El pensamiento filosófico de Henrik Hernandez: Entre la inevitabilidad del colapso y la preservación del conocimiento. 

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Introducción

Henrik Hernández se erige como un pensador que, ante el panorama desolador de la civilización contemporánea, ha desarrollado una visión filosófica basada en la certeza del colapso y la necesidad de garantizar que algo valioso sobreviva a la debacle. Para él, la degradación cognitiva y la apatía de las masas han sellado el destino de la humanidad bajo el yugo de un capitalismo que ha superado su propia crisis al mutar hacia nuevas formas de control totalitario.

Desde su perspectiva marxista, Henrik no observa en la crisis actual una transición natural hacia el socialismo, sino una bifurcación entre el ascenso de un fascismo tecnológico y el colapso absoluto. La humanidad, sumida en una inercia de indiferencia, se ha resignado a aceptar su propia decadencia, permitiendo que el sistema opere sin resistencia efectiva. El problema no es solo económico o político, sino también antropológico: el individuo moderno ha sido condicionado a la pasividad, mientras que las fuerzas sociales que podrían contrarrestar este proceso han sido desarticuladas.

El inevitabilidad del colapso

Henrik sostiene que la civilización actual se encuentra en una fase terminal. La expansión capitalista ha alcanzado límites que solo pueden sostenerse con mecanismos de control cada vez más sofisticados, como la vigilancia masiva y la tecnología de manipulación cognitiva. Sin embargo, el sistema, al depender del consumo irracional y la sobreexplotación de recursos, se enfrenta a su propia contradicción fundamental: la imposibilidad de un crecimiento infinito en un mundo finito.

Para Henrik, el colapso no será exclusivamente económico, sino civilizatorio. No basta con la caída de los mercados; la destrucción de los ecosistemas y la pérdida del conocimiento acumulado a lo largo de siglos llevarán a un retorno a la barbarie, donde la humanidad sobreviviente apenas recordará los vestigios de su pasado. Además, parte de la premisa de que el proceso civilizatorio no necesariamente debe ser evolutivo. En este sentido, un colapso civilizatorio puede no ser solo una consecuencia inevitable, sino también una opción adaptativa cuando la regresión se convierte en una estrategia viable para la supervivencia ante las condiciones impuestas por el modo de producción capitalista.

La inevitabilidad de un conflicto global

Henrik considera que el colapso no será solo un declive gradual, sino que lo más probable es que estalle un conflicto bélico global como solución a la contradicción del sistema capitalista y del conflicto actual. Este enfrentamiento no solo destruirá las estructuras políticas y económicas del mundo actual, sino que también hará retroceder a la humanidad a un estado de crisis permanente. En este contexto, la estrategia no es detener el colapso, sino prepararse para sobrevivirlo.

La estrategia: no cambiar el mundo, sino preservar lo valioso

Si el colapso es irreversible, entonces la tarea no es impedirlo, sino asegurar que, en medio de la ruina, algo esencial perdure. Para Henrik, esta estrategia implica la creación de núcleos de preservación del conocimiento, estructuras que, en un mundo devastado, puedan transmitir a las generaciones futuras las herramientas necesarias para reconstruir una sociedad mejor.

Estrategias de supervivencia ante el colapso

Preparación Individual y Comunitaria:

• Seguridad, defensa y autosuficiencia.
• Conocimientos en filtración de agua, cultivo de alimentos y primeros auxilios.
• Desconexión del sistema digital y creación de redes de contacto seguras.

Refugios y zonas estratégicas:

• Identificar ubicaciones alejadas de centros de conflicto.
• Crear estructuras de autosuficiencia con energía renovable y almacenamiento de alimentos.

Preservación del conocimiento:

• Archivos resistentes con información sobre ciencia, historia y filosofía.
• La idea es contar con un lenguaje que, basado en principios simples y perdurables, permita a los sobrevivientes reconstruir un orden social.

Reconstrucción Post-Guerra:

• Crear sociedades descentralizadas y autónomas.
• Evitar la repetición de los errores del pasado mediante el análisis histórico y la educación en pensamiento crítico

Reflexión final

Henrik Hernández no se engaña con ilusiones de reformas superficiales ni con la creencia de que la humanidad despertará a tiempo para evitar su destino. Su pensamiento no es el de un revolucionario tradicional, sino el de un arquitecto de la memoria, alguien que, ante el hundimiento inevitable del barco, no busca reparar el casco, sino asegurar que el conocimiento llegue a una orilla lejana.

Su legado filosófico no es una utopía, sino una estrategia de supervivencia cultural. Si la humanidad no puede salvarse a sí misma, al menos debe evitar que su historia, sus enseñanzas y sus sueños desaparezcan con ella. En la noche del colapso, su pensamiento es una antorcha encendida, no para iluminar el presente, sino para guiar a quienes vengan después.

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