Industrializar sin entregar la Revolución: Pinar del Río como prueba decisiva del socialismo cubano

Introducción: desarrollo no es neutral

En los debates actuales sobre el desarrollo económico de Cuba —y en particular sobre el futuro productivo de Pinar del Río— se ha intentado imponer una narrativa aparentemente técnica y "desideologizada" ideologizada. Según esta visión, el problema del estancamiento territorial se reduce a carencias de inversión, eficiencia o “libertad económica”. Sin embargo, esta lectura oculta deliberadamente una cuestión central: el desarrollo no es solo una cuestión técnica, sino una relación de poder.

Este texto parte de una premisa clara: no basta con producir más; importa quién decide, quién controla y para quién se produce. Desde esa perspectiva, se propone un modelo de industrialización socialista para Pinar del Río que no reproduzca la lógica de la privatización ni la restauración capitalista, sino que fortalezca el control popular y la propiedad social.

El falso dilema: estancamiento estatal o libertad capitalista

Buena parte de los discursos que circulan en redes —muchos de ellos desde fuera del país— plantean un falso dilema: o se acepta la “libertad económica” basada en la propiedad privada, o se permanece en el estancamiento. Esta dicotomía es ideológica, no objetiva.

El abandono productivo de territorios no demuestra la ineficiencia intrínseca de lo estatal o lo social, sino el fracaso de una dirección económica sin control popular, es decir, una forma de plusdirección burocrática que separa la toma de decisiones de las necesidades reales del pueblo.

Cuando ese abandono se usa luego como argumento para justificar privatizaciones, no estamos ante una solución técnica, sino ante una operación política de clase.

Pinar del Río: base material real para un desarrollo socialista

Pinar del Río posee condiciones objetivas excepcionales para convertirse en un polo productivo socialista: suelos fértiles y tradición agrícola consolidada, recursos hídricos relativamente estables. arcillas, calizas y materiales para la industria de la construcción, potencial energético en biomasa y solar, mano de obra con saberes agrícolas y técnicos.

Nada de esto exige entregar el territorio al capital privado. Exige, en cambio, una reorganización socialista de la producción.

El núcleo del problema: dirección sin poder popular

El problema estructural no es la falta de iniciativa privada, sino la desconexión entre dirección económica y control popular. Allí donde las decisiones se toman verticalmente, sin rendición de cuentas ni participación real de trabajadores y comunidades, se genera:

Abandono productivo.

Ineficiencia organizativa.

Desmoralización laboral.

Ese deterioro crea el terreno perfecto para que luego se presente la privatización como “solución inevitable”. En realidad, es la antesala de la restauración capitalista.

Un modelo alternativo: industrialización socialista territorial

La propuesta para Pinar del Río se estructura en cuatro ejes complementarios:

1. Agroindustria cooperativa y social

Procesamiento local de alimentos, tabaco con valor agregado, conservas y secado, bajo propiedad cooperativa o comunitaria, no privada.

2. Industria ligera territorial

Producción de materiales de construcción, madera tratada y prefabricados, orientados a resolver vivienda y empleo de forma simultánea.

3. Talleres productivos distribuidos

Red de talleres para reparación, fabricación de piezas agrícolas y tecnologías apropiadas, reduciendo la dependencia externa.

4. Energía socialmente gestionada

Microredes solares y biomasa bajo control comunitario, base material de toda industrialización real.

Este modelo es técnicamente viable, políticamente coherente con el socialismo y evita la formación de nuevas élites económicas.

Libertad, pero ¿para quién?

Aquí surge la pregunta decisiva: cuando se habla de “libertad económica”, ¿libertad para quién? ¿Para el productor asociado y la comunidad?¿O para el capital privado que concentra decisiones y excedentes?

La historia demuestra que sin control popular, la descentralización se convierte en privatización encubierta. El socialismo no puede renunciar a esta distinción sin renunciar a sí mismo.

De lo local a lo nacional: un problema estructural

Lo que ocurre en Pinar del Río no es excepcional. Es una manifestación territorial de un problema nacional: la plusdirección sin control popular.

Por eso, el modelo aquí propuesto no es exclusivo de una provincia. Es válido para todos los territorios cubanos. Cuba no necesita una suma de capitales privados regionales, sino una red nacional de economías locales socializadas, articuladas a la planificación general.

Conclusión: industrializar sin restaurar

Pinar del Río puede y debe ser un motor productivo del país. Pero no a costa del proyecto social que hizo posible la Cuba actual.

El desarrollo no se mide solo en eficiencia económica, sino en quién decide, quién controla y para quién se produce. El verdadero desafío no es técnico, sino político: descentralizar sin privatizar, desarrollar sin restaurar, producir sin renunciar a la igualdad.

La alternativa existe. Lo que falta no es capital privado, sino voluntad política para socializar el poder económico en todo el país.

Glosario de términos clave:

Cooperativa:

Entidad productiva basada en la asociación voluntaria de trabajadores que gestionan colectivamente la producción y el excedente, distinta tanto de la empresa estatal burocrática como de la empresa privada capitalista.

Control popular:

Capacidad efectiva de trabajadores y comunidades para participar, supervisar y decidir sobre la gestión económica, la asignación de recursos y la evaluación de resultados, más allá de mecanismos formales o consultivos.

Desarrollo:

Proceso histórico y político mediante el cual se reorganizan las fuerzas productivas y las relaciones sociales, determinado por quién controla la producción, la inversión y el excedente, no solo por indicadores técnicos.

Descentralización:

Transferencia de capacidades de gestión hacia niveles territoriales o productivos que, sin control popular, puede derivar en privatización encubierta.

Falso dilema (estatal vs. privado):

Construcción ideológica que presenta la privatización capitalista como única alternativa al estancamiento, ocultando la posibilidad de una reorganización socialista con control popular real.

Industrialización socialista territorial:

Modelo de desarrollo productivo basado en la propiedad social o cooperativa, la planificación democrática y el control popular, orientado a satisfacer necesidades sociales y no a la acumulación privada.

Libertad económica:

Concepto ideológicamente disputado. En el capitalismo suele significar libertad del capital para decidir y acumular; en el socialismo, libertad colectiva para decidir sobre la producción y el destino del excedente.

Propiedad social:

Forma de propiedad en la que los medios de producción pertenecen colectivamente a la sociedad y están gestionados en función del interés social mediante mecanismos de control democrático.

Plusdirección:

Forma de poder que se ejerce sobre la dirección de los procesos económicos y sociales. Puede ser popular y socializada o burocrática y separada del control colectivo. Determina el carácter real de la propiedad.

Restauración capitalista:

Proceso mediante el cual se reintroducen relaciones de producción capitalistas —propiedad privada del excedente, concentración de decisiones— bajo formas aparentemente “mixtas” o “descentralizadas”.

Fuentes consultadas:

Marx, K. (1867/2008). El capital. Crítica de la economía política. Tomo I. Siglo XXI Editores. https://proletarios.org/books/El-Capital-Vol-1-Libro-I-Karl-Marx.pdf

Lenin, V. I. (1917/2010). El Estado y la revolución. Editorial Progreso.
https://ia601608.us.archive.org/14/items/tomo02_202302/Lenin%20-%20El%20estado%20y%20la%20revoluci%C3%B3n.pdf

Polanyi, K. (1944/2001). La gran transformación. Fondo de Cultura Económica. https://www.academia.edu/15107346/Karl_Polanyi_La_Gran_Transformaci%C3%B3n

Gracias por leerme.
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Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano

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