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§De la tierra al poder VIII. El socialismo genuino como horizonte de liberación

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Por Henrik Hernandez

Este es el quinto capítulo de la serie De la tierra al poder: Historia, presente y futuro de la desigualdad, de la Revolución Neolítica al socialismo genuino.
En los anteriores recorrimos desde el surgimiento de los excedentes agrícolas y la desigualdad hasta la consolidación del Estado y la religión como formas de control social. Hoy damos un salto hacia el presente y el futuro para plantearnos una cuestión decisiva: si la raíz de la opresión está en la propiedad, ¿puede el socialismo convertirse en la vía real para alcanzar la igualdad social y liberar a la humanidad de toda forma de explotación?

La herencia de la Revolución Neolítica

La Revolución Neolítica, al inaugurar la agricultura y la ganadería, introdujo por primera vez la posibilidad de acumular excedentes. Lo que parecía un triunfo de la civilización fue también el inicio de la desigualdad:

El control de la tierra se transformó en poder sobre otros.

El excedente agrícola dio origen a clases dominantes y subordinadas.

El Estado y la religión surgieron como instrumentos de legitimación de esa dominación.

La violencia organizada se convirtió en recurso sistemático: nacieron los ejércitos, las guerras de conquista y la represión política para garantizar la obediencia de los pueblos.

A partir de entonces, cada modo de producción —esclavista, feudal, capitalista— no hizo más que refinar los mecanismos de apropiación y coerción de la riqueza y de los cuerpos por parte de minorías privilegiadas. La promesa de igualdad quedaba siempre desplazada.

El nudo central: la propiedad privada

Marx lo sintetizó con claridad: la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. Y esa lucha tiene un eje constante: la propiedad sobre los medios de producción.

En la Antigüedad, la propiedad era el dominio sobre esclavos.

En el feudalismo, el vasallo dependía del señor de la tierra.

En el capitalismo, la clase obrera queda subordinada al capital.

La raíz de la opresión no está en la escasez ni en la técnica, sino en la propiedad privada concentrada que permite que unos vivan del trabajo de otros.

¿Leyes económicas inmutables o dominación histórica?

Uno de los argumentos más recurrentes de quienes se oponen al socialismo es que “la economía tiene sus propias leyes” y que estas no pueden ser alteradas, solo aceptadas. Con ello buscan presentar al capitalismo como un orden natural, eterno e insuperable.

Marx desmontó esta visión. Para él, las llamadas “leyes económicas” no son fuerzas ciegas de la naturaleza, sino expresiones de relaciones sociales concretas, nacidas de una forma histórica de organizar la producción y la propiedad.

En la esclavitud, la “ley” era la dependencia absoluta del esclavo a su amo.

En el feudalismo, la “ley” era la servidumbre del campesino al señor feudal.

En el capitalismo, la “ley” parece ser la del mercado, pero en realidad se trata de la explotación asalariada y la acumulación de capital.

Al conocer cómo surgen y cómo operan esas leyes, es posible dominarlas y transformarlas, en lugar de subordinarnos pasivamente a ellas. Esa fue la gran enseñanza de Marx: la economía no dicta el destino humano, el ser humano organiza y reorganiza la economía.

¿Qué ofrece el socialismo genuino?

El socialismo que necesitamos pensar hoy no es una caricatura burocrática ni un simple capitalismo de Estado. Es un socialismo genuino, científico y profundamente democrático.

Su núcleo es claro:

Propiedad social real de los medios de producción, no estatalismo enajenado.

Gestión directa y participativa de la economía por parte de las comunidades y los trabajadores.

Desaparición progresiva de las clases sociales, no solo a nivel económico, sino también cultural e ideológico.

Uso de la ciencia y la técnica para el beneficio colectivo y no para la acumulación privada.

Reconciliación con la naturaleza, superando la lógica extractivista que nació en el Neolítico.

Más allá del Neolítico: un salto civilizatorio

Si la Revolución Neolítica transformó radicalmente la relación del ser humano con la tierra, el socialismo genuino puede significar una segunda revolución civilizatoria.

Del poder de unos pocos sobre la mayoría, al poder colectivo de la humanidad sobre su destino.

De la apropiación privada, a la gestión común de la riqueza y la tierra.

De la explotación de la naturaleza, a la armonía sostenible con ella.

Este salto no es automático ni garantizado: requiere conciencia, organización y voluntad. Pero es el único horizonte capaz de cerrar el ciclo de opresión que comenzó hace más de 10 000 años.

Conclusión: la última revolución

La humanidad ya atravesó revoluciones agrícolas, industriales y tecnológicas. Todas trajeron progreso, pero también nuevas formas de dominación.
El socialismo genuino es la primera revolución cuyo objetivo declarado es acabar con toda dominación y desigualdad.

Si la Revolución Neolítica fue el punto de partida de la desigualdad, el socialismo puede ser el punto final.

Solo entonces podremos decir que la humanidad, por fin, ha recuperado lo que perdió cuando aprendió a cultivar la tierra: la igualdad y la libertad.

Glosario de términos clave:

Acumulación de capital: Proceso mediante el cual la riqueza producida por los trabajadores se concentra en manos de una minoría propietaria.

Burocracia: Forma de gestión caracterizada por el control jerárquico y centralizado, que en el socialismo puede distanciar la propiedad estatal de la participación popular.

Clases sociales: Grupos humanos definidos por su posición en las relaciones de producción, como dominantes (propietarios) y dominados (productores).

Excedente agrícola: Producción de alimentos que supera las necesidades inmediatas de subsistencia y que permitió la acumulación y el surgimiento de desigualdades.

Leyes económicas: Regularidades observadas en la organización de la producción y distribución, que son históricas y cambian con los modos de producción.

Modo de producción: Forma histórica en que la sociedad organiza la producción, la distribución y la propiedad de los medios materiales.

Neolítico: Etapa prehistórica caracterizada por la domesticación de plantas y animales, origen de la agricultura y la ganadería.

Propiedad privada: Control exclusivo de bienes o recursos por individuos o grupos, base de la explotación en los distintos modos de producción.

Represión política: Uso de la fuerza organizada del Estado para imponer obediencia y garantizar el dominio de las clases privilegiadas.

Socialismo genuino: Proyecto de organización social basado en la propiedad común de los medios de producción, el control popular y la justicia social.

Violencia organizada: Institucionalización de la coerción mediante ejércitos, guerras y aparatos represivos para sostener sistemas de dominación.

Fuentes consultadas:

Engels, F. (1972). El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Moscú: Editorial Progreso. (Trabajo original publicado en 1884).

Lenin, V. I. (1970). El Estado y la revolución. Moscú: Editorial Progreso. (Trabajo original publicado en 1917).

Marx, K. (1975). El capital. Crítica de la economía política (Vol. I). Moscú: Editorial Progreso. (Trabajo original publicado en 1867).

Marx, K., & Engels, F. (1976). Manifiesto del Partido Comunista. Moscú: Editorial Progreso. (Trabajo original publicado en 1848).

Childe, V. G. (2009). Man Makes Himself. Londres: Watts & Co. (Trabajo original publicado en 1936).

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© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729).

Créditos y colaboración técnica

Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.

La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.

También se ha contado con el contraste teórico y validación conceptual brindados por la inteligencia artificial DeepSeek, utilizada en calidad de herramienta crítica para el análisis institucional y económico.

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