Historia

Yucayeques, bateyes y bohíos

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Creada por AI a petición de Henrik Hernandez

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Introducción

Los taínos, una de las culturas indígenas más destacadas del Caribe y Cuba, demostraron un profundo conocimiento del entorno natural que los rodeaba. Este conocimiento se reflejó en la ubicación estratégica y la organización de sus poblados, conocidos como yucayeques, diseñados para garantizar la supervivencia, la sostenibilidad y la armonía con su medio ambiente.

La elección del lugar: la cercanía a los recursos naturales

Los taínos tenían una organización social que según Bartolomé de las Casas, nos describe en Caonao, "las aldeas se encontraban equidistantemente", de ambientes singularizados por "el tipo de alimentación que proveían" - la costa, el río o el bosque – lo cual permitía en paralelo "la recolección, la casa y el cultivo", lo que nos pone ante una economía balanceada de un sistema ecológico amplio.

Esto quiere decir, que los cacicazgos, eran una verdadera organización, muy por encima del “primitivismo” que, nos han vendido desde la perspectiva europea y/o hispánica, pues ello refleja un alto grado de organización social y económica.

Los taínos seleccionaban cuidadosamente las ubicaciones de sus asentamientos basándose en varios criterios relacionados con los recursos naturales disponibles:

1. Proximidad al agua dulce

El agua dulce era vital para la vida cotidiana, desde el consumo hasta la agricultura. Por esta razón, los yucayeques se ubicaban cerca de ríos, arroyos y lagunas. Estas fuentes no solo proporcionaban agua potable, sino también alimentos como peces y crustáceos.

Por ejemplo, en Cuba, se han identificado asentamientos taínos cercanos al río Cauto y a áreas lacustres del actual Cienfuegos, donde el acceso al agua facilitaba la pesca y el riego de sus conucos.

2. Acceso a recursos alimenticios

La cercanía a manglares, costas y bosques garantizaba una dieta diversa. Los taínos pescaban especies marinas como pargos y cazaban animales como manatíes, tortugas y hutías. Además, cultivaban tubérculos y otros alimentos en terrenos fértiles cerca de sus asentamientos.

3. Terrenos elevados para la protección natural

En regiones propensas a inundaciones o tormentas tropicales, los taínos preferían ubicaciones elevadas. Estas áreas protegían sus yucayeques de desastres naturales y ofrecían una mejor visibilidad para detectar posibles amenazas.

En Puerto Rico, muchos yucayeques se construyeron en colinas cercanas a ríos importantes, como el río Grande de Loíza, lo que les proporcionaba seguridad y acceso constante a recursos esenciales.

4. Materiales de construcción disponibles

Los bosques cercanos proporcionaban madera resistente para las estructuras de los bohíos y caneyes, mientras que las palmas y lianas se usaban para techos y amarres. Esta disponibilidad de materiales locales permitía construir viviendas funcionales y sostenibles.

Bohíos: Eran predominantemente redondos o ligeramente elípticos.
Estas estructuras eran las viviendas comunes de los taínos. Su diseño circular ayudaba a distribuir mejor la carga del techo cónico y era más resistente a vientos fuertes, como los huracanes, algo crucial en el Caribe.

Caneyes: Eran rectangulares, más grandes y sofisticados.
Estas estructuras estaban reservadas para el cacique y su familia inmediata, reflejando su estatus social superior. Su forma rectangular permitía más espacio interno, lo que era adecuado para reuniones importantes o ceremonias.

5. Recursos medicinales y ornamentales

Los taínos también valoraban la cercanía a plantas medicinales y materiales para elaborar objetos rituales o decorativos. Muchas hierbas usadas en ceremonias y tratamientos tradicionales se recolectaban de los bosques cercanos.

6. Las Barbacoas: adaptación en regiones lacustres

Las barbacoas taínas eran estructuras elevadas sobre pilotes, especialmente en áreas lacustres o costeras. Estas plataformas servían para ahumar y secar alimentos, almacenar herramientas y proteger los productos de la humedad y de animales terrestres. Además, eran un espacio social donde las familias se reunían alrededor del fuego para compartir y trabajar colectivamente.

En regiones inundables, estas estructuras elevadas se construían con maderas resistentes y varas entretejidas, demostrando la ingeniosa adaptación de los taínos a su entorno.

La organización de los poblados

1. Disposición del yucayeque

Los yucayeques seguían una disposición circular o elíptica, con un espacio central llamado batey, que servía como área de ceremonias, juegos y reuniones. Alrededor del batey se organizaban las viviendas:

Bohíos: Viviendas comunes, generalmente redondas, habitadas por familias.

Caneyes: Estructuras más grandes y rectangulares, reservadas para el cacique y su familia.

2. Interconexión entre yucayeques

Los taínos construían caminos de tierra bien trazados que conectaban diferentes yucayeques, facilitando el comercio, la comunicación y la cooperación entre comunidades. Estos caminos eran fundamentales para mantener alianzas y realizar actividades colectivas, como ceremonias religiosas.

3. Confederaciones de cacicazgos

Algunos caciques lideraban varios yucayeques bajo su autoridad, formando confederaciones. Estas alianzas permitían coordinar esfuerzos en tiempos de guerra o durante grandes eventos ceremoniales.

Relación con el entorno natural

Los taínos no solo utilizaban los recursos naturales, sino que también los veneraban. Montañas, ríos y cuevas eran considerados sagrados y muchas veces estaban asociados con sus deidades o cemíes. La elección de los lugares para sus asentamientos no era solo práctica, sino también espiritual.

Legado y lecciones actuales

La organización de los taínos y su relación con la naturaleza son un ejemplo de sostenibilidad y armonía. Sus prácticas nos enseñan la importancia de:

Adaptarse al entorno: Aprovechar los recursos sin agotar el medio ambiente.

Diseñar espacios resilientes: Construir asentamientos que resistan desastres naturales.

Valorar la cooperación: Fomentar redes sociales y económicas entre comunidades cercanas.

El Testimonio de Las Casas

El Padre Bartolomé de las Casas, en su Historia de las Indias, destaca la capacidad de los taínos para vivir en armonía con su entorno. Los describe como un pueblo que "nunca faltaba de agua ni comida, ni carecía de la paz que dan los montes y valles". Su legado nos recuerda cómo las sociedades pueden prosperar en equilibrio con la naturaleza.

Conclusión

Este artículo es una invitación a reflexionar sobre cómo las antiguas prácticas de los taínos pueden inspirar soluciones sostenibles para los retos actuales. Su relación con el entorno es un recordatorio de que vivir en armonía con la naturaleza no solo es posible, sino esencial para el futuro.

Notas: 

Es una confusión común creer que, los bohíos son rectangulares y los caneyes redondos o elípticos, en realidad las evidencias arqueológicas y las descripciones históricas sugieren lo contrario. 

Origen de la Confusión

Es posible que algunas adaptaciones locales o específicas hayan generado variaciones en las formas, pero la mayoría de los cronistas, como Bartolomé de las Casas y Gonzalo Fernández de Oviedo, describieron los bohíos como redondos y los caneyes como rectangulares. Lo más probable es que la confusión provenga de que las casas campesinas actuales son rectangulares y se les dice bohíos. 

Fuentes consultadas:

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La redacción e investigación de este artículo han contado con la asistencia de inteligencia artificial, utilizada desde julio de 2024.

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