El caso de la mochila y las mil preguntas sin respuestas
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
¿Una mochila olvidada con euros, dólares, un móvil y un carné en una casa vacía? Lo que parece un acto de virtud podría esconder algo mucho más turbio. Te contamos por qué esta historia necesita más que aplausos: necesita respuestas.
Introducción
En ocasiones, nos llegan historias que emocionan, conmueven y despiertan el orgullo. Narraciones de gestos nobles, de actos de civismo que parecen confirmar que los valores fundamentales siguen vivos. Sin embargo, hay relatos que, por su estructura demasiado perfecta, merecen una lectura más detenida.
Recientemente se compartió la historia de dos jóvenes cadetes del Instituto Técnico Militar (ITM) que, al encontrar una mochila abandonada en la vía pública con una considerable suma de dinero —4000 pesos cubanos, 5400 euros y 3084 dólares—, un teléfono móvil y un carné de identidad, decidieron, según el relato, llevarla primero a la dirección que aparecía en el documento. Al no hallar a nadie allí, acudieron entonces a una estación de Policía para entregar el contenido. Justo en ese momento, un ciudadano cubano residente en República Dominicana, “emprendedor de desarrollo”, se presentó a hacer la denuncia por la pérdida del carné y el móvil de su esposa, sin imaginar que el dinero también reaparecería. El relato concluye con un emotivo agradecimiento y el traslado personal de los cadetes por parte del ciudadano hacia su escuela.
¿Es posible? Sí.
¿Es creíble? Tal vez.
¿Es verosímil? Aquí comienzan las preguntas.
¿Quién contó el dinero y cómo se supo el monto?
Desde el inicio, se afirma que la mochila contenía exactamente 5400 euros, 3084 dólares y 4000 pesos cubanos. Pero no se aclara en ningún momento dónde, cuándo ni quién hizo ese conteo. ¿Fue en la calle? ¿En la estación de policía? ¿En la casa en construcción?
Tampoco se menciona si se levantó algún acta oficial, si se verificó la legalidad de esas divisas o si se revisó el móvil en busca de evidencias o rastros útiles. En un país donde el uso y la posesión de divisas extranjeras están fuertemente regulados, no abordar estos puntos es un vacío significativo.
Una reacción poco creíble para cadetes militares
Ante el hallazgo de una mochila con miles en efectivo y documentos, lo esperable —incluso para ciudadanos sin preparación militar— sería no mover el objeto del lugar y llamar de inmediato a la Policía, para que asegurara el sitio y evaluara si se trataba de un posible delito o riesgo.
En cambio, los cadetes decidieron trasladarse por su cuenta hasta la dirección del carné, como si se tratara de una billetera extraviada y no de un caso que potencialmente requería investigación. Esta conducta no solo contradice el entrenamiento institucional esperado, sino que también podría haber contaminado o destruido evidencia importante.
Dirección inhabitable: ¿una irregularidad o algo más?
Otro detalle desconcertante es que la dirección declarada en el carné de identidad correspondía a una casa en construcción y vacía. ¿Cómo es posible que un documento de identidad válido muestre una dirección presumiblemente inhabitable?
Esto podría interpretarse de varias maneras:
Error administrativo o irregularidad común, lo cual ya sería grave.
Falsificación documental, con implicaciones legales más serias.
Indicio de una operación encubierta, donde la identidad y la dirección forman parte de una estructura ficticia.
En cualquier caso, esto debería haber activado mecanismos de seguridad institucional y verificación documental, pues sugiere la posibilidad de que las estructuras encargadas de expedir documentos oficiales estén siendo vulneradas por intereses ajenos al país.
El móvil en la mochila: ¿descuidada pérdida o entrega fallida?
Quizás uno de los elementos más reveladores sea el hecho de que el teléfono móvil estuviera dentro de la mochila y no en uso por su propietario o el portador. En la práctica, nadie se separa voluntariamente de su teléfono, mucho menos si está en la vía pública y lleva consigo grandes sumas de dinero.
Este detalle sugiere otra hipótesis más seria:
La mochila no fue olvidada accidentalmente. Fue abandonada como parte de una entrega fallida.
En ese contexto, el móvil podría haber sido un dispositivo destinado a un agente receptor, y no un simple teléfono de uso cotidiano. Recordemos que los móviles pueden servir como:
Canal de comunicación cifrada.
Dispositivo de rastreo o vigilancia.
Contenedor de instrucciones, transferencias, claves, coordenadas u otras funciones encubiertas.
La presencia del móvil junto a las divisas y un carné con dirección falsa apunta a un conjunto de elementos característicos de un paquete operativo, más que de una mochila perdida por un ciudadano despistado.
Además, llama la atención que se afirme que el carne de identidad y el móvil hallado pertenecía a la esposa del ciudadano que hizo la denuncia. Este detalle, lejos de esclarecer, parece diseñado para disvincularlo directamente del contenido del dispositivo, como si no tuviera relación con su uso, ubicación o posibles datos comprometidos.
Esta separación narrativa sutil puede interpretarse como una estrategia para reducir la responsabilidad directa del individuo sobre un objeto clave, reforzando así la sospecha de que el móvil no era un simple teléfono personal, sino un componente operacional que debía mantenerse alejado de su figura principal.
¿Y si el móvil tenía geolocalización activa?
Un detalle revelador pasa desapercibido en la narración: el ciudadano extranjero apareció en la estación de policía justo en el momento en que los cadetes entregaban la mochila. La coincidencia es tan precisa que no parece casualidad, sino resultado de un sistema de seguimiento activo mediante GPS.
Es altamente probable que el teléfono móvil supuestamente “perdido” —atribuido a su esposa— tuviera una aplicación de rastreo instalada, permitiéndole al ciudadano localizarlo con exactitud. Esto explicaría por qué no buscó el móvil en la calle ni preguntó en lugares cercanos: simplemente lo siguió hasta su destino final, en tiempo real.
Esta capacidad tecnológica refuerza la sospecha de que el móvil no era un objeto de uso doméstico, sino un dispositivo vinculado a una operación que requería control sobre su ubicación, lo cual encaja con patrones típicos de entrega encubierta o vigilancia logística.
¿Y el carné de identidad? Otro indicio de inconsistencia
También resulta llamativo que el carné de identidad estuviera dentro de la mochila, junto al dinero y al teléfono móvil. En Cuba, (al igual que en muchos países) el carné es un documento personal que rara vez se deja fuera del alcance directo del ciudadano. Normalmente se porta en un bolsillo o cartera, y perderlo implica serios inconvenientes.
Tenerlo dentro de la mochila sugiere dos posibilidades:
Un acto de descuido altamente improbable para alguien que carga tantas divisas.
Que el carné, junto con el resto del contenido, formaba parte de un paquete preparado para ser entregado a un tercero.
Este segundo escenario cobra fuerza si se recuerda que el carné mostraba una dirección inhabitable, lo cual refuerza la hipótesis de que se trataba de una identidad funcional, creada para un fin específico y posiblemente vinculada a una operación encubierta.
Traslado por un ciudadano extranjero: posible falta disciplinaria y legal
Como cierre del relato, se menciona que el ciudadano —cubano residente en el extranjero— trasladó personalmente a los cadetes a su escuela como muestra de agradecimiento.
Este hecho, que se presenta como un gesto noble, va en contra de los principios establecidos por las instituciones militares cubanas, donde existen restricciones explícitas sobre el contacto no autorizado con ciudadanos extranjeros o cubanos residentes fuera del país.
Aceptar este tipo de interacción, sin necesidad, en un contexto informal, podría constituir una violación de las normas internas de disciplina y seguridad, e incluso levantar sospechas sobre vulnerabilidad institucional.
¿Y la verificación de identidad? ¿Dónde quedó la CIM?
Más grave aún es que no se aclara quién ni cómo verificó la identidad del ciudadano que hizo la denuncia. No se indica si presentó pasaporte, carné consular, documentos de residencia legal, o si se comprobó el vínculo con la supuesta dueña del móvil y el carné.
Peor aún, el hecho de que se permitiera a ese ciudadano llevar personalmente a dos cadetes en su vehículo sugiere que no se realizó una verificación rigurosa, o que esta se pasó por alto deliberadamente.
Y para ponerle la tapa al pomo, nada en el relato sugiere que se haya notificado a la Contrainteligencia Militar (CIM), a pesar de que se trata de un caso donde:
Están involucrados cadetes en formación.
Hay sumas significativas en divisas extranjeras.
Existe una posible entrega fallida.
Se presentan documentos con direcciones irregulares.
Y se establece contacto con un ciudadano extranjero no acreditado.
O la CIM no fue informada… o algo muy mal se hizo en la secuencia institucional de este caso.
La "esposa": una figura sin rostro:
Otro elemento desconcertante es la mención a la esposa del ciudadano como supuesta propietaria del móvil y del carné hallados en la mochila. Esta figura es presentada solo de forma referencial, nunca aparece ni se contextualiza. No se informa si es cubana o extranjera, residente en Cuba o fuera, ni por qué no fue ella quien denunció la pérdida de sus documentos.
Tampoco hay evidencia de que se haya verificado el vínculo matrimonial, lo cual resulta preocupante, ya que la legitimidad del denunciante se basa en una relación que no fue comprobada ni visible. La esposa, más que una persona, parece funcionar como un recurso narrativo para desligar al individuo del contenido sensible, especialmente el móvil.
Entrega de pertenencias a quien no tenía vínculo legal directo
Uno de los elementos más preocupantes del relato es que, según se afirma, el carné de identidad y el teléfono móvil encontrados pertenecían a la esposa del ciudadano que hizo la denuncia, no a él.
Esto significa que la persona que acudió a la estación policial no tenía un vínculo directo ni comprobado con el contenido de la mochila. Desde el punto de vista legal y procedimental:
El carné de identidad es intransferible y debe ser devuelto únicamente a su titular.
Un teléfono móvil también requiere prueba de propiedad o autorización legal expresa para ser entregado a un tercero.
En el relato no se verifica en ningún momento la identidad de la esposa, su nacionalidad, su lugar de residencia ni su vínculo con el denunciante.
A pesar de ello, la Policía entregó todos los objetos al ciudadano, incluyendo documentos oficiales y un dispositivo electrónico con potencial contenido sensible, sin dejar constancia de verificación alguna. Esta acción vulnera los principios básicos de custodia, legalidad y responsabilidad institucional.
¿Quién es el “emprendedor” cubano en La Habana residente en República Dominicana?
Entre las múltiples interrogantes que deja el caso de la mochila, hay una que se impone por su gravedad:
¿Quién es realmente el ciudadano cubano residente en República Dominicana, que afirma hacer negocios en Cuba y aparece en el momento exacto de la entrega a la Policía?
Según la narración, este individuo no solo, no era el propietario del carné de identidad ni del teléfono móvil encontrados, sino que además su vinculación con la mochila fue aceptada sin verificación documental ni validación legal del supuesto vínculo con la dueña de los objetos.
Esta figura —presentada de forma ambigua como “emprendedor de desarrollo”— puede representar algo mucho más delicado: una cobertura perfecta para actividades ilícitas o de inteligencia encubierta, entre ellas:
Lavado de dinero, mediante ingresos informales de divisas.
Operaciones de inteligencia, usando identidades funcionales y paquetes con información sensible.
Conexiones clandestinas dentro del país, a través de estructuras debilitadas por la falta de control documental.
En un momento en que Cuba enfrenta una guerra multidimensional, la presencia de este tipo de perfiles —que operan desde el extranjero, traen capital, y se relacionan con ciudadanos y estructuras dentro del país— debe ser considerada una prioridad para los órganos de seguridad e inteligencia.
A esto se suma un hecho inquietante:
👉 Ni el carné de identidad, ni el móvil, ni la mochila eran suyos.
👉 Y aun así, la Policía le entregó todo.
Más que una historia ejemplar, lo que tenemos aquí es un caso abierto que exige respuesta institucional, revisión operativa y atención urgente.
El elemento Euro
Otro elemento que refuerza la sospecha es la naturaleza y procedencia de las divisas encontradas. Según el relato, el ciudadano cubano residente en República Dominicana portaba, entre otras sumas, 5400 euros en efectivo. Esta moneda, sin embargo, no es de uso corriente en República Dominicana, donde las transacciones internacionales y remesas se realizan mayoritariamente en dólares estadounidenses. La presencia de euros, y no dólares, carece de lógica práctica para un supuesto “emprendedor” que opera entre dos países del Caribe y no desde Europa.
Esta anomalía sugiere que el uso de euros podría responder a otros fines: operaciones financieras irregulares, triangulación de fondos desde terceros países o entregas en efectivo destinadas a estructuras no formales. En contextos sensibles como el cubano, donde existe una guerra económica y mediática en curso, la presencia de divisas poco comunes —especialmente en grandes cantidades y sin explicación clara— no puede considerarse inocente ni casual.
Brechas operativas
Sin necesidad de invocar leyes específicas, lo ocurrido evidencia fallos procedimentales graves en la actuación institucional.
La combinación de divisas elevadas, documentos con direcciones dudosas, dispositivos rastreables y la participación de cadetes ameritaba la intervención inmediata de la Contrainteligencia Militar (CIM). Su ausencia —y la entrega de objetos sin verificación legal— confirma que existen brechas operativas que deben ser atendidas con urgencia.
Conclusión
Todo ciudadano tiene derecho a sentir orgullo por los gestos nobles y los actos honestos. Pero también tiene derecho —y deber— de pensar críticamente cuando una historia parece demasiado perfecta a tal grado que pone al desnudo incongruencias y fallas institucionales, en este caso relacionadas con la seguridad nacional.
Cada una de estas piezas puede tener una explicación razonable, pero todas juntas exigen una revisión más profunda.
Esperamos que en los próximos días se amplíe la información sobre este hecho, y que puedan esclarecerse las dudas legítimas que aún nos asaltan y que tienen consecuencias legales para todos los implicados. Porque no se trata solo de una historia curiosa: estamos ante un asunto que compromete la legalidad, la seguridad institucional y la confianza pública.
Y si algún día el Tocororo Cubano termina dando lecciones de procedimiento a policías y militares… entonces no sabremos si reír o llorar, pero seguro algo no está funcionando como debería.
Notas:
Esta historia fue difundida originalmente en el grupo de Facebook “Seguidores del Periódico Granma”, lo que refuerza su naturaleza simbólica dentro del ecosistema de narrativa revolucionaria popular.
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Hernandez, H. (febrero 17, 2025). La Guerra de Cuarta Generación contra Cuba: https://tocororocubano.com/la-guerra-de-cuarta-generacion-contra-cuba/
Hernandez, H. (agosto 11, 2024). Guerra cognitiva contra Cuba: impacto de la lentitud en la toma de decisiones
https://tocororocubano.com/guerra-cognitiva-contra-cuba-impacto-de-la-lentitud-en-la-toma-de-decisiones/
Fuentes consultadas:
Seguidores del Periódico Granma. (2025, abril 13). Los cadetes Alejandro Cantillo Pérez y Yoerlandy Camero Baños del ITM venían este sábado por 110 y 5ta... [Publicación en grupo de Facebook]. Facebook. https://www.facebook.com/groups/seguidoresdelperiodicogranma/posts/9443244845713316/
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Copyright © Henrik Hernandez 2025
La redacción e investigación de este artículo han contado con la asistencia de inteligencia artificial, utilizada desde julio de 2024.
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