a la contrarrevolución de cualquier autenticidad patriótica, evidenciando que no representaba los intereses del pueblo cubano, sino los de potencias extranjeras. Esa misma esencia es la expresión de la mal llamada "oposición pacífica" y "defensores de derechos humanos" en la actualidad. 

Por otro lado, los logros sociales alcanzados por la Revolución Cubana, como el acceso universal a la educación y la salud pública, contrastan marcadamente con las narrativas que intentan demonizarla. En un contexto en el que gran parte de América Latina continuaba enfrentando profundas desigualdades sociales, Cuba avanzó hacia la eliminación del analfabetismo, la erradicación de enfermedades y la garantía de derechos básicos para todos sus ciudadanos. Estas conquistas sociales, ampliamente reconocidas internacionalmente, desmienten las representaciones de la Revolución como un proyecto fallido y destacan la desconexión entre las narrativas propagandísticas y la realidad tangible vivida por el pueblo cubano.

¿Cómo puede Cuba derrumbar esta glorificación?

Cuba tiene la capacidad de contrarrestar estas narrativas a través de un enfoque integral que abarque la educación, la cultura, los medios de comunicación y la diplomacia. Algunas acciones claves incluyen:

Rescate de la verdad histórica

Publicar libros, documentales y artículos que detallen las acciones de los contrarrevolucionarios, respaldados con evidencia documental y testimonios de las víctimas.

Desclasificar archivos históricos que revelen la magnitud de los crímenes cometidos.

Fortalecimiento de la memoria colectiva

Incorporar en los programas educativos el impacto de la violencia contrarrevolucionaria, asegurando que las nuevas generaciones conozcan estos hechos.

Organizar actividades comunitarias que recuerden a las víctimas y reconozcan el sacrificio de los defensores de la Revolución.

Uso estratégico de los medios

Producir contenido visual atractivo para redes sociales, dirigido a audiencias jóvenes, que desmienta la glorificación de estas figuras.

Responder rápidamente a narrativas distorsionadas en plataformas globales como Wikipedia y redes sociales.

Diplomacia cultural

Promover debates en foros internacionales sobre la manipulación histórica y el respeto por la verdad e incluso llevar a que la ONU apruebe una resolución que condene la glorificación de criminales y terroristas. 

Movilizar movimientos solidarios que amplifiquen estas narrativas correctivas en sus países.

Reconocimiento a las víctimas

Dar mayor visibilidad a las historias de campesinos, alfabetizadores y milicianos que defendieron la soberanía nacional frente a la violencia contrarrevolucionaria.

Monitorización y respuesta en el ámbito digital

Detectar y corregir tergiversaciones en tiempo real en plataformas internacionales.

Conclusión

La glorificación de figuras contrarrevolucionarias es parte de una estrategia política que busca deslegitimar la Revolución Cubana. Para contrarrestar este fenómeno, es esencial que Cuba refuerce su compromiso con la memoria histórica, utilice herramientas modernas de comunicación y movilice tanto a su población como a sus aliados internacionales. Solo a través de la verdad y la justicia histórica será posible desmontar esta narrativa distorsionada y preservar el legado de quienes lucharon por un país más justo y soberano.

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IA asistente en redacción e investigación desde julio de 2024.

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