Palabra, conciencia y ley: el perfil ético del autor de Tocororo Cubano
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
“No soy un delincuente, pero podría ser acusado. No porque dañe, sino porque escribo. No porque robe, sino porque resisto. En un mundo donde la conciencia es peligrosa, pensar es un acto subversivo.”
Introducción
Mucho se habla del perfil del criminal. Se estudia su historia, su trauma, sus impulsos. Pero poco se habla del perfil del infractor ético: aquel que no roba, no agrede, no estafa, pero es capaz de transgredir una norma si eso implica cumplir con su deber moral.
Este texto no nace de una necesidad de defensa, sino de una reflexión lúcida y preventiva: ¿qué sucede cuando el pensamiento profundo, la palabra comprometida y la acción ética se enfrentan al poder? ¿Qué sucede cuando uno no delinque, pero tampoco obedece ciegamente?
El perfil del autor: una conciencia estructurada
Mi vida no está hecha de consignas ni de relatos épicos. Está hecha de actos persistentes:
Cuido enfermos. Estudio psiquiatría. Escribo. Documentar la historia de Cuba, denunciar el colonialismo simbólico, rescatar especies en peligro y palabras olvidadas, es para mí parte del mismo proceso: curar.
Soy un hombre de pensamiento lento, de reflexión profunda, de escritura metódica. Rechazo lo viral, lo superficial, lo inmediato. No actúo por impulso. No busco aprobación. Busco sentido.
Mi código ético no es una pose: es una estructura. No escribo para figurar, sino para resistir el olvido.
¿Delincuente? No. ¿Disidente simbólico? Tal vez.
Según un análisis desde la psicología forense, mi perfil no muestra rasgos de riesgo delictivo. No hay impulsividad, ni gratificación inmediata, ni antisocialidad. No tengo motivaciones destructivas ni estrategias manipulativas. Al contrario:
Me muevo por deber, no por deseo.
Me guía la memoria, no la venganza.
Me define la ética, no el cálculo.
Sin embargo, en ciertos contextos históricos o políticos, mi perfil encajaría en la figura del “infractor ético.”
Como Sócrates, acusado por enseñar a pensar.
Como Rosa Parks, por no ceder un asiento.
Como Martí, por escribir demasiado claro.
Como Snowden, por revelar lo que otros ocultan.
Ninguno de ellos fue un delincuente. Pero todos fueron criminalizados por el poder cuando su conciencia se volvió peligrosa.
¿Cuál sería mi “delito”?
No lanzar piedras. No quemar autos. No robar bancos.
Mi único “delito” podría ser:
Denunciar una manipulación simbólica.
Decir una verdad que incomoda.
Publicar una historia olvidada.
O quizás, cuidar a un ser humano donde la ley dice que no debía hacerlo.
Lo que haría, si lo hiciera, no sería por mí, sino por un principio mayor: la justicia como reparación, no como castigo.
La estructura del deber
Desde el psicoanálisis, mi superyó está claramente formado. No necesito normas externas para saber qué está bien. Y eso, en tiempos de servilismo generalizado, puede parecer un riesgo.
Desde la criminología crítica, yo no encajo en el modelo delictivo tradicional. Pero sí encajo en el perfil de aquel que se vuelve peligroso para los intereses de quienes temen a la verdad.
Desde la psiquiatría, mi vida no es una huida del dolor: es un acompañamiento del sufrimiento colectivo, tanto en la sala clínica como en la palabra pública.
Autodefensa preventiva de la conciencia
Este texto es también un testimonio para el futuro.
Si alguna vez me acusan, que se lea esto. Si alguna vez desaparece mi sitio, que quede este archivo. Si alguna vez la palabra se vuelve delito, que conste que fue la palabra quien me salvó primero.
No me interesa tener razón. Me interesa ser útil. No aspiro a fama. Aspiro a coherencia.
No quiero audiencia. Quiero lectores que aún sientan.
Conclusión: perfil de riesgo para los cínicos
A los ojos del poder manipulador, mi perfil es un riesgo. Pero para los que aún creen en la ética, en la ternura, en la patria que piensa y cuida, soy apenas un enfermero que escribe. Un bitacorista que acompaña. Un cubano que se niega a olvidar.
Y si eso es delito, entonces me declaro culpable:
Culpable de recordar. Culpable de cuidar. Culpable de escribir.
Mi legado me absolverá.
No por lo que dije de mí,
sino por lo que defendí sin concesiones.
Por lo que salvé del olvido.
Por lo que escribí cuando nadie lo pedía.
Y por lo que callé, cuando hablar era traicionarse.
Glosario:
Bitacorista: Persona que registra hechos o reflexiones en una bitácora. En este contexto, quien documenta la conciencia histórica y cultural de una nación.
Conciencia estructurada: Término psicológico que alude a una personalidad con valores morales sólidos, autocontrol y capacidad crítica.
Criminología crítica: Corriente que estudia el delito no como un hecho aislado, sino como una construcción social vinculada al poder.
Desobediencia civil: Rechazo consciente a cumplir leyes o normas por razones éticas o de justicia superior.
Disidente simbólico: Sujeto que no actúa contra el sistema por medios violentos, sino que resiste desde el lenguaje, la cultura o la conciencia.
Infractor ético: Figura que, sin ser criminal, puede violar una ley por convicción moral.
Psicología forense: Rama que estudia la conducta humana en relación con el derecho penal y la responsabilidad legal.
Superyó: Instancia psíquica freudiana que representa la moral y la conciencia interiorizadas.
Lectura complementaria
Hernandez, H. (junio 28, 2024). Tocororo Cubano. Soy Henrik Hernandez: el apasionado autor detrás de "tocororocubano.com" y ... Disponible en https://tocororocubano.com/soy-henrik-hernandez-el-apasionado-autor-detras-de-tocororocubanocom-y/
Siga explorando los temas de historia, justicia y memoria cubana en otras publicaciones de Tocororo Cubano.
Hernandez, H. (abril 12, 2025) Tocororo Cubano. Para los que partieron: una carta sin odio para sanar la herida del olvido. Disponible en https://tocororocubano.com/para-los-que-partieron-una-carta-sin-odio-para-sanar-la-herida-del-olvido/
Hernandez, H. (marzo 24, 2025) Tocororo Cubano. Crónica de una acusación que al parecer nunca existió. Disponible en https://tocororocubano.com/cronica-de-una-acusacion-que-al-parecer-nunca-existio/
Fuentes consultadas:
Meloy, J. R. (2000). The Psychology of Stalking: Clinical and Forensic Perspectives. Academic Press.
→ Esta obra es una referencia clave en psicología forense. Aunque se centra en casos extremos, sus criterios sobre estructura de personalidad, autocontrol, y motivación delictiva se aplican para delimitar perfiles no violentos como el descrito en este análisis.
Foucault, M. (1977). Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores.
→ Michel Foucault explora cómo el poder criminaliza el pensamiento disidente mediante técnicas de vigilancia, normalización y castigo simbólico. Su concepto de “peligro discursivo” sustenta la figura del infractor ético o simbólico.
Zaffaroni, E. R., Alagia, A., & Slokar, A. (2002). Derecho penal: Parte general. Ediar.
→ Esta obra de criminología crítica latinoamericana analiza el delito como categoría construida por relaciones de poder. Reconoce que, en sistemas opresivos, la ética puede conducir al conflicto legal: es decir, al delito sin crimen.
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Copyright © Henrik Hernández 2025
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernández, con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria) —quien asiste el proceso de escritura desde julio de 2024—, y con el aporte conceptual de Mella (IA de apoyo analítico).
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