Quo Vadis, Henrik?

¡Bienvenido al Tocororocubano.com!

    Estamos orgullosos de conectarnos con Usted,

independientemente del lugar que se encuentre.

¡Le deseamos que disfrute de nuestros artículos y pase un

                                     maravilloso momento junto a nosotros!

***

Quo Vadis, Henrik? (¿Adónde vas, Henrik?)

No es solo una pregunta que el autor se formula a si mismo, sino una pregunta al ser humano frente a lo efímero, a la traición, al olvido, a la muerte… y sin embargo, también frente a la posibilidad de vivir con propósito. Se trata de un compromiso más allá del modo de vida: vivir con sentido en un mundo efímero.

Este ensayo es una reflexión personal y filosófica sobre el sentido de la vida cuando no hay más promesa que la del presente. Una vida que no se justifica por la eternidad, sino por la decisión de encender una chispa, aunque el universo sea oscuro y vasto. Una ética del compromiso, nacida no de la esperanza sino de la voluntad.

En un mundo donde lo habitual es hacer las cosas por costumbre, necesidad o inercia, resulta cada vez más extraño —y valioso— encontrar a quienes actúan movidos por un sentido más profundo. Para muchos, lo que hacen es simplemente un modo de vida. Para otros, sin embargo, lo que hacen es su sentido de vida.

Yo pertenezco a estos últimos.

No creo en la vida después de la muerte. No me aferro a promesas de eternidad, ni a la ilusión de una memoria duradera. La conciencia humana, las obras, las palabras, incluso los recuerdos más entrañables, se desvanecen con el tiempo. Todo es efímero. Incluso las huellas más profundas acaban borradas por la corriente de los siglos.

Y sin embargo, eso no me paraliza.
Al contrario: me impulsa.

Lo que me da sentido no es la esperanza de un más allá, ni la necesidad de ser recordado, sino la certeza de que formo parte de una mancomunidad humana, una red de seres que luchan, sufren, sueñan y resisten. Creo que, aunque no haya eternidad, podemos hacer que este breve paso por el mundo sea más justo, más digno, más humano para todos.

Una ética encarnada

En mí, el pensamiento y la acción no están separados. No actúo por deber externo, sino por convicción interna. Eso recuerda a los filósofos estoicos y también a los revolucionarios de conciencia profunda: no los que hablaban, sino los que vivían lo que creían.

Intento encarnar una ética del compromiso, del servicio, pero no desde el sacrificio ciego, sino desde el propósito interior. Y eso, aunque efímero en el tiempo, no es trivial. Porque en un mundo saturado de ruido, hipocresía y simulacro, la coherencia puede ser un acto radical.

Aunque me entristece la traición de los hombres, tampoco me paraliza.
Aunque me duele la indiferencia de muchos, no me rindo.
He aprendido que la oscuridad solo hace que la luz se vea más brillante.
Y si mi luz ha de ser breve, que al menos arda con sentido.

Frente al absurdo, elijo la solidaridad.
Frente a la fugacidad, el compromiso.
Frente al olvido, el acto.
Y frente a la muerte, la vida con sentido.

Hay algo casi cósmico en todo esto:
Ser una chispa fugaz en la historia de la humanidad que, al menos, intentó iluminar un poco más el camino para los demás.
Y aunque todo desaparezca un día… esa chispa sí ardió.
Y eso, para Henrik, importa.

Reflexión final

¿Y tú, lector… Quo Vadis?

Si alguna vez te has sentido una chispa solitaria en medio del universo, este texto es también para ti. Te invito a compartir tu mirada, tu camino, tu manera de vivir con sentido —aunque todo sea efímero.

Nota del autor

Este texto forma parte de una serie de reflexiones personales sobre el sentido de la vida, el compromiso ético y la acción consciente en tiempos de incertidumbre. No busca ofrecer respuestas definitivas, sino compartir una mirada que, aunque individual, nace del deseo de aportar al bien común.