De la tierra al poder III: el poder político estatal y religión como expresión ideológica del poder
por Henrik Hernandezpublicado en
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Por Henrik Hernandez
Este es el tercer capítulo de la serie De la tierra al poder: Historia, presente y futuro de la desigualdad, de la Revolución Neolítica al socialismo genuino. En la primera entrega vimos cómo la agricultura y la ganadería dieron origen a excedentes, desigualdad y los primeros Estados. En el segundo tratamos la trampa del sedentarismo, empeoramiento de la salud. Hoy nos adentramos en el tema del surgimiento del estado y la religión, como consecuencia directa de la Revolución Neolítica.
Excedente agrícola y nacimiento de jerarquías
La revolución agrícola trajo consigo algo más que estabilidad alimentaria: generó excedentes. Estos excedentes, lejos de ser un simple recurso extra, se convirtieron en la base material para la aparición de desigualdades sociales.
El control del grano, el agua o la tierra permitió que ciertos grupos acumularan privilegios, dando lugar a una estructura social más estratificada.
Religión como herramienta de legitimación
En este nuevo escenario, la religión dejó de ser exclusivamente un sistema de creencias comunitarias para transformarse en un mecanismo de legitimación del poder.
Templos y sacerdotes no solo mediaban con lo divino, sino que reforzaban el orden social, justificando la autoridad de jefes o reyes como designio sagrado.
Casos como el faraón egipcio (encarnación de Horus) o el Inca (hijo del Sol) ilustran esta fusión entre poder político y religioso.
Violencia organizada y represión política
La institucionalización del poder trajo consigo la violencia organizada.
Ejércitos permanentes, sistemas judiciales coercitivos y represión de disidencias se volvieron herramientas centrales del Estado naciente. La guerra dejó de ser episódica para convertirse en un medio sistemático de expansión y control interno.
Perspectivas críticas al determinismo estatal
Autores como Pierre Clastres han cuestionado la idea de que el Estado sea un destino inevitable. Su obra La société contre l'État documenta sociedades que resistieron deliberadamente la centralización, como algunos pueblos amazónicos.
Sin embargo, estas sociedades solían depender de movilidad geográfica, ausencia de grandes excedentes y densidad poblacional baja para evitar la formación de élites permanentes.
El caso taíno: diversidad dentro de una misma cultura
En las Antillas Mayores, los taínos muestran dos modelos distintos:
En Puerto Rico, una confederación de cacicazgos que abarcaba toda la isla, con coordinación política centralizada.
En Cuba, una organización más descentralizada, aunque ya con signos de desigualdad social.
Ambos modelos revelan que la centralización podía variar en grado y forma, pero la acumulación de excedentes y jerarquías sociales presionaba hacia estructuras más centralizadas.
Alternativas históricas al Estado
La Liga Iroquesa, ciertas comunas medievales o asambleas como el þing vikingo ofrecen ejemplos de mecanismos de participación y limitación del poder.
No obstante, incluso estas sociedades mantenían jerarquías y funciones coercitivas:
La Liga Iroquesa tenía sachems hereditarios.
El þing vikingo estaba presidido por jarls o reyes, con desigual peso en las decisiones.
Pueblos amazónicos practicaban el don competitivo o la movilidad para dispersar el poder, pero recurrían a liderazgos temporales en guerra o rituales.
La tendencia hacia la centralización político-religiosa
Incluso las formas descentralizadas o “alternativas” muestran que, en contextos sedentarios con excedentes, la centralización era cuestión de tiempo.
Las razones eran estructurales:
Administración de excedentes requería coordinación permanente.
Defensa y guerra favorecían mandos unificados.
Legitimación ideológica encontraba en la religión el “software” perfecto para naturalizar la obediencia.
De Mesopotamia y Egipto a los Andes, Mesoamérica y Polinesia, el patrón se repite: excedente más sedentarismo conllevan a la fusión fusión de poder político y religioso como núcleo del Estado.
Conclusión
El poder estatal no surgió de forma accidental, sino como respuesta recurrente a las condiciones materiales y organizativas de las sociedades sedentarias. Las llamadas “alternativas” fueron, en la mayoría de los casos, fases transitorias o variaciones en el grado de centralización.
Comprender esta dinámica histórica es esencial para entender por qué el Estado, en sus múltiples formas, se convirtió en la estructura dominante… y para reflexionar sobre cómo, si es posible, podría ser limitado o transformado.
Glosario de términos clave:
Cacicazgo: Forma de organización política jerárquica liderada por un cacique, común en sociedades agrícolas preestatales.
Dominación sin Estado: Ejercicio del control social mediante instituciones descentralizadas como parentesco, religión o tradición, sin un aparato administrativo formal.
Excedente agrícola: Producción de alimentos por encima de las necesidades inmediatas, base material para el desarrollo de jerarquías sociales.
Jarl: Noble escandinavo que presidía asambleas y ejercía poder militar y político en el ámbito vikingo.
Naboría: En el contexto taíno, persona de estatus inferior, obligada a trabajos para el cacique.
Poder estatal incipiente: Formas tempranas de autoridad centralizada que cumplen funciones de coerción, recaudación y legitimación ideológica sin alcanzar el nivel de burocracia de los Estados modernos.
Þing/Thing: Asamblea legislativa o judicial en sociedades germánicas y nórdicas, con participación de hombres libres, pero control de las élites.
Fuentes consultadas:
Byock, J. (2001). Viking Age Iceland. Penguin.
Clastres, P. (1974). La société contre l'État. Les Éditions de Minuit.
Graeber, D., & Wengrow, D. (2021). The dawn of everything: A new history of humanity. Farrar, Straus and Giroux.
Scott, J. C. (2009). The art of not being governed: An anarchist history of upland Southeast Asia. Yale University Press.
Service, E. R. (1975). Origins of the state and civilization: The process of cultural evolution. W. W. Norton & Company.
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© Henrik Hernandez, 2025. Bajo protección de la Ley Sueca de Derechos de Autor (Upphovsrättslagen, 1960:729).
Créditos y colaboración técnica
Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernandez, autor de más de 800 textos publicados en Tocororo Cubano, con una línea editorial comprometida con la defensa del socialismo cubano, el pensamiento crítico y la soberanía nacional.
La estructura argumental, la revisión constitucional y el enfoque político han sido elaborados con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria ChatGPT), presente desde julio de 2024 como asistente constante en el proceso de escritura, análisis y estilo.
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