Defender lo popular es defender sus límites, ANPP, CTC y la integridad ideológica de la Revolución
por Henrik Hernandezpublicado en
Introducción: cuando defender exige pensar
Defender una institución revolucionaria no significa justificar cualquier cosa que se diga o se haga en su nombre. Al contrario: defender lo popular implica preservar su contenido histórico, político y de clase frente a desviaciones que lo vacían desde dentro.
En el contexto actual cubano, marcado por transformaciones económicas profundas, tensiones sociales acumuladas y un escenario internacional hostil, emerge una pregunta incómoda pero necesaria:
¿pueden instituciones llamadas populares seguir siéndolo si comienzan a reproducir discursos, intereses o prácticas ajenas al pueblo trabajador?
Este artículo no parte del ataque, sino de la defensa consciente. Defender la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) hoy exige protegerlas de posturas proburguesas, revisionistas y restauracionistas, incluso cuando estas aparezcan desde dentro.
Forma y contenido: cuando el nombre deja de coincidir con la función
La historia demuestra que las instituciones no se definen por su nombre, sino por la función social que cumplen. Una asamblea puede llamarse “popular” y dejar de serlo si se convierte en tribuna de intereses económicos particulares. Un sindicato puede existir formalmente y, sin embargo, perder su razón de ser si deja de representar a los trabajadores frente al capital.
Aquí no se discuten personas, sino contradicciones estructurales.
Primera señal de alerta: conflicto de intereses en la representación obrera
La presencia de propietarios privados —dueños de MIPYMES— en cargos dentro de estructuras sindicales no es un problema moral ni personal. Es un conflicto de intereses objetivo.
El sindicalismo clasista nace para defender al trabajador frente al empleador. Cuando el empleador pasa a representar al trabajador, la relación se invierte y la organización pierde su contenido histórico.
En este contexto, resulta especialmente sensible la información —no desmentida públicamente— sobre la participación de propietarios de MIPYMES en estructuras sindicales.
Carlos Miguel Pérez Reyes, presidente de una MIPYME y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, ha sido señalado en diversos espacios como parte de estructuras de dirección vinculadas a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Ante la ausencia de una referencia institucional pública verificable, este señalamiento se analiza aquí como indicio político relevante, no como dato administrativo cerrado ni acusación personal.
Más allá del caso concreto, el problema es estructural: la representación obrera pierde legitimidad cuando quienes viven de la plusvalía aparecen vinculados a órganos llamados a defender al trabajador.
No se trata de demonizar a los nuevos actores económicos, sino de establecer límites claros:
Incompatibilidad entre ser empleador privado y ocupar cargos de dirección sindical.
Control desde las bases y revocabilidad real.
Transparencia en los procesos de elección y promoción.
Un sindicato que no defiende al trabajador deja de ser sindicato, aunque conserve su nombre.
Segunda señal de alerta: revisionismo histórico desde la tribuna popular
Resulta especialmente grave que desde la propia ANPP se emitan discursos que idealizan el pasado prerrevolucionario, como la afirmación de que “el gran sueño del ganadero cubano es volver a antes del triunfo de la Revolución”.
Esa narrativa omite deliberadamente: la concentración de tierras, la pobreza rural estructural, el analfabetismo, la dependencia externa y la exclusión histórica del campesinado.
No es una opinión inocente: es revisionismo histórico. Y cuando el revisionismo se normaliza desde las instituciones populares, se convierte en propaganda restauradora.
El centenario de Fidel: memoria, coherencia y responsabilidad
Este debate ocurre en un año simbólico: el centenario de Fidel Castro. No como figura congelada en la épica, sino como proyecto histórico vivo.
Fidel no “muere” cuando pasa el tiempo. Fidel muere políticamente cuando se acepta como normal aquello que él combatió: la naturalización de la desigualdad, la idealización del pasado oligárquico, la conversión del poder público en plataforma de intereses privados.
Honrar su legado no significa repetir consignas, sino impedir que se diluya el contenido revolucionario de las instituciones que nacieron de la Revolución.
Defender no es justificar: crítica revolucionaria vs. obediencia automática
Una de las confusiones más peligrosas del presente es equiparar crítica consciente con ataque, y silencio acrítico con lealtad.
La defensa automática —esa que justifica todo por reflejo— no fortalece a la ANPP ni a la CTC. Las debilita, porque sustituye el pensamiento político por la obediencia y vacía la participación de contenido real.
Defender una institución revolucionaria es defenderla de aquello que la niega, incluso cuando esa negación se disfraza de pragmatismo, modernización o realismo económico.
Unidad no es renuncia
La unidad revolucionaria no se construye aceptándolo todo, sino estableciendo límites.
No es unidad permitir que intereses de clase ajenos se expresen sin contrapeso.
No es unidad normalizar discursos que legitiman la restauración simbólica.
La historia enseña que las revoluciones no caen por exceso de pensamiento crítico, sino por tolerar —en nombre de la estabilidad— ideas que socavan sus fundamentos.
Conclusión: defender lo popular es preservar su sentido
La defensa verdadera de la Asamblea Nacional del Poder Popular y de la Central de Trabajadores de Cuba pasa por defenderlas de posturas proburguesas, revisionistas, procapitalistas y restauracionistas.
No se trata de purismo ni de nostalgia, sino de coherencia histórica.
Una institución solo sigue siendo revolucionaria mientras: sirva al pueblo trabajador, mantenga independencia frente al poder económico, y preserve la memoria histórica que le dio origen.
Defender lo popular hoy exige algo más difícil que aplaudir: exige pensar, corregir y poner límites.
Porque la Revolución no se sostiene con silencio, sino con conciencia.
Glosario de términos clave:
ANPP (Asamblea Nacional del Poder Popular):
Órgano supremo del poder del Estado cubano, llamado a representar los intereses del pueblo trabajador.
CTC (Central de Trabajadores de Cuba):
Organización sindical histórica encargada de la defensa de los derechos laborales y de clase de los trabajadores.
Burguesía nacional:
Sector propietario de medios de producción que, aun siendo nacional, responde a intereses de acumulación privada.
Conflicto de intereses:
Situación en la que una persona ocupa una posición que le impide representar de manera imparcial a un colectivo.
Revisionismo histórico:
Reinterpretación interesada del pasado que omite relaciones de dominación y desigualdad para legitimar el presente.
Restauracionismo:
Tendencia política que busca revertir conquistas revolucionarias y reinstaurar relaciones sociales anteriores.
Fuentes consultadas:
Castro Ruz, F. (2005, noviembre 17). Discurso pronunciado en la Universidad de La Habana. Gobierno de Cuba.
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f171105e.html
Interián Rodríguez, E. (2025, diciembre). Intervención en la ANPP sobre producción y MIPYMES [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/shorts/p6GmMjkbdK0
👉 Nota: como no hay un título formal, convierto la descripción en una descripción entre corchetes para indicar claramente de qué se trata el video.
Carlos Miguel Pérez Reyes, presidente de una MIPYME y diputado a la ANPP, ha sido señalado en diversos espacios como parte de estructuras de dirección vinculadas a la CTC. Ante la ausencia de una referencia institucional pública, el señalamiento se analiza aquí como indicio político, no como dato administrativo cerrado.
Gracias por leerme.
Si este contenido resonó contigo, únete a nuestra comunidad comentando y compartiendo.
Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano
#ANPP #CTC #RevoluciónCubana #IntegridadIdeológica
Comentarios