La Marcha del Pueblo Combatiente: una declaración de dignidad y soberanía

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Introducción

A raíz de mi artículo "Marcha del Pueblo Combatiente: un mensaje de unidad y soberanía ante EE. UU. y la mafia anticubana", algunas personas han dirigido críticas hacia mí y hacia quienes, en Cuba, se manifestaron contra el bloqueo de EE. UU. y la injusta inclusión de nuestra patria en la ilegal lista de supuestos países patrocinadores del terrorismo.

Mi respuesta

A esas críticas les respondo: mi posición de reflejar objetivamente lo que sucede en Cuba es legítima y se fundamenta en principios universales, como el derecho internacional a la autodeterminación de los pueblos. El pueblo de Cuba tiene el derecho y la obligación moral de defender su soberanía frente a agresiones externas, incluida la guerra económica que Estados Unidos perpetúa contra nuestro país. No escribo para agradar a ningún grupúsculo de cualquier índole. Soy de Patria o Muerte, la única forma de ser verdaderamente cubano. Nunca pondré ni mi intelecto ni mi brazo al servicio de atacar a Cuba ni de respaldar políticas anticubanas.

Afirmar que quienes participaron en la marcha lo hicieron obligados es una falacia que no resiste el menor análisis. Los enemigos de Cuba deben comprender que este pueblo es plenamente consciente de sus derechos y de la necesidad de alzar su voz contra injusticias como el bloqueo y la absurda inclusión de nuestro país en esa lista arbitraria que solo busca perpetuar el sufrimiento de nuestra nación.

Quienes desean que este pueblo no apoye al gobierno cubano tienen solo una solución:

• Quitar a Cuba de la lista de presuntos patrocinadores del terrorismo.
• Eliminar el bloqueo que asfixia a nuestra nación.

Pero no lo harán, porque saben que al hacerlo serán vencidos. Los perdedores no tienen ni respaldo ni respeto de los pueblos dignos. Prefieren, entonces, mantener esta guerra económica y mediática contra Cuba, aunque ello signifique atentar contra los derechos humanos de toda una nación.

Esta no es la hora de entreguistas ni de anexionistas. Es la hora de ser patriotas, de actuar desde la razón y dentro del marco del derecho internacional, no desde pasiones que solo conducen al extremismo. El pueblo de Cuba tiene el derecho de manifestarse contra el bloqueo económico, contra las políticas de hostigamiento y por su legítimo derecho a construir su propio destino, libre de injerencias y presiones externas.

Es cierto que quienes marcharon apoyan mayoritariamente al gobierno cubano. ¿Qué significa esto? Que ese gobierno representa los intereses de un pueblo que no se doblega, que entiende claramente quién es el verdadero agresor. ¿Qué esperan en Miami o entre los "Miamitos" nacidos en Europa? ¿Que el pueblo cubano apoye a quienes promueven políticas genocidas contra ellos mismos? Por supuesto que no. Esa marcha fue una declaración de principios, una expresión clara de un pueblo digno, que no está dispuesto a renunciar a su soberanía ni a aceptar injerencias.

Conclusión

Cuba no necesita ni extremismos ni entreguismo. Necesita firmeza, racionalidad y unidad en defensa de su dignidad y de su futuro. Esa es la verdadera esencia de la marcha y del pueblo cubano. En cuanto a mí, siempre estaré junto a mi pueblo, nunca contra él. 

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