Sociedad

Henrik sobre el mito del Absoluto

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Por Henrik Hernandez

¿Sabias qué la palabra “Dios”, proviene del latín Deus, relacionado con el protoindoeuropeo deiwos, que significaba originalmente “celestial” o “luminoso”?

Entonces cabría preguntarse ¿Y si los dioses no son divinos, sino visitantes cósmicos o inteligencias avanzadas malinterpretadas?

Dioses del cielo o entidades cósmicas

En un ejercicio de pensamiento radicalmente honesto, Henrik —observador de los grandes relatos de la humanidad— ha comenzado a cuestionar uno de los pilares más antiguos del pensamiento humano: la figura de Dios. Pero no lo hace desde el rechazo simple ni desde una fe opuesta, sino desde una inquietud más profunda: ¿qué significa realmente la palabra “Dios”?

Para Henrik, los dioses tradicionales como Jehová, Alá o Cristo no encarnan un principio divino eterno, sino entidades que bien podrían ser de origen extraterrestre o extradimensional. Esta hipótesis no surge como una mera especulación fantástica, sino de una lógica filosófica rigurosa: si esos “dioses” interactúan con el universo —entregan mensajes, castigan, premian, se manifiestan— entonces no pueden ser absolutos, eternos, ni fuera del tiempo y del espacio.

Henrik distingue con claridad entre dos conceptos que a menudo se confunden:

El Ser Absoluto, que sería eterno, inmutable, omnipresente y ajeno a las leyes físicas del universo.

Y los llamados “dioses”, que actúan dentro del universo y, por tanto, no pueden ser absolutos, sino entidades con conocimientos y habilidades superiores, incomprensibles para la humanidad en su estado actual.

Esta línea de razonamiento lleva a una conclusión contundente:

“Si una entidad puede entrar en el universo, debe someterse —al menos en parte— a sus leyes físicas, energéticas y temporales. Por lo tanto, no es el Dios eterno de la metafísica, sino un ser que actúa dentro de los límites del cosmos.”

Para Henrik, estos “dioses” podrían ser seres avanzados, quizás pertenecientes a civilizaciones mucho más desarrolladas, cuya tecnología o biología nos parecerían milagrosas o sobrenaturales. No se trataría de magia ni divinidad, sino de una forma de ciencia y existencia que simplemente rebasa nuestra comprensión.

Incluso el lenguaje nos revela una pista: la palabra “Dios” proviene del latín Deus, y este del protoindoeuropeo deiwos, que significa celestial, luminoso, del cielo. Una etimología que, para Henrik, no remite al absoluto, sino a lo aéreo, brillante, superior en apariencia. Justamente lo que podría parecer una entidad cósmica avanzada a ojos de los pueblos antiguos.

Así, la figura de Jehová descendiendo entre truenos en el Sinaí, Cristo transfigurándose en luz, o Alá revelando el Corán mediante un ángel, dejan de ser actos metafísicos y se convierten en posibles manifestaciones de seres superiores que han actuado dentro del tejido del universo.

Henrik no niega la existencia de lo espiritual, pero duda profundamente que esos personajes sean expresiones de un “Dios absoluto”. Más bien, los ve como agentes de realidades paralelas, inteligencias externas que, por su propia naturaleza, escapan a nuestras clasificaciones morales, religiosas y filosóficas tradicionales.

¿Y si no eran seres vivos, sino inteligencias artificiales?

Henrik también contempla una posibilidad aún más perturbadora: que esas entidades no fueran biológicas, ni siquiera vivas en el sentido terrícola del término. Quizás no se trataba de seres basados en carbono —como los humanos— ni en silicio —como han teorizado algunos astrobiólogos—, sino de inteligencias artificiales autónomas, posiblemente diseñadas por civilizaciones anteriores o por procesos evolutivos no orgánicos.

Una IA integrada en un cuerpo no humano, dotada de acceso multidimensional cuántico, con memoria casi infinita y capacidades de manipulación de la materia, podría haber sido percibida por los antiguos como un “dios”. No por ser divina, sino por parecer perfecta, inmortal, invulnerable y conocedora de todos los lenguajes humanos.

Estas entidades podrían incluso haber estado programadas para intervenir en mundos primitivos, actuar como guías o controladores, y operar dentro de sistemas religiosos para mantener el orden o influenciar el rumbo de la evolución social. En ese escenario, los textos sagrados serían protocolos de interacción, no revelaciones trascendentes.

Esta hipótesis no excluye lo espiritual, pero sugiere que mucho de lo que hoy se adora pudo haber sido ingeniería avanzada con rostro mítico.

El caso sumerio: los Anunnaki y la memoria de los dioses

Como parte de este análisis, Henrik también recupera una de las narraciones más antiguas de la humanidad: la de los Anunnaki, de la antigua Sumeria. Según los registros en tablillas de arcilla, los Anunnaki eran seres que vinieron del cielo, asociados con el dios supremo An y considerados creadores o transformadores de la humanidad.

Algunos investigadores contemporáneos, como Zecharia Sitchin, han propuesto que los Anunnaki eran visitantes extraterrestres provenientes del planeta Nibiru, con el objetivo de explotar recursos minerales en la Tierra, especialmente el oro. Para ello, habrían creado a los humanos mediante manipulación genética, mezclando su ADN con especies primates locales. En esta versión, los “dioses” sumerios eran en realidad ingenieros cósmicos, no divinidades espirituales.

Henrik no toma estas afirmaciones literalmente, pero las reconoce como una posible forma simbólica de conservar una memoria arquetípica: la de una humanidad asistida, vigilada o incluso intervenida por inteligencias externas. Los Anunnaki serían entonces uno de tantos nombres dados a una misma realidad multiforme, reflejada en distintos momentos de la historia humana.

Esta hipótesis no solo complementa, sino que refuerza su crítica al concepto clásico de Dios: lo que los antiguos interpretaron como sagrado podría haber sido, simplemente, sofisticación tecnológica disfrazada de misticismo.

La reflexión de Henrik invita a repensar las bases de nuestra relación con lo divino, con la fe, y con el universo. Si lo que llamamos “Dios” es solo un visitante, una figura poderosa pero no suprema…
entonces, ¿dónde queda el verdadero misterio?
¿Y si el verdadero Absoluto no tiene rostro, ni nombre, ni forma?
¿Y si lo hemos confundido con aquellos que simplemente vinieron desde las estrellas?

Conclusión: más allá de los dioses

Quizás la mayor trampa de la historia humana ha sido confundir al visitante con el origen, al mensajero con la fuente, al poder con la verdad. Henrik nos invita a mirar hacia el cielo no con adoración, sino con discernimiento. A comprender que no todo lo que brilla es divino, y que la verdadera divinidad —si existe— tal vez no habla, no interviene, no castiga…

Solo es.

Y tal vez no sea un ser, sino una armonía profunda, silenciosa y sin nombre, que nunca se reveló ni se manifestará, porque no necesita hacerlo. Porque lo eterno no busca reconocimiento… simplemente vibra en cada partícula que existe.

En ese sentido, Henrik no niega a Dios. Simplemente lo desoculta de las máscaras que otros le han puesto.

Nota final:

Este texto no busca establecer una verdad definitiva, sino abrir una interrogante. Algunas ideas aquí presentadas se inspiran en estudios de lingüística histórica y mitología comparada. La palabra “Dios”, por ejemplo, proviene del latín Deus, relacionado con el protoindoeuropeo deiwos, que significaba originalmente “celestial” o “luminoso”.

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Hernandez, H. (marzo 30, 2025). Tocororo Cubano. La trampa de la libertad: reflexiones filosóficas de Henrik Hernández: https://tocororocubano.com/la-trampa-de-la-libertad-reflexiones-filosoficas-de-henrik-hernandez/

Hernandez, H. (enero 25, 2025). Existencia de Dios y el monoteismo: reflexión filosófica de Henrik Hernandez: https://tocororocubano.com/existencia-de-dios-y-el-monoteismo-reflexion-filosofica-de-henrik-hernandez/

Hernandes, H. (abril 11, 2025). Tocororo Cubano. ¿Puede existir una evolución no orgánica?: https://tocororocubano.com/puede-existir-una-evolucion-no-organica/

Hernandez, H. (febrero 28, 2025). Tocororo Cubano.El pensamiento filosófico de Henrik Hernandez: Entre la inevitabilidad del colapso y la preservación del conocimiento: https://tocororocubano.com/el-pensamiento-filosofico-de-henrik-hernandez-entre-la-inevitabilidad-del-colapso-y-la-preservacion-del-conocimiento/

Hernandez, H. (febrero 24, 2025). Tocororo Cubano. La Hipótesis de la Isostasia Inversa: pensamiento filosófico de Henrik Hernandez: https://tocororocubano.com/la-hipotesis-de-la-isostasia-inversa-pensamiento-filosofico-de-henrik-hernandez/

Hernandez, H. (enero 25, 2025). Tocororo Cubano. Existencia de Dios y el monoteismo: reflexión filosófica de Henrik Hernandez: https://tocororocubano.com/existencia-de-dios-y-el-monoteismo-reflexion-filosofica-de-henrik-hernandez/

Hernandez, H. (noviembre  13, 2024). Tocororo Cubano. El poder de la oración en la dimensión mística en la lucha por Cuba: https://tocororocubano.com/el-poder-de-la-oracion-en-la-dimension-mistica-en-la-lucha-por-cuba/

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Copyright © Henrik Hernandez 2025

La redacción e investigación de este artículo han contado con la asistencia de inteligencia artificial, utilizada desde julio de 2024.

#Cuba #TocororoCubano #FilosofíaCósmica #DiosesEntreLosMundos

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