Trump instala un bloqueo naval contra Cuba

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Por Henrik Hernande - Tocororo Cubano

La Zona de Paz ha sido violada y América Latina enfrenta su prueba histórica

El 11 de diciembre de 2025 marcará un antes y un después en la historia contemporánea de América Latina y el Caribe. Ese día, Donald Trump confirmó públicamente que fuerzas estadounidenses interceptaron un petrolero cerca de las costas de Venezuela, confiscaron el barco, se apropiaron del petróleo, y que Washington “se queda con la carga”.

Nunca antes un expresidente de Estados Unidos había reconocido ante cámaras un acto tan abiertamente violatorio del derecho internacional, tan descaradamente imperial, tan nítidamente colonial.

No se trata ya de un bloqueo económico o financiero. Tampoco de sanciones extraterritoriales.

Es algo mucho más grave:

Estados Unidos ha instalado un bloqueo naval contra Cuba.

Estados Unidos ha pasado de las presiones económicas a la acción militar contra Cuba.

Y lo ha proclamado sin disimulo, como un acto de fuerza en el Caribe.

Un acto de piratería estatal que rompe los cimientos del orden internacional

Según la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), la captura de un barco extranjero en aguas internacionales, sin mandato del Consejo de Seguridad ni autorización del Estado costero, constituye: piratería estatal, acto de fuerza unilateral, violación de la libertad de navegación y agresión ilícita en tiempos de paz.

Trump, al declarar que EE. UU. “retendrá el petróleo”, destruyó la narrativa jurídica del Departamento de Justicia. No hay “sanción”, no hay “decomiso”, no hay “operativo contra el terrorismo”: hay botín de guerra, declarado por un liderazgo político que vuelve a comportarse como en el siglo XIX.

Este acto inaugura formalmente una nueva fase de la confrontación imperial contra Cuba: la militarización del bloqueo.

Golpe al corazón energético del Caribe: Cuba como blanco estratégico

El petrolero transportaba crudo venezolano destinado a Cuba. La operación estadounidense apunta directamente a: cortar el suministro energético de la Isla, desestabilizar la generación eléctrica, aumentar la tensión social interna, sabotear la alianza Caracas–La Habana y debilitar la inserción de Cuba en BRICS+.

Esta acción no es improvisada: responde al diseño doctrinal de guerra económica punitiva y pretende quebrar la resistencia material y simbólica de Cuba.

Los estrategas de Washington saben que sin energía, cualquier país queda expuesto a presiones máximas. Ésta es la esencia del bloqueo naval: asfixiar, no derrotar en batalla abierta.

América Latina debe reaccionar: si calla, la Zona de Paz queda oficialmente muerta

La Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz (CELAC, 2014) no es un adorno protocolar: establece compromisos de no agresión, no intervención y respeto total a la soberanía. Si la región no se pronuncia de forma unánime ante esta agresión contra dos Estados latinoamericanos —Venezuela y Cuba— entonces:

❌ La Zona de Paz queda declarada fallecida.
❌ La CELAC pierde autoridad moral y política.
❌ América Latina acepta de facto el retorno del Monroeísmo armado.

Porque lo que ha ocurrido no es un conflicto local ni una infracción técnica: es el despliegue militar de una potencia extrarregional para confiscar energía latinoamericana y castigar políticamente a gobiernos soberanos.

Si se permite esto sin respuesta colectiva, mañana cualquier país de la región podrá ser blanco del mismo mecanismo.

La interdicción naval es preludio clásico de una acción bélica punitiva.

La historia es clara: cada vez que Estados Unidos instala un bloqueo energético o una interdicción naval contra un Estado que considera adversario, el siguiente paso es: provocación diplomática, incidentes controlados, operaciones encubiertas e intervención “quirúrgica” presentada como necesidad de seguridad nacional.

Ocurrió en Irak.
Ocurrió en Libia.
Ocurrió en Panamá.
Ocurrió en múltiples ocasiones en el Caribe durante el siglo XX.

La operación contra el petrolero es un mensaje: Washington está dispuesto a ejercer fuerza militar contra Cuba si considera que las condiciones lo permiten.

Y ya existe el precedente jurídico interno: la designación extraterritorial de “amenazas” bajo leyes norteamericanas.

Cuba tiene derecho a solicitar asistencia militar internacional

El Artículo 51 de la Carta de la ONU concede a todo Estado víctima de agresión el derecho a la legítima defensa individual y colectiva.

Cuba, en este escenario, está habilitada a: solicitar escoltas navales de Estados aliados; coordinar con países BRICS garantías de tránsito energético; pedir asistencia de defensa técnica o militar y elevar el caso al Consejo de Seguridad.

No es una decisión política menor: es un derecho legal activado por la agresión estadounidense.

Y cualquier país que asista a Cuba estaría actuando bajo el amparo del derecho internacional.

La responsabilidad total recae sobre Washington

Cuba no ha atacado a nadie. Venezuela no ha atacado a nadie. El Caribe no ha declarado guerra a ningún país.

El único actor que: captura barcos, confisca petróleo, militariza "sanciones", viola normas marítimas, amenaza la estabilidad regional es el gobierno de Estados Unidos.

Por lo tanto: cualquier escalada futura contra Cuba será responsabilidad exclusiva del régimen de Washington, la región debe afirmar este principio para impedir nuevas agresiones.

La prueba histórica: ¿América Latina está dispuesta a defender su soberanía colectiva?

La pregunta que define nuestro tiempo no es si Cuba resistirá —Cuba siempre ha resistido—, sino si América Latina tendrá el valor histórico de asumir su propia Proclama de Zona de Paz.

Si se permite que un país externo: robe petróleo latinoamericano, capture barcos latinoamericanos, establezca un bloqueo de facto en el Caribe, imponga castigos militares sin consentimiento regional, entonces la soberanía latinoamericana es una ficción.

Lo que está en juego no es Cuba. Es el futuro político de todo el continente.

Conclusión

El precedente es brutal. El mensaje es claro.

Y el desafío es histórico:

Estados Unidos ha instalado un bloqueo naval contra Cuba. 

La Zona de Paz ha sido violada. América Latina debe decidir si se levanta o se arrodilla.

Glosario de términos clave: 

Bloqueo naval: acción militar para impedir el comercio marítimo de un Estado; considerado un acto de guerra si no existe autorización de la ONU.

Interdicción marítima: intercepción forzosa de un buque para bloquear su destino.
Piratería estatal: Uso de fuerza por un Estado para capturar barcos sin base legal internacional.

Zona de Paz (CELAC): compromiso de no agresión y respeto a la soberanía regional.

Legítima defensa colectiva: derecho de un Estado a recibir asistencia militar ante agresión externa (Artículo 51 de la ONU).

Trump confirma la confiscación de un petrolero rumbo a Cuba. EE. UU. instaura un bloqueo energético naval y viola la Zona de Paz latinoamericana.

Notas sobre las fuentes:

El autor considera que no son necesarias, debido al impacto mediático de la acción en todos los medios de información.

Gracias por leerme.
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