Economía y negocios

Cuando el conocimiento no se convierte en desarrollo

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Imagen generada por la AI Sofia.

Recursos estratégicos invisibilizados en Cuba

Cuando se habla de los problemas económicos de Cuba, el debate suele centrarse en lo que falta: financiamiento, tecnología, inversiones o acceso a mercados. Sin embargo, existe una pregunta más incómoda y, a la vez, más reveladora: ¿por qué muchos de los recursos y conocimientos que ya existen no logran transformarse en desarrollo real?

Este fenómeno no es casual ni aislado. Se repite en sectores muy distintos y responde a un mismo patrón, que podemos llamar fragmentación interna del conocimiento. En términos simples, significa que el país genera ciencia, forma profesionales y conoce sus recursos, pero no logra articular todo eso en un sistema que produzca bienes, servicios e independencia económica.

A continuación, repasamos algunos ejemplos claros de este patrón, no para enumerar carencias, sino para entender cómo funciona esta desconexión estructural.

Biotecnología: excelencia concentrada en un solo sector

Cuba es reconocida internacionalmente por su biotecnología médica. Vacunas y medicamentos desarrollados en el país han demostrado un alto nivel científico y un impacto real en la salud pública. Sin embargo, ese mismo conocimiento no fluye con igual fuerza hacia otros sectores productivos.

La biotecnología podría aportar soluciones clave a la agricultura, como biofertilizantes, biopesticidas o cultivos más resistentes al clima. También podría fortalecer la industria alimentaria mediante enzimas, fermentos o probióticos, o contribuir a la limpieza de suelos y aguas contaminadas mediante biorremediación. El saber existe, pero permanece concentrado en circuitos cerrados, sin convertirse en una palanca transversal del desarrollo.

Energía renovable: investigación sin industria propia

En universidades y centros de investigación cubanos se estudian desde hace años la energía solar, eólica y la biomasa, así como tecnologías de almacenamiento energético, fundamentales para cualquier sistema moderno. Sin embargo, la producción local de componentes sigue siendo mínima.

Paneles solares, inversores, baterías y sistemas de control continúan dependiendo mayormente de importaciones. Tampoco se ha avanzado de forma sistemática en microrredes inteligentes que permitan soluciones energéticas locales y resilientes. El resultado es un modelo energético centralizado, lento de transformar y vulnerable, pese a que el conocimiento técnico para avanzar ya está disponible.

Minerales no metálicos: riqueza que se queda en bruto

Más allá de las arcillas, Cuba posee importantes reservas de minerales no metálicos como zeolitas, mármoles, silicatos y caolines de alta pureza. Estos materiales podrían convertirse en productos de alto valor: materiales de construcción avanzados, filtros industriales, catalizadores o fertilizantes de liberación lenta.

No obstante, la mayoría de estos recursos se quedan en la fase primaria, sin una industria transformadora sólida que agregue valor. El país conoce su geología, pero no logra convertir ese conocimiento en cadenas productivas estables.

El mar como frontera desaprovechada

Cuba es un país rodeado de mar y cuenta con investigaciones avanzadas sobre biodiversidad marina, geología oceánica y ecosistemas costeros. Aun así, no existe una economía azul integrada.

La acuicultura de especies de alto valor, la exploración biotecnológica de organismos marinos, el turismo científico o una gestión pesquera moderna siguen siendo áreas poco desarrolladas. El conocimiento generado por instituciones científicas no se traduce en actividades económicas diversificadas y sostenibles.

Industria naval: saber hacer sin mercado propio

La isla posee tradición en ingeniería naval y astilleros con experiencia acumulada. Sin embargo, no se ha consolidado una industria de embarcaciones ligeras competitiva, como lanchas para turismo, pesca, transporte fluvial o servicios costeros.

Esto limita oportunidades económicas directas y afecta sectores como el turismo y la logística. El problema no es la ausencia de conocimientos técnicos, sino la falta de un entorno que permita convertirlos en producción regular y mercado.

Agricultura: datos que no llegan al campo

Cuba dispone de mapas de suelos, estudios agroecológicos y conocimientos sobre riego y manejo sostenible. Pero esa información no siempre llega al agricultor de forma práctica y accesible.

La agricultura de precisión, basada en datos, tecnología y planificación, podría aumentar rendimientos sin dañar el medio ambiente. Sin embargo, el conocimiento permanece fragmentado entre instituciones, sin integrarse en plataformas útiles ni políticas coherentes de insumos y maquinaria.

Residuos: de problema a oportunidad perdida

Universidades cubanas han investigado soluciones para reciclar residuos, producir compost o generar biogás. A pesar de ello, no existe una industria del reciclaje robusta y articulada.

Los residuos siguen siendo vistos como un problema, no como una fuente de materias primas. La falta de integración impide cerrar ciclos productivos y avanzar hacia una economía circular que reduzca costos y daños ambientales.

Software y talento digital: potencial disperso

Cuba cuenta con profesionales altamente capacitados en informática y desarrollo de software. Sin embargo, no ha logrado crear un ecosistema tecnológico integrado que permita desarrollar y exportar soluciones a gran escala.

El talento se dispersa en proyectos aislados o termina emigrando. No se pierde solo capital humano, sino la posibilidad de convertir conocimiento digital en una fuente estable de ingresos y soberanía tecnológica.

El recurso más crítico: las personas

Quizás el ejemplo más grave de fragmentación sea el propio capital humano. Cuba tiene una alta proporción de profesionales científicos y técnicos, pero muchos están subutilizados o desconectados de los problemas productivos reales.

La burocracia, la falta de autonomía y de incentivos provocan desmotivación y fuga de talentos. El sistema forma conocimiento, pero no siempre sabe cómo usarlo.

Semillas, genes y datos: saber que no se activa

Incluso el patrimonio genético agrícola y forestal, así como los datos geoespaciales del país, ilustran el mismo patrón. Bancos de semillas, información satelital y sistemas de datos existen, pero no se integran plenamente en políticas productivas, climáticas o de planificación.

El resultado es un país que sabe mucho sobre sí mismo, pero actúa poco en consecuencia.

Una conclusión necesaria

Todos estos ejemplos apuntan a una misma realidad: Cuba no carece de recursos ni de conocimiento, carece de mecanismos eficaces para integrarlos. La fragmentación interna del conocimiento es una falla de gobernanza que impide transformar ventajas comparativas en ventajas competitivas reales.

Entender este patrón es el primer paso para cambiarlo. El problema no es únicamente externo ni circunstancial. Es estructural, y solo puede resolverse reconectando ciencia, producción y decisión estratégica en un mismo sistema de acción.

Glosario de términos clave:

Fragmentación interna del conocimiento:

Situación en la que el conocimiento científico, técnico o humano existente no se articula de manera efectiva con la producción, la economía o la toma de decisiones, impidiendo su transformación en desarrollo real.

Recursos estratégicos invisibilizados:

Recursos naturales, científicos, tecnológicos o humanos que existen y han sido estudiados, pero que no se integran de forma sistemática en políticas públicas o cadenas productivas.

Ventajas comparativas:

Condiciones favorables que posee un país por sus recursos naturales, su capital humano o su conocimiento acumulado.

Ventajas competitivas:

Capacidad efectiva de transformar esas ventajas comparativas en productos, servicios, industrias y soberanía económica sostenible.

Desarrollo endógeno:

Modelo de desarrollo basado en el aprovechamiento coherente de capacidades internas —recursos, conocimiento y trabajo— reduciendo dependencias externas críticas.

Economía azul:

Conjunto de actividades económicas vinculadas de forma sostenible a los ecosistemas marinos y costeros.

Economía circular:

Modelo productivo que busca reducir residuos y reutilizar materiales, transformando desechos en nuevas materias primas.

Gobernanza del conocimiento:

Conjunto de mecanismos mediante los cuales una sociedad gestiona, articula y utiliza su conocimiento científico y técnico para resolver problemas colectivos.

Fuentes consultadas:

Chang, H.-J. (2002). Kicking away the ladder: Development strategy in historical perspective. Anthem Press.

Rodrik, D. (2004). Industrial policy for the twenty-first century (KSG Faculty Research Working Paper Series RWP04-047). Harvard University, John F. Kennedy School of Government.
https://www.hks.harvard.edu/publications/industrial-policy-twenty-first-century

Lundvall, B.-Å. (Ed.). (1992). National systems of innovation: Toward a theory of innovation and interactive learning. Pinter Publishers.

García Figueredo, Y. (2017). Desarrollo y caracterización de un material compuesto de matriz de aluminio reforzado con partículas de alúmina (Tesis de licenciatura). Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas. Repositorio Institucional UCLV.
https://dspace.uclv.edu.cu/handle/123456789/9623

Linares Delgado, J., García Morales, M., González Suárez, E., & Torres Hernández, J. (2016). Caracterización mineralógica y tecnológica de arcillas caoliníticas cubanas. Minería y Geología, 32(3), 1–15.
http://revista.ismm.edu.cu/index.php/revistamg/article/view/497

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Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano

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