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Fronteras marítimas de Cuba, sus desafíos, soluciones y defensa práctica de sus derechos

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Introducción

Cuba, una nación insular en el Caribe, se enfrenta a un panorama complejo en cuanto a la protección de sus aguas jurisdiccionales y su Zona Económica Exclusiva (ZEE). Aunque sus fronteras marítimas están claramente definidas mediante acuerdos internacionales y tratados bilaterales, el cambio climático, la explotación de recursos en áreas cercanas por Estados Unidos y la situación en torno a la Base Naval de Guantánamo presentan desafíos considerables. Además, Cuba, como un actor clave en la región, tiene la oportunidad de liderar el esfuerzo global para proteger los derechos de los estados insulares frente a la amenaza del cambio climático. Este artículo explora tanto los aspectos jurídicos como las acciones prácticas que Cuba puede implementar para asegurar sus fronteras marítimas.

La delimitación actual de las aguas jurisdiccionales y la ZEE de Cuba

Cuba ha delimitado sus aguas jurisdiccionales de acuerdo con el derecho internacional, particularmente la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). Actualmente, el país tiene aguas territoriales que se extienden 12 millas náuticas desde sus costas, en las cuales ejerce soberanía completa. Además, cuenta con una ZEE que se extiende hasta 200 millas náuticas, donde Cuba tiene derechos exclusivos sobre la exploración y explotación de los recursos naturales marinos, como la pesca e hidrocarburos.

Sin embargo, la proximidad geográfica de sus vecinos –Estados Unidos, México, Jamaica, Bahamas y Haití– ha hecho necesario establecer acuerdos bilaterales para evitar conflictos en la delimitación de las ZEE. Estos tratados han definido con precisión los límites mediante el uso de coordenadas geográficas. Por ejemplo, en 1976 Cuba y México firmaron un acuerdo para dividir equitativamente el Canal de Yucatán, y se llego a un tratado en 2017, en 2011 se llegó a un acuerdo similar con Bahamas. En 1994, un tratado con Jamaica delimitó las aguas del Estrecho de Colón. Gracias a estos acuerdos, Cuba ha podido ejercer sus derechos sobre recursos estratégicos, como la pesca y la exploración de petróleo en el mar.

Cuba no tiene fronteras marítimas directas con los países centroamericanos continentales (como Honduras, Guatemala, Nicaragua o Costa Rica), por lo que no ha sido necesario delimitar la ZEE con estos países.

Las Islas Caimán no son parte de América Central, su proximidad a Cuba implica que en algún momento se podría discutir un acuerdo de delimitación entre la ZEE cubana y la ZEE británica que cubre las aguas de las Islas Caimán. Aún no existe un acuerdo formal de delimitación entre Cuba y este territorio.

Demarcación entre Cuba y Estados Unidos

Una de las fronteras marítimas más sensibles es la que comparte Cuba con Estados Unidos en el Estrecho de Florida. Debido a la proximidad geográfica, la delimitación se basa en una línea equidistante trazada entre la costa norte de Cuba y la costa sur de Florida. Aunque no existen disputas activas sobre la delimitación en sí, la explotación de recursos en áreas cercanas ha generado tensiones indirectas.

Cuba y Estados Unidos firmaron en 1977 un acuerdo bilateral provisional que delimita parcialmente la Zona Económica Exclusiva (ZEE) en el Golfo de México y el Estrecho de la Florida. Aunque este acuerdo establece una línea de delimitación para evitar disputas sobre recursos marinos, como la pesca y los hidrocarburos, su carácter es temporal, y aún no se ha alcanzado un tratado definitivo.

A pesar de las tensiones políticas y el bloqueo, ambos países han respetado este acuerdo provisional.

Estados Unidos ha logrado explotar de manera efectiva los recursos petroleros y de gas en su lado de la frontera marítima en el Golfo de México, cerca de la ZEE de Cuba. Sin embargo, debido al bloqueo económico impuesto por EE. UU., Cuba ha enfrentado grandes dificultades para explotar sus propios recursos en esta zona, lo que ha dejado al país en una posición desventajosa.

El bloqueo de EE. UU. y la explotación de recursos en detrimento de Cuba

El bloqueo económico de EE. UU. ha tenido un impacto directo en la capacidad de Cuba para explotar los recursos marinos en su ZEE, particularmente en áreas cercanas al Golfo de México. Aunque las fronteras marítimas están claramente definidas, la imposibilidad de acceder a tecnología avanzada, financiación internacional y acuerdos de cooperación limita las posibilidades de Cuba para explotar estos recursos de manera eficaz. Mientras tanto, Estados Unidos ha capitalizado sus áreas de explotación cercanas a la frontera, beneficiándose de las riquezas marinas en una zona rica en hidrocarburos.

Un ejemplo clave es la "Franja Oriental" del Golfo de México, una región rica en petróleo que se encuentra cerca de las fronteras marítimas entre Cuba, Estados Unidos y México. Aunque Cuba ha intentado atraer inversiones extranjeras de países como Rusia y China para desarrollar proyectos de exploración en esta área, el bloqueo ha hecho difícil la implementación efectiva de dichos proyectos. Mientras tanto, Estados Unidos ha avanzado en la explotación de sus propios recursos en áreas cercanas, sin necesidad de coordinar o colaborar con Cuba.

Este desequilibrio en el acceso a los recursos refuerza la percepción de que, a pesar de la delimitación clara de las fronteras, Cuba ha sido indirectamente perjudicada por la incapacidad de explotar sus recursos en igualdad de condiciones.

El diferendo sobre la Base Naval de Guantánamo

Uno de los conflictos más persistentes en la política territorial de Cuba es el relacionado con la Base Naval de Guantánamo. Desde 1903, Estados Unidos ocupa una franja de territorio cubano en virtud de un tratado de arrendamiento, algo que Cuba ha denunciado como una ocupación ilegal. El gobierno cubano ha solicitado en repetidas ocasiones la devolución de este territorio, considerando que la permanencia de la base afecta su soberanía nacional. El control de las aguas cercanas a la base también es un tema sensible, ya que tiene implicaciones para la soberanía marítima de Cuba en esa zona.

El diferendo sobre Guantánamo es un símbolo de la lucha de Cuba por el control pleno de su territorio, y este conflicto ofrece al país la oportunidad de reforzar su postura en la defensa de la soberanía marítima.

Impacto del cambio climático en las fronteras marítimas de Cuba

El cambio climático representa una amenaza significativa para las fronteras marítimas de Cuba, particularmente debido al aumento del nivel del mar y la erosión costera. Estos fenómenos pueden alterar la línea de base desde la cual se miden las aguas territoriales y la ZEE, lo que podría reducir las áreas bajo control cubano. Además, la desaparición de islas o cayos debido al aumento del nivel del mar podría llevar a la pérdida de derechos sobre las aguas adyacentes, según las reglas establecidas en la CONVEMAR.

Para mitigar estos riesgos, Cuba debe tomar medidas prácticas para proteger y consolidar sus fronteras marítimas.

¿Qué puede hacer Cuba para proteger sus fronteras en la práctica?

1. Fortalecimiento de la vigilancia y control marítimo

Cuba debe incrementar su capacidad para monitorear y controlar sus aguas territoriales y su ZEE. Esto implica modernizar la Guardia Fronteriza y la fuerza naval cubana, dotándolas de tecnologías avanzadas como radares costeros, drones de vigilancia y sistemas de monitoreo por satélite. Estas herramientas permiten detectar y prevenir actividades ilegales, como la pesca no autorizada y el tráfico de drogas, asegurando el control efectivo sobre los recursos marinos.

La cooperación regional con otros países del Caribe para realizar patrullajes conjuntos y compartir inteligencia también podría fortalecer la capacidad de Cuba para proteger sus fronteras marítimas.

2. Gestión sostenible de los recursos marinos

El manejo eficiente de los recursos marinos es crucial para consolidar el control sobre la ZEE de Cuba. La implementación de políticas de pesca sostenible y la explotación responsable de los hidrocarburos y minerales del lecho marino no solo generaría ingresos, sino que también reforzaría la presencia cubana en sus aguas.

Además, la creación de áreas marinas protegidas en zonas estratégicas dentro de la ZEE demostraría el compromiso de Cuba con la sostenibilidad ambiental y reforzaría su control sobre esas áreas.

3. Desarrollo de infraestructuras costeras y resiliencia climática

Para enfrentar los efectos del cambio climático, Cuba debe fortalecer su infraestructura costera. La modernización de puertos clave, como el Puerto de Mariel, no solo potenciaría la economía marítima, sino que también proporcionaría bases para operaciones de vigilancia y control naval.

Asimismo, la construcción de defensas costeras y proyectos de recuperación de tierras en áreas vulnerables al aumento del nivel del mar ayudarían a preservar partes críticas de la línea costera, asegurando así la permanencia de los derechos sobre las aguas adyacentes.

4. Diplomacia y defensa de los estados insulares

En el plano internacional, Cuba puede desempeñar un papel destacado en la defensa de los estados insulares ante los efectos del cambio climático. Liderando una coalición de países insulares, Cuba podría abogar en foros internacionales como la ONU por la fijación de las fronteras marítimas mediante coordenadas geográficas permanentes, garantizando que las naciones vulnerables no pierdan derechos sobre sus ZEE, incluso si sus territorios físicos disminuyen debido al cambio climático.

Esta posición fortalecería la diplomacia cubana y proyectaría a la isla como un defensor clave de los intereses de los países en desarrollo.

5. Uso estratégico del diferendo sobre Guantánamo

El caso de Guantánamo podría ser utilizado como una plataforma para subrayar la importancia de la soberanía territorial y marítima. A nivel internacional, Cuba podría presentar el conflicto como un ejemplo de la necesidad de respetar los derechos territoriales de las naciones, en especial cuando se trata de la gestión de recursos marítimos en un contexto de creciente incertidumbre climática.

Cuba también podría explorar la explotación conjunta de recursos en las aguas cercanas a Guantánamo, si las tensiones con EE. UU. se alivian en el futuro, demostrando una actitud flexible y pragmática. Anque las solución real pasa por la devolución de ese territorio a la soberanía cubana.

6. Fomento de la investigación científica y tecnológica

El desarrollo de capacidades científicas para monitorear el impacto del cambio climático es fundamental. Cuba podría invertir en centros de investigación marina que permitan un mejor manejo de los recursos y una anticipación de los efectos climáticos. Estos centros pueden realizar estudios sobre los cambios en los ecosistemas marinos, los impactos de la erosión costera y las alteraciones en los hábitats de especies clave para la pesca.

Además, la tecnología de monitoreo ambiental y el uso de satélites para la vigilancia en tiempo real del nivel del mar y los cambios en la geografía costera permitirían a Cuba tomar decisiones rápidas y precisas para proteger sus fronteras marítimas. Colaborar con otros países y organizaciones internacionales en esta área también fortalecería la capacidad de Cuba para gestionar sus aguas jurisdiccionales.

Conclusión

Cuba enfrenta una serie de desafíos para proteger sus fronteras marítimas y su Zona Económica Exclusiva, tanto por los efectos del cambio climático como por el diferendo sobre la Base Naval de Guantánamo y las restricciones impuestas por el bloqueo estadounidense. Sin embargo, mediante una combinación de estrategias prácticas, como el fortalecimiento de la vigilancia, la gestión sostenible de los recursos y el desarrollo de infraestructuras resilientes, Cuba puede consolidar su control sobre sus aguas jurisdiccionales. Al mismo tiempo, su papel en la defensa de los estados insulares a nivel internacional le ofrece una oportunidad para liderar la lucha por los derechos marítimos en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático.

El desequilibrio en el acceso a los recursos en áreas cercanas a Estados Unidos, exacerbado por el bloqueo, refuerza la necesidad de que Cuba siga buscando alianzas estratégicas y soluciones diplomáticas que le permitan capitalizar los recursos en su propia ZEE. Aunque las fronteras están delimitadas, la realidad práctica de la explotación de los recursos revela un desafío continuo para Cuba, que debe seguir protegiendo su soberanía marítima tanto en el ámbito jurídico como en el operativo.

Notas:

En cuanto al marco legal internacional, Cuba es signataria de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), firmada en 1982 y en vigor desde 1994. Esta convención establece los derechos y obligaciones de los estados en cuanto a la delimitación de las aguas territoriales, la ZEE, el uso de los recursos marinos y la protección del medio ambiente marítimo

Fuentes consultadas:

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