La Democracia Cubana: un modelo alternativo al sistema occidental
por Henrik Hernandezpublicado en
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Introducción
La democracia es un concepto universalmente aclamado, pero sus formas y aplicaciones varían ampliamente según las tradiciones culturales, históricas y políticas de cada nación. En el caso de Cuba, la democracia adquiere un matiz singular, profundamente enraizado en su lucha por la soberanía, la justicia social y la participación colectiva. A pesar de las críticas que recibe desde los centros de poder occidentales, es innegable que la democracia cubana presenta características únicas que merecen ser comprendidas desde una perspectiva propia.
¿Qué es la democracia cubana?
A diferencia de los modelos occidentales, que priorizan sistemas multipartidistas y elecciones regulares, el sistema cubano se basa en la participación popular, la representación directa y una estructura diseñada para garantizar que el poder esté en manos del pueblo trabajador. Es una democracia participativa y popular, orientada hacia el bienestar colectivo más que hacia los intereses individuales o corporativos.
Características principales de la democracia cubana
Poder Popular:
En Cuba, el poder no reside en partidos políticos, sino en las Asambleas del Poder Popular, que funcionan en los niveles municipal, provincial y nacional. Estas asambleas son elegidas directamente por la ciudadanía, y los delegados tienen la obligación de rendir cuentas a sus electores periódicamente.
El sistema democrático en Cuba, aunque no sigue el modelo multipartidista convencional imperante en otros países, es profundamente representativo, participativo e inclusivo. La democracia cubana se basa en la participación directa de los ciudadanos, permitiéndoles influir en decisiones locales y nacionales a través de asambleas de base y la elección de delegados a nivel de barrios, sin necesidad de campañas costosas ni la influencia de partidos políticos tradicionales. Lo más importante es que el Partido Comunista de Cuba no es objeto ni sujeto electoral; es decir, no participa en el proceso electoral en ninguna modalidad, no presenta candidatos ni elige representantes. Eso es una función netamente de la población en sus lugares de residencia y trabajo.
Candidatos desde la base:
A diferencia de los sistemas donde los partidos políticos imponen candidaturas, en Cuba los candidatos son propuestos y seleccionados directamente por las comunidades. No necesitan pertenecer al Partido Comunista de Cuba, que actúa como una fuerza política orientadora pero no como un actor electoral.
Participación directa:
La democracia cubana se caracteriza por una alta participación ciudadana en procesos de consulta. Por ejemplo, la reciente reforma constitucional (2019) incluyó debates populares donde millones de cubanos participaron activamente, proponiendo enmiendas y cambios.
Foco en la justicia social:
La democracia cubana no solo se mide en términos electorales, sino en su capacidad para garantizar derechos básicos como la salud, la educación, la seguridad social y la cultura. Esto refuerza la noción de que el poder está al servicio del pueblo.
Rendición de cuentas:
Los delegados y representantes tienen la obligación de rendir cuentas a sus electores y pueden ser revocados en caso de incumplimiento de sus responsabilidades.
La crítica occidental: un doble estándar
Las democracias occidentales a menudo critican a Cuba por no ajustarse a los parámetros de su modelo. Sin embargo, esas críticas suelen ignorar las profundas limitaciones de los sistemas liberales, donde el dinero y las élites económicas tienen un control desproporcionado sobre el proceso político.
Por otro lado, la democracia cubana enfrenta desafíos, como la centralización del poder y la necesidad de mayor diversidad en los espacios de debate. No obstante, estas limitaciones no invalidan el compromiso del sistema con la participación popular y la justicia social.
¿Una democracia diferente o una falsa narrativa?
Occidente suele emplear el término "democracia" como una herramienta de dominación cultural y política, desacreditando cualquier modelo que no se ajuste a su estructura liberal. Cuba, en cambio, demuestra que existen otros caminos para construir un gobierno basado en la soberanía del pueblo, lejos de la influencia de las grandes corporaciones y potencias extranjeras.
1- Democracia representativa: la elección de delegados y diputados
Elección de los delegados del Poder Popular:
En los municipios, los ciudadanos nominan y eligen directamente a sus representantes en las Asambleas Municipales del Poder Popular.
Elección de diputados a la Asamblea Nacional:
Los candidatos a diputados no son postulados por partidos políticos, sino por comisiones de candidaturas formadas por organizaciones de la sociedad civil, asegurando una representación diversa.
El Parlamento Cubano (Asamblea Nacional del Poder Popular) es el órgano supremo de poder del Estado y toma decisiones en nombre del pueblo.
Diferencia con los sistemas liberales:
En las democracias representativas tradicionales, los partidos políticos monopolizan la postulación de candidatos, muchas veces con campañas costosas y el financiamiento de grandes corporaciones. En Cuba, el sistema evita que el dinero y los intereses privados influyan en las elecciones.
2. Democracia participativa:
El pueblo en la toma de decisiones
- Asambleas de Rendición de Cuentas:
Los delegados deben reunirse con los ciudadanos de su comunidad periódicamente para explicar sus acciones y recibir críticas o sugerencias.
- Consultas populares:
La Constitución de 2019 fue discutida en miles de reuniones en todo el país, donde millones de cubanos propusieron modificaciones. Más del 60% del texto fue modificado en respuesta a esas consultas antes del referéndum final.
- Revocación de mandato:
Si un delegado o diputado no cumple con su labor, los ciudadanos pueden organizar su destitución antes del fin de su mandato.
- Participación de organizaciones de masas:
La Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y otras organizaciones tienen influencia en la toma de decisiones políticas y económicas.
Diferencia con otros modelos:
En muchos países capitalistas, la democracia participativa se limita al voto cada cierto número de años, sin un mecanismo real de control ciudadano entre elecciones. En Cuba, el pueblo tiene un papel activo en la supervisión de sus representantes.
3. Democracia inclusiva: la representación de todos los sectores sociales
- Acceso universal a derechos básicos:
La educación, la salud, la cultura y la seguridad social son garantizadas sin exclusión, evitando que el poder económico determine quién accede a qué.
- Equidad de género y étnico racial en la política:
Cuba es uno de los países con mayor participación de mujeres en el parlamento, alcanzando más del 50% de diputadas en la Asamblea Nacional. Los diferentes grupos de la población de acuerdo a sus origen racial o étnico están representados en lso diferentes organos del estado.
- Inclusión de las comunidades rurales:
A diferencia de los modelos donde el desarrollo se concentra en las grandes ciudades, en Cuba se han llevado programas de desarrollo a las zonas más alejadas, asegurando que los campesinos y trabajadores del campo tengan representación.
- Enfoque en el bien común:
La política económica y social se orienta hacia la redistribución de la riqueza y la protección de los sectores más vulnerables.
Diferencia con otros sistemas:
En muchas democracias liberales, la desigualdad económica excluye a sectores marginados del proceso político real. En Cuba, el modelo busca garantizar que todos los ciudadanos tengan voz y acceso a derechos fundamentales sin discriminación.
Un modelo con desafíos y posibilidades
Si bien la democracia cubana tiene fortalezas en participación, representación e inclusión, enfrenta desafíos como la necesidad de mayor descentralización, más espacios para la crítica constructiva y la incorporación de herramientas digitales para modernizar la participación ciudadana.
No obstante, el sistema cubano demuestra que existen alternativas a la democracia liberal tradicional, con un enfoque más social, participativo y soberano. El reto es seguir evolucionando el modelo, adaptándolo a las necesidades actuales sin perder su esencia de justicia social y poder popular.
El futuro de la democracia cubana
Cuba enfrenta el desafío de fortalecer su democracia en medio del bloqueo económico, las agresiones mediáticas y un mundo globalizado que presiona por la homogeneización política. Para avanzar, el sistema podría beneficiarse de:
Mayor descentralización en las decisiones locales.
Espacios más amplios para la crítica constructiva y la pluralidad de ideas.
Uso de tecnologías digitales para fomentar aún más la participación popular.
En mi artículo titulado "El sistema electoral cubano y una propuesta de reforma democrática", publicado el 4 de enero de 2025, propongo una reforma legal para incluir una consulta popular vinculante que permita a la población ratificar la elección del Presidente de la República.
En este artículo, detallas cómo el sistema electoral cubano funciona actualmente y sugiero que, tras la selección del Presidente por la Asamblea Nacional, se convoque a un referéndum nacional para que el pueblo decida si lo ratifica o no en el cargo. Esta propuesta busca enriquecer la participación ciudadana y fortalecer la legitimidad del Presidente mediante una mayor involucración del pueblo en su elección.
Conclusión
La democracia cubana no es perfecta, pero tampoco lo son los sistemas occidentales. Es un modelo en evolución, profundamente arraigado en los valores de soberanía y justicia social, que desafía la narrativa dominante. En lugar de intentar encasillarlo dentro de los parámetros de las democracias liberales, el mundo debería verlo como un experimento único y valiente de cómo un pueblo puede construir su propio destino.
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Copyright © Henrik Hernandez 2025
La redacción e investigación de este artículo han contado con la asistencia de inteligencia artificial, utilizada desde julio de 2024.
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