Ciencias

El cerebro, la inteligencia y los límites de la expansión

por
publicado en
Imagen generada por la AI Sofia.

¡Bienvenido a Tocororocubano.com!

Estamos orgullosos de conectarnos con usted,

independientemente del lugar en el que se encuentre.Este no es un simple blog; es una Revista Digital Multidisciplinaria donde convergen el análisis geopolítico, la cultura, la economía, la naturaleza, el humor, y mucho más desde unaperspectiva cubana única. ¡Le deseamos que disfrute de nuestros artículos y pase un maravilloso momento junto a nosotros!

Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano

Energía, termodinámica y conciencia en un planeta finito

Capítulo 1: El cerebro, máquina perfecta de la naturaleza

El cerebro humano como modelo de eficiencia inigualada

El cerebro humano es, hasta hoy, la máquina más eficiente jamás producida por la naturaleza (al menos es lo que creemos los humanos).Con un consumo energético cercano a los 20 vatios —equivalente al de una pequeña bombilla LED— coordina miles de millones de procesos simultáneos: desde la regulación de la respiración y la temperatura corporal hasta la capacidad de imaginar, abstraer y crear universos simbólicos complejos.

Este hecho resulta aún más notable cuando se compara con los sistemas actuales de inteligencia artificial. El entrenamiento de modelos de gran escala requiere gigavatios-hora de energía, una magnitud comparable al consumo eléctrico de miles de hogares durante meses. La diferencia no es anecdótica: plantea interrogantes fundamentales sobre sostenibilidad, límites planetarios y el rumbo tecnológico de la civilización contemporánea.

Una arquitectura optimizada por la evolución

Con un peso aproximado de 1,4 kilogramos, el cerebro humano contiene alrededor de 86 mil millones de neuronas, cada una conectada a miles de otras, formando una red de aproximadamente 100 billones de sinapsis. Todo este entramado funciona con una eficiencia energética que ningún sistema artificial ha logrado reproducir.

La clave de esta eficiencia no reside en la fuerza bruta, sino en el diseño evolutivo. El cerebro procesa información de forma paralela, tolera fallos gracias a la redundancia funcional y adapta continuamente su estructura mediante la plasticidad cerebral. No maximiza la velocidad ni el consumo energético, sino el equilibrio entre estabilidad, flexibilidad y bajo costo metabólico.

La IA y su dependencia energética

La inteligencia artificial contemporánea sigue una estrategia opuesta. Para alcanzar capacidades cada vez mayores, depende de enormes volúmenes de datos, infraestructuras centralizadas y un consumo energético creciente. Aunque la fase de inferencia es más eficiente que el entrenamiento, sigue requiriendo centros de datos con sistemas de refrigeración intensivos y acceso constante a recursos materiales.

Además, muchos aprendizajes que un ser humano adquiere mediante experiencias directas mínimas requieren, en la IA, el procesamiento de billones de parámetros. La potencia de estos sistemas es indiscutible, pero también lo es su dependencia estructural de la energía.

Tiempo y eficiencia: una diferencia esencial

El cerebro humano tarda décadas en desarrollarse plenamente, mientras que una IA puede entrenarse en semanas o meses. Esta diferencia obliga a matizar cualquier comparación simplista. El cerebro es extraordinariamente eficiente en términos energéticos, pero su ritmo de maduración es lento. La IA, en cambio, acelera su aprendizaje a costa de un consumo masivo de recursos.

Esta divergencia no es accidental: refleja dos estrategias radicalmente distintas de construcción de inteligencia.

¿Y si el cerebro utilizara más energía?

Podría pensarse que un mayor consumo energético permitiría al cerebro acelerar su aprendizaje. Sin embargo, la biología impone límites estrictos. El cerebro opera cerca de su umbral térmico y metabólico seguro. Un aumento sostenido del consumo energético produciría sobrecalentamiento, desequilibrios neuroquímicos y pérdida de estabilidad funcional. En lugar de volverse más inteligente, el sistema se volvería más frágil.

La lentitud del desarrollo cerebral no es un defecto, sino una ventaja evolutiva. Permite consolidar conexiones, integrar experiencia corporal y social, y construir significado profundo. Mientras la IA quema energía para ganar tiempo, el cerebro invierte tiempo para ahorrar energía. La inteligencia biológica no surge del exceso, sino de la restricción bien administrada.

Capítulo 2: Los límites físicos de la inteligencia

Energía, calor y mundo finito

La inteligencia no es una abstracción flotando en el vacío. Toda mente, biológica o artificial, está anclada a un soporte físico que consume energía, disipa calor y ocupa espacio. Procesar información tiene un costo termodinámico inevitable. No existe excepción tecnológica a esta regla.

Desde la perspectiva de la física, pensar genera entropía. En el cerebro humano, los flujos electroquímicos están ajustados con extrema precisión para minimizar pérdidas energéticas. En la inteligencia artificial, la computación digital implica la conmutación constante de miles de millones de transistores, lo que genera calor que debe ser extraído activamente. Si ese calor no se disipa, el sistema falla.

Este límite no es técnico ni político: es termodinámico.

El mito de la escalabilidad infinita

Uno de los supuestos más extendidos en el discurso tecnológico contemporáneo es que la inteligencia puede escalar indefinidamente: más datos, más parámetros, más potencia. Sin embargo, esta lógica confunde capacidad de cómputo con inteligencia significativa.

El cerebro humano no se volvió inteligente por crecer sin límite, sino por organizar mejor lo que tenía. En contraste, muchos sistemas de IA avanzan principalmente por acumulación, encontrando rápidamente un doble límite: energético y ecológico. Una inteligencia que solo puede progresar ampliando su huella material entra en contradicción con el entorno que la sostiene.

Tiempo y energía como estrategias opuestas

La inteligencia biológica intercambia velocidad por eficiencia. La artificial intercambia eficiencia por velocidad. Ambas estrategias pueden coexistir, pero solo dentro de ciertos márgenes. Cuando la disponibilidad energética deja de crecer al ritmo que exige la expansión computacional, el modelo entra en tensión.

El problema deja entonces de ser tecnológico para convertirse en civilizatorio.

Capítulo 3: Conciencia, regencia y el límite de la expansión

El cerebro como sistema termodinámicamente anclado

El cerebro humano no es solo un órgano cognitivo, sino un sistema profundamente acoplado a las condiciones físicas de la Tierra. Su funcionamiento depende de un equilibrio extremadamente delicado de temperatura, gravedad, composición química, campos electromagnéticos y ritmos planetarios. Alterar de forma sostenida estas condiciones no conduce a una adaptación superior, sino a una desorganización progresiva del sistema.

Desde esta perspectiva, la conciencia no es transportable sin costo. No puede emigrar libremente a otros entornos sin perder coherencia funcional. El cerebro no es un dispositivo intercambiable, sino una estructura termodinámicamente situada.

Un límite universal de la inteligencia consciente

Este límite no es exclusivo de la humanidad. Toda forma de conciencia —biológica o no— estará anclada a una regencia física concreta, definida por condiciones energéticas, materiales y termodinámicas que no puede abandonar sin perder coherencia. La conciencia emerge de equilibrios finos, no de robustez bruta. Por ello, la expansión poblacional de la vida consciente encuentra un techo físico, no tecnológico.

Así como la velocidad de la luz impone un límite fundamental al desplazamiento en el espacio, la termodinámica impone un límite estructural a la expansión de la conciencia.

Epílogo: El límite como forma de inteligencia

A menudo se objeta que, frente a los límites energéticos de la inteligencia artificial actual, surgirán nuevas tecnologías capaces de reducir drásticamente su costo: computación neuromórfica, cuántica, fotónica o algoritmos cada vez más frugales. Sin embargo, estas alternativas no eliminan el límite termodinámico, sino que lo desplazan. Todo sistema que procesa información paga un precio energético mínimo imposible de anular.

La cuestión decisiva, por tanto, no es cómo superar los límites, sino cómo habitar inteligentemente dentro de ellos. El cerebro humano no es un modelo por haber escapado a la termodinámica, sino por haber aprendido a operar en su borde óptimo. Aceptar el límite no es resignación, sino el inicio de una inteligencia madura. Tal vez la medida última del progreso no sea cuánto podemos expandirnos, sino cuánta coherencia somos capaces de sostener sin destruir el sistema que nos contiene.

Glosario de términos clave

Conciencia: Capacidad de un sistema para integrar información, experiencia y significado en una unidad coherente.

Entropía: Medida del desorden o dispersión de la energía en un sistema físico.

Eficiencia energética: Relación entre la energía consumida y el trabajo útil realizado.

Inteligencia artificial (IA): Sistemas computacionales diseñados para realizar tareas cognitivas mediante algoritmos y procesamiento de datos.

Plasticidad cerebral: Capacidad del cerebro para reorganizar sus conexiones en respuesta a la experiencia y el aprendizaje.

Regencia: Sistema local de coherencia que integra múltiples procesos físicos, biológicos o cognitivos dentro de límites definidos.

Termodinámica: Rama de la física que estudia las transformaciones de la energía y sus límites.

Fuentes consultadas:

Herculano-Houzel, S. (2009). The human brain in numbers: A linearly scaled-up primate brain. Frontiers in Human Neuroscience, 3, 31. https://doi.org/10.3389/neuro.09.031.2009

Schwartz, R., Dodge, J., Smith, N. A., & Etzioni, O. (2020). Green AI. Communications of the ACM, 63(12), 54–63.
https://cacm.acm.org/research/green-ai/

Strubell, E., Ganesh, A., & McCallum, A. (2019). Energy and policy considerations for deep learning in NLP. arXiv.
https://arxiv.org/abs/1906.02243

Gracias por leerme.
Si este contenido resonó contigo, únete a nuestra comunidad comentando y compartiendo.

© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729). Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial sin autorización. 

Declaración de autoría

Formación multidisciplinaria:

Geopolítica y Ciencias Sociales: Licenciado en Ciencias Pedagógicas con especialización en Historia y Ciencias Sociales por la Escuela Superior Interarmas de Políticos Militares de Minsk (1986)

Economía y mercados: Graduado de Vendedor y Promotor de Comercio Internacional en Säljehögskola - Mercuri International (2001)

Psicología y Salud: Auxiliar de Enfermería en Lärgården (2010) con especialización en Psiquiatría (2025)

Método de trabajo:
Artículo investigado, argumentado y redactado íntegramente por el autor. Se empleó IA exclusivamente para estructuración editorial y contraste conceptual bajo supervisión humana constante.

#TocororoCubano #CerebroVsIA #InteligenciaSostenible #LímitesPlanetarios #CienciaYConciencia #Termodinámica

Comentarios