Sociedad

Cuba entre la proyección mundial y el sacrificio material

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Por Henrik Hernandez

Introducción

La historia de Cuba no puede comprenderse sin su vocación internacionalista. Mucho antes de constituirse en nación independiente, los cubanos ya habían demostrado un compromiso activo con las causas de otros pueblos. Participaron en la independencia de las Trece Colonias de Norteamérica, apoyaron las luchas emancipadoras de la América Española y, durante la Guerra Civil Española, más de un millar de cubanos combatieron en defensa de la República.

Esa vocación, forjada en siglos de solidaridad, alcanzó una nueva dimensión tras el triunfo revolucionario de 1959. Desde que en 1963 una brigada médica viajó a la Argelia recién independizada, hasta la prolongada participación en Angola, Etiopía o Nicaragua, Cuba convirtió la solidaridad en un eje central de su política exterior. No se trató solo de discursos: médicos, maestros, ingenieros, combatientes y artistas llevaron la huella cubana a varios continentes.

Sin embargo, más allá del heroísmo y del prestigio internacional, existe una faceta poco explorada: el sacrificio material que estas misiones supusieron para un país pequeño, bloqueado y con recursos limitados.

Entre la epopeya y el sacrificio

El internacionalismo cubano de los años 60, 70 y 80 tuvo múltiples expresiones. Brigadas médicas llegaron a naciones recién independizadas; la Isla de la Juventud acogió a miles de estudiantes africanos y latinoamericanos; y en África se desplegaron decenas de miles de combatientes.

En 1975, con la Operación Carlota, Cuba envió tropas a Angola para frenar la invasión sudafricana y apoyar al Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA). En su punto más alto, a finales de los años 80, había alrededor de 55 000 soldados cubanos en Angola; en 1985 se contabilizaban unos 36 000 efectivos en África, de los cuales 23 000 estaban en Angola y 12 000 en Etiopía. Estas cifras muestran la magnitud del esfuerzo logístico y humano.

Para una población de poco más de 10 millones de habitantes, semejante movilización implicaba costos directos: recursos desviados del consumo interno, médicos y maestros ausentes, uniformes, alimentos y medicinas que no quedaban en los mercados nacionales. Aunque la Unión Soviética respaldaba con petróleo, armamento y precios preferenciales para el azúcar, el peso material que Cuba asumió fue real y dejó huellas en la vida cotidiana.

El silencio de las cifras

Cuba nunca publicó un balance económico de sus misiones internacionalistas. ¿Cuánto costó mantener quince años de presencia militar en Angola? ¿Qué significó enviar médicos al exterior en momentos de déficit interno? Estas preguntas siguen sin respuesta.

La ausencia de estadísticas no es casual: fue una decisión política. La Revolución priorizó la épica y la legitimidad internacional antes que la contabilidad. Sin embargo, la sola magnitud de los despliegues permite intuir que el sacrificio fue enorme, tanto en recursos materiales como en oportunidades perdidas para el desarrollo interno.

Esta proyección consolidó a Cuba como un sujeto político propio

A diferencia de otras naciones del Tercer Mundo, Cuba no aceptó el papel de espectador pasivo en la Guerra Fría. La Isla se proyectó como sujeto político independiente, capaz de desafiar directamente a potencias imperialistas del mundo industrializado. Se enfrentó a Francia en apoyo a Argelia, a Portugal en las colonias africanas, y a Estados Unidos y al apartheid sudafricano en Angola y Namibia.

Ningún otro Estado del Sur global había logrado proyectar su influencia militar y política a esa escala. Cuba se convirtió en la única nación tercermundista que, en la historia moderna, desafió de manera simultánea a varias potencias coloniales y neocoloniales.

El internacionalismo no fue únicamente solidaridad: también fue una estrategia de defensa nacional. Para la dirección cubana, combatir al imperialismo en África y América Latina era impedir que ese mismo imperialismo se consolidara y aislara a Cuba en el Caribe.

Independencia frente a la URSS

Los detractores suelen presentar estas misiones como obediencia a Moscú. Sin embargo, la evidencia histórica muestra lo contrario.

Cuando en 1975 Cuba decidió enviar tropas a Angola en la Operación Carlota, la URSS no fue consultada ni informada previamente. Moscú se enteró cuando la operación ya estaba en marcha y no le quedó más opción que apoyarla para no quedar descolocada frente al avance cubano y la presión internacional.

Este hecho es decisivo: demuestra que Cuba no actuaba como un satélite obediente, sino como un Estado con iniciativa propia, capaz incluso de forzar a una superpotencia a adaptarse a su estrategia.

Durante la guerra en Angola, además, se dieron fricciones entre La Habana y Moscú: los cubanos rechazaban tácticas propuestas por asesores soviéticos y asumían decisiones logísticas y militares por su cuenta. En momentos cruciales, como en la Batalla de Cuito Cuanavale (1988), fueron las tropas cubanas las que definieron la estrategia sobre el terreno.

Mientras Moscú buscaba preservar equilibrios globales frente a Washington, Cuba actuaba según su propia lógica: derrotar al apartheid y apoyar procesos de liberación africanos era, al mismo tiempo, defender su soberanía en el Caribe.

Beneficios políticos, culturales y morales

El costo fue alto, pero también lo fueron los beneficios. La victoria en Cuito Cuanavale cambió el rumbo de África austral. Allí, las tropas cubanas, junto a angoleños y namibios, frenaron al ejército sudafricano y destruyeron el mito de su invencibilidad. En 1991, Nelson Mandela lo reconoció en La Habana: “La derrota infligida en Cuito Cuanavale constituyó el punto de inflexión en la lucha por liberar a nuestro continente y a nuestro país del azote del apartheid”.

Además, el internacionalismo cubano tuvo una faceta cultural y educativa. Miles de estudiantes extranjeros fueron formados en universidades cubanas y en la Isla de la Juventud, y brigadas de maestros contribuyeron en distintos países de África y América Latina. Expresiones artísticas como el Ballet Nacional de Cuba se convirtieron en embajadoras de prestigio y solidaridad. Fue un soft power adelantado a su tiempo, que complementó la acción militar y médica y proyectó una imagen de dignidad en el Sur Global.

Continuidad hasta hoy

Tras el fin de la Guerra Fría, los grandes despliegues militares desaparecieron, pero el espíritu internacionalista persiste. Hoy se expresa en la cooperación Sur-Sur en biotecnología, salud y agricultura. Programas conjuntos con Vietnam en producción de arroz o desarrollo de vacunas muestran que el internacionalismo no fue un episodio aislado, sino una constante de la política exterior cubana.

Un debate pendiente

El dilema sigue abierto: ¿hasta qué punto una nación pequeña puede sostener una política exterior de esa magnitud sin hipotecar su desarrollo interno? Reconocer los costos no disminuye el internacionalismo cubano: lo engrandece, porque revela la magnitud del sacrificio.

El internacionalismo fue, a la vez, solidaridad y defensa estratégica. Solo al reconocer ambas vertientes —el sacrificio material interno y el desafío externo— se puede comprender en toda su magnitud una de las páginas más singulares de la Revolución Cubana.

Glosario de términos clave:

Internacionalismo cubano: Política de apoyo solidario de Cuba a otras naciones en áreas militares, médicas, educativas y culturales.

Operación Carlota: Acción militar cubana en Angola (1975–1991).

Cuito Cuanavale: Batalla decisiva en Angola (1987–1988) que contribuyó al fin del apartheid en Sudáfrica.

Soft power (poder blando): Influencia a través de cultura, educación o cooperación no militar.

Movimiento de Países No Alineados (NOAL): Bloque de naciones del Sur Global que buscaba independencia respecto a EE. UU. y la URSS.

Fuentes consultadas:

Almer, M. (2011). Remembering Angola – Cuban internationalism, transnational memory, and the making of solidarity (Tesis de maestría). University of Michigan. Recuperado de https://deepblue.lib.umich.edu/bitstream/handle/2027.42/84623/malmer_1.pdf

Gleijeses, P. (2002). Conflicting Missions: Havana, Washington, and Africa, 1959–1976. Chapel Hill: University of North Carolina Press.

Mandela, N. (1991). Discurso en La Habana agradeciendo la contribución cubana en Angola. En Democracy Now!. Recuperado de https://www.democracynow.org/2013/12/11/nelson_mandela_on_how_cuba_destroyed

Sommer, N. C. (2020). Cuban Revolutionary Internationalism in Africa during the Inter-… Honors Theses. Binghamton University. Recuperado de https://orb.binghamton.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1057&context=undergrad_honors_theses

Wilson Center. (2009). Looking for Another Angola: Cuban Policy Dilemmas in Africa. Woodrow Wilson International Center for Scholars. Recuperado de https://www.wilsoncenter.org/sites/default/files/media/documents/publication/wp38_looking_for_another_angola_cuban_policy_dilemmas_in_africa.pdf

Wikipedia. (2024). Cuban intervention in Angola. Recuperado de https://en.wikipedia.org/wiki/Cuban_intervention_in_Angola

Tribune. (2024, agosto). How Cuba Helped End Apartheid at Cuito Cuanavale. Recuperado de https://tribunemag.co.uk/2024/08/how-cuba-helped-end-apartheid-at-cuito-cuanavale

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© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729).

Créditos y colaboración técnica

Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.

La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.

También se ha contado con el contraste teórico y validación conceptual brindados por la inteligencia artificial DeepSeek, utilizada en calidad de herramienta crítica para el análisis institucional y económico.

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