¡Así era Camilo!

Tenía 5 años y como de costumbre leía en voz alta ante mi padre Flavio Hernández Echemendía. Mi padre me había enseñado a leer y escribir, así como las operaciones básicas de matemáticas desde que tenía tres años de edad. Ese día de pie, como de costumbre y manera ortodoxa sostenía el libro de lectura, mientras mi voz se expandía en la habitación.

De pronto apareció un relato sobre Camilo Cienfuegos Gorriarán, al cual, el capitán William Gálvez llamara “Seño de la Vanguardia”. Nunca he olvidado la anécdota.

Eran los últimos días de diciembre de 1958 y Camilo Cienfuegos, junto a su tropa libraba la Batalla de Yaguajay. Un rebelde propone incendiar el cuartel para obligar a los soldados de Batista a capitular. Se encendieron las antorchas y marcharon a cumplir su cometido, pero en eso una niña de once años con lágrimas en los ojos se acerca a Camilo y le dice:

“Camilo, no los deje, no los deje, van a quemar mi casa”.

Camilo al percatarse de que la casa de la pequeña estaba muy cerca del cuartel, ordenó suspender la acción. ¡Así era Camilo!, dijo mi padre y rompió a llorar. Cuando se repuso me dijo, ven y siéntate a mi lado te contaré una historia, que nunca ha sido escrita en los libros.

Mi padre me narró que en los primeros meses de 1959, bajo el efecto de la efervescencia revolucionaria, hubo muchos combatientes, muy idealistas, que prepararon y ejecutaron expediciones a otros países para hacer revoluciones. Entre ellos estuvieron un primo de padre Felo Hernández, mi tío Ernesto Hernández y mi padre.

Resultó, que cuando todo estaba preparado para zarpar en un barco desde el Puerto de La Habana, un operativo policial truncó la operación. Los futuros expedicionarios fueron arrestados y sometidos a juicio sumario. Fueron acusados de trotskismo, de poner en peligro la paz mundial y la seguridad de Cuba. La fiscalía pedía la pena máxima.

Entonces sucedió lo inesperado. Con una amplia sonrisa, exhibiendo su sombrero de paño y un buen habano en la boca, apareció Camilo y dijo que asumía la defensa y argumento, que no se podía condenar a esos muchachos a la pena capital, pues eran los hombres que la Revolución necesitaría en los venideros años 60 y 70. Pasado un tiempo, fueron puestos en libertad, pero se les ubicó en diferentes lugares del país y con el compromiso de no contactarse entre ellos.

Luego mi padre hizo silencio, me miró y expresó: 

¡Así era Camilo!

Notas:

Este artículo está basado en los relatos de mi padre.

Camilo Cienfuegos Gorriarán - nació en Lawton (La Habana) el 6 de febrero de 1932, el 28 de octubre de 1959 desapareció cuando volaba desde Camagüey a la Habana. Combatiente y revolucionario cubano. Expedicionario del Yate Granma. Uno de los pilares fundamentales de la gesta armada que derrocó a la tiranía del dictador Fulgencio Batista el 1 de enero de 1959.

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