Importancia del diálogo entre las instituciones y el pueblo

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Un llamado al profesionalismo

En un momento histórico en el que la unidad y la confianza son imprescindibles para enfrentar los retos económicos, sociales y políticos que atraviesa Cuba, resulta preocupante observar que una parte de los funcionarios públicos guarda silencio o no responde a las inquietudes de los ciudadanos. Este comportamiento, unido a la falta de profesionalismo de algunos servidores públicos que toman las críticas como algo personal, genera descontento, desconfianza y debilita la relación entre las instituciones y el pueblo. Además, estas situaciones son utilizadas por los enemigos de Cuba para reforzar sus narrativas anticubanas, magnificando los errores y promoviendo una percepción negativa que busca desestabilizar al país.

El deber del servidor público

Un funcionario público no solo tiene la responsabilidad de cumplir con sus tareas administrativas, sino también de representar a las instituciones con dignidad, empatía y compromiso hacia la población que sirve. Esto incluye:

Responder a las inquietudes de los ciudadanos: Ignorar las preguntas, quejas o sugerencias de la gente no solo es una falta de respeto, sino que también refuerza la percepción de que las instituciones están desconectadas de la realidad cotidiana.

Aceptar las críticas como oportunidades de mejora: Las críticas no deben ser vistas como ataques personales, sino como una herramienta para identificar problemas y mejorar los servicios públicos.

Actuar con profesionalismo y transparencia: Cada interacción con la ciudadanía es una oportunidad para fortalecer la confianza en las instituciones y demostrar que el gobierno trabaja en beneficio del pueblo.

Causas del problema

El silencio y la falta de profesionalismo de algunos funcionarios tienen raíces profundas, entre las que se destacan:

• Falta de capacitación: Muchos funcionarios no reciben formación adecuada en comunicación pública, manejo de conflictos e inteligencia emocional.
• Burocracia excesiva: Los procedimientos internos muchas veces priorizan la jerarquía sobre la atención ciudadana.
• Cultura de autoritarismo: En algunos casos, los funcionarios ven las críticas como un desafío a su autoridad en lugar de un llamado a mejorar.
• Desconfianza o temor al escrutinio: El miedo a cometer errores o a ser malinterpretados lleva a algunos funcionarios a evitar el contacto directo con la población.

Impactos en la sociedad

La falta de diálogo y profesionalismo tiene consecuencias negativas tanto para las instituciones como para el pueblo:

Desconfianza: Los ciudadanos sienten que sus preocupaciones no son importantes, lo que debilita el vínculo entre el gobierno y el pueblo.

Frustración y desmotivación: La falta de respuestas genera descontento y disminuye la participación ciudadana en la vida política y social.

Erosión de la legitimidad institucional: Un gobierno que no escucha pierde credibilidad, lo que puede ser aprovechado por fuerzas externas para fomentar desestabilización.

Fortalecimiento de narrativas negativas: Los enemigos de Cuba encuentran en estas fallas internas una oportunidad para amplificar críticas, desacreditar al gobierno y fomentar divisiones sociales.

Ejemplos positivos y soluciones

A pesar de estos desafíos, existen ejemplos de buena práctica que deben ser resaltados y replicados. Algunos funcionarios y organismos han demostrado que el diálogo efectivo es posible:

Canales de atención ciudadana eficientes: Instituciones que han implementado plataformas digitales para recibir y responder preguntas en tiempo récord.

Reuniones comunitarias: Funcionarios que se acercan directamente a los barrios para escuchar y resolver problemas, fortaleciendo la confianza.

Reconocimiento de errores: Aquellos que, con humildad, aceptan críticas y explican las limitaciones de manera transparente.

Propuestas concretas

Capacitación en gestión pública: Todos los funcionarios deben recibir formación continua en ética, comunicación y manejo de conflictos.

Evaluaciones periódicas: Implementar sistemas que midan el desempeño de los funcionarios en términos de atención al ciudadano.

Creación de canales de diálogo formalizados: Espacios físicos y virtuales donde los ciudadanos puedan expresar sus inquietudes con garantía de respuesta.

Reconocer y replicar buenas prácticas: Premiar a los funcionarios que destaquen por su profesionalismo y compromiso.

Promover una cultura de servicio público: Reforzar la idea de que el gobierno está al servicio del pueblo, no al revés.

Un llamado a la acción

Es momento de que las instituciones cubanas renueven su compromiso con el pueblo. Esto no significa sólo resistir las adversidades externas, sino también transformarse desde adentro para garantizar que cada ciudadano se sienta escuchado, valorado y representado. El profesionalismo, el respeto y la transparencia no son opciones; son deberes esenciales para construir una Cuba más fuerte y unida.

Como cubanos, todos tenemos la responsabilidad de contribuir al fortalecimiento de nuestra sociedad. Pero es crucial que quienes ocupan puestos de responsabilidad entiendan que el silencio y la defensiva no conducen al progreso. Las críticas, bien gestionadas, son una herramienta valiosa para crecer y mejorar. Solo con diálogo y acción podemos superar juntos los desafíos que enfrentamos.

¡Hagamos del compromiso y el profesionalismo la base del servicio público en Cuba!

Notas:

Este artículo es una reflexión basada en las experiencias personales del autor y narraciones de familiares, amigos y conocidos.

El Tocororo Cubano está dispuesto a ponerse sus experiencias y conocimientos en función de profesionales cubanos interesados en mejorar una cultura de servicios con métodos de comunicación y manejo de conflictos.

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