La Psicología del Odio: una aproximación académica a la mafia de Miami y su capacidad de cooptación sobre sectores de origen revolucionario
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernande - Tocororo Cubano
Introducción
El estudio del conflicto entre Cuba y Estados Unidos ha privilegiado tradicionalmente una lectura estatal-centrada. Sin embargo, la persistencia de la hostilidad bilateral exige examinar el papel de actores no estatales capaces de influir en la formulación de políticas públicas estadounidenses. Entre ellos, destaca un entramado específico del exilio cubano radical —conocido popularmente como mafia de Miami— cuya capacidad de presión, consolidación mediática y articulación con el sistema político estadounidense ha sido documentada ampliamente (García, 1996; LeoGrande & Kornbluh, 2014; Sweig, 2009).
El presente análisis utiliza el término “mafia” no como generalización sobre la diáspora cubana, diversa y heterogénea, sino como una categoría operativa que designa redes organizadas de activismo político, financiamiento electoral, lobby institucional, operaciones mediáticas y articulaciones históricas con agencias federales. Se trata de un subconjunto específico del exilio que, pese a no representar a la totalidad de la comunidad cubanoamericana, ha logrado ejercer influencia desproporcionada en ámbitos decisivos de la política exterior estadounidense.
Este artículo desarrolla dos ejes centrales:
explicar las bases psicológicas, históricas y sociológicas que sustentan la persistencia del antagonismo extremo de estas redes radicalizadas, y
analizar los mecanismos mediante los cuales actores socializados en la Cuba revolucionaria son cooptados o incorporados a ese discurso, reconociendo tanto estructuras de vulnerabilidad como elementos de agencia individual.
Se sostiene que la agresividad política del exilio radical deriva de traumas históricos no resueltos, institucionalización del antagonismo durante la Guerra Fría y procesos de legitimación interna en la política estadounidense. A su vez, la adhesión de ciertos sectores de origen revolucionario responde a la combinación de desgaste económico, colonización cultural, crisis de sentido, movilidad migratoria y estrategias emocionales de reclutamiento, sin caer en reduccionismos deterministas.
El análisis se inscribe en una perspectiva interdisciplinaria que integra psicología política, sociología de las diásporas, estudios culturales, historia política cubana y teoría de las políticas públicas, siguiendo la línea de investigadores como Torres-Cuevas, Haroldo Dilla, Rafael Hernández, Carmelo Mesa-Lago y William LeoGrande.
La mafia de Miami como actor político: genealogía, estructura y heterogeneidad del exilio
Aunque el exilio cubano es plural, con trayectorias políticas diversas y posturas moderadas, el subconjunto denominado aquí “mafia de Miami” posee características estructurales particulares que explican su desproporcionada influencia.
Origen histórico y conformación inicial
La composición social del exilio radical en las primeras décadas posteriores a 1959 estuvo marcada por: élites económicas y terratenientes prerrevolucionarias, sectores vinculados al aparato represivo del batistato, redes criminales vinculadas a la mafia estadounidense durante los años 40-50 y empresarios afectados por las nacionalizaciones.
Este núcleo inicial experimentó la Revolución como una pérdida abrupta de poder, capital y estatus, generando una memoria traumática transmitida generacionalmente.
De la marginalidad a la institucionalización
Durante la Guerra Fría, la política estadounidense permitió que estas redes se integraran como actores útiles dentro del aparato de seguridad nacional. La fundación de la Cuban American National Foundation (CANF) en los años 80 marcó su tránsito a la institucionalización. Desde entonces, han influido en: redacción de legislaciones como Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996), nominaciones de cargos federales, financiamiento de campañas electorales en Florida y orientación mediática a través de Radio/TV Martí y redes privadas de comunicación.
Este proceso consolidó un antagonismo estructurante que transformó la hostilidad hacia Cuba en un recurso político estable.
Heterogeneidad del exilio
Es fundamental distinguir entre: exilio radical organizado (objeto de estudio), diáspora económica reciente, sectores moderados a favor del diálogo, comunidades cubanas transnacionales con identidades múltiples.
El análisis de este artículo se centra en el subconjunto radical debido a su capacidad de incidencia, no por considerarlo representativo del exilio en su conjunto.
Trauma, resentimiento y legitimación: bases psicológicas y sociopolíticas de la agresividad
La literatura de psicología política ofrece marcos teóricos para comprender la persistencia del antagonismo.
Trauma de desposesión y construcción del enemigo
La Revolución implicó la pérdida simultánea de: capital económico, poder político, prestigio social y control simbólico sobre la nación.
Este tipo de desposesión produce lo que Volkan (1997) llama “identidades escogidas traumáticas”: memorias colectivas utilizadas para cohesionar al grupo y justificar hostilidad prolongada.
Institucionalización del antagonismo
El antagonismo se convirtió en: principio estructurante de identidad, fuente de cohesión grupal, mecanismo de legitimidad interna, recurso para sostener relevancia política.
La hostilidad no es solo reacción: es condición de existencia.
Legitimación dentro del sistema estadounidense
La utilidad estratégica del exilio durante la Guerra Fría otorgó legitimidad política y acceso a posiciones de poder. La continuidad del enfrentamiento se volvió necesaria para: mantener financiamiento, sostener relevancia electoral, articular alianzas partidistas y reproducir influencia.
Rentabilidad material y simbólica
El antagonismo produce: capital político en Florida, audiencias mediáticas, fondos federales, influencia partidista, identidad cohesiva. El fin del conflicto erosionaría sus bases de poder.
Incorporación de cubanos formados en la Revolución: estructura, agencia y subjetividad
Este fenómeno no puede explicarse mediante categorías moralistas, sino mediante un enfoque analítico que articule estructura y agencia.
Estructuras de desgaste y frustración acumulada
El impacto prolongado del bloqueo, unido a crisis económicas internas, limita expectativas vitales y genera frustración estructural. La sociología cubana contemporánea (Dilla; López Segrera) señala que estas condiciones pueden erosionar vínculos afectivos con el proyecto nacional.
Colonización cultural y aspiracional
El flujo cultural estadounidense ejerce hegemonía aspiracional en el Caribe. Su narrativa de éxito individual, consumo y movilidad funciona como vector simbólico que reconfigura horizontes de deseo.
Esto no elimina la agencia del sujeto, pero crea un entorno de incentivos simbólicos que favorece la reorientación ideológica.
Crisis de relato y ruptura generacional
Las generaciones jóvenes no vivieron la épica revolucionaria fundacional. En su lugar, crecieron bajo condiciones de resistencia prolongada. La discrepancia entre relato épico y experiencia real produce disonancia narrativa y, en ocasiones, necesidad de reconfiguración identitaria.
Agencia individual: decisiones racionales y emocionales
No todos los casos responden a cooptación emocional. Para algunos: existe cálculo racional sobre oportunidades migratorias, búsqueda de reconocimiento social, necesidad de diferenciación, o rechazo genuino a experiencias negativas percibidas.
Este reconocimiento evita determinismos interpretativos.
Técnicas de influencia emocional del exilio radical
Aun con agencia individual, los discursos radicales utilizan estrategias: victimización narrativa (“fuiste engañado”), inversión causal (“tu frustración es culpa del sistema”), promesas de ascenso simbólico (“aquí serás libre”) y gratificación inmediata vía redes sociales.
Estas técnicas funcionan porque se articulan con vulnerabilidades preexistentes, no porque anulen la autonomía del individuo.
Conclusiones
La persistencia de la hostilidad extrema del exilio radical no puede comprenderse sin analizarla como un fenómeno psicológico-político de larga duración, nutrido por traumas, estructuras de poder y procesos de legitimación interna en Estados Unidos.
A su vez, la incorporación de actores socializados en la Revolución es un fenómeno multicausal que articula desgaste económico, hegemonía cultural, crisis generacional, agencia individual y estrategias emocionales de reclutamiento.
Mientras estas condiciones persistan, el ciclo de antagonismo tenderá a reproducirse transnacionalmente. Comprenderlo es un paso indispensable para cualquier proyecto de reconstrucción simbólica, diálogo futuro o política pública orientada a la estabilidad nacional.
Glosario términos clave:
Antagonismo estructurante: marco identitario que define al grupo mediante oposición permanente.
Cooptación emocional: proceso en el cual la pertenencia se logra no por convicción ideológica, sino por resonancia afectiva.
Desposesión simbólica: pérdida abrupta de reconocimiento, estatus o identidad colectiva.
Disonancia narrativa: conflicto entre experiencia vivida y relato histórico oficial.
Hegemonía aspiracional: influencia cultural mediante la cual se imponen modelos de éxito y prestigio provenientes de centros hegemónicos.
Fuentes consultadas:
Díaz-Briquets, S., & Pérez-López, J. F. (2006). Corruption in Cuba: Castro and Beyond. University of Texas Press.
Dilla Alfonso, H. (1994). La democracia en Cuba: análisis y perspectivas. Ciencias Sociales.
García, M. C. (1996). Havana USA: Cuban Exiles and Cuban Americans in South Florida, 1959–1994. University of California Press.
Hernández, R. (2005). Mirar a Cuba: Ensayos sobre cultura y sociedad civil. Letras Cubanas.
LeoGrande, W. M., & Kornbluh, P. (2014). Back Channel to Cuba: The Hidden History of Negotiations between Washington and Havana. University of North Carolina Press.
López Segrera, F. (2008). Cuba: Perspectivas de un cambio social. Siglo XXI.
Sweig, J. (2009). Inside the Cuban Revolution: Fidel Castro and the Urban Underground. Harvard University Press.
Volkan, V. D. (1997). Bloodlines: From Ethnic Pride to Ethnic Terrorism. Farrar, Straus and Giroux.
Gracias por leerme.
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