Cuando el aplauso deja de ser revolucionario
por Henrik Hernandezpublicado en
Una crítica interna al vaciamiento del espíritu popular en las instituciones del Poder Popular
Introducción: del colapso posible al renacimiento necesario
El socialismo cubano enfrenta hoy una encrucijada histórica. No puede salvarse repitiendo fórmulas del pasado ni resistiendo por pura inercia. Tampoco puede sobrevivir si continúa una transición silenciosa hacia una reconversión estatal-capitalista que concentra privilegios, debilita la igualdad y fractura la legitimidad moral del proyecto. La única alternativa viable es una metamorfosis socialista, sustentada en principios, instituciones y mecanismos que devuelvan el poder real —económico, político y simbólico— al pueblo trabajador.
Este texto no es una impugnación externa ni una crítica oportunista. Es una crítica interna, revolucionaria y de principios, dirigida a defender la integridad ideológica de las instituciones que, por definición, deberían encarnar lo popular: la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) y la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Esta posición no nace del capricho ni del dogma, sino que se inscribe plenamente en el marco constitucional de la República, que consagra el carácter socialista, irrevocable y popular del Estado cubano y establece como deber ciudadano la defensa activa de ese proyecto frente a cualquier intento de restauración capitalista, explícito o encubierto. Señalar desviaciones, incoherencias o discursos que vacían de contenido lo popular no es atacar a las instituciones: es defender su razón de ser histórica y constitucional.
Defender la Asamblea Nacional no significa justificar cualquier discurso pronunciado en su seno. Significa defenderlas de las posturas proburguesas, revisionistas, procapitalistas, pro mafia de Maimi y restauracionistas que amenazan con vaciarlas de su contenido popular.
La crítica revolucionaria no debilita las instituciones: las salva.
¡Recuerden! Baraguá vive
Hoy la historia se escribe con la palabra, con la crítica honesta y con la defensa consciente de los principios. Pero que nadie se engañe: la Revolución Cubana nunca se sostuvo sobre la renuncia, sino sobre la firmeza moral y política de quienes se negaron a aceptar lo inaceptable. A la naciente burguesía mercantil, a los aspirantes a terratenientes rurales y a los burgueses funcionales que sueñan con vaciar de contenido socialista a la Revolución, les recordamos que este país tiene una memoria histórica precisa. Baraguá no fue un gesto militar: fue una declaración de límites.
Este texto es eso: un Baraguá político, una negativa consciente a aceptar la normalización del revisionismo, la privatización encubierta y la renuncia ideológica. Aquí no hay odio ni violencia; hay memoria, principios y una línea que no se cruza.
Socialización real vs. estatización burocrática
El socialismo auténtico no es simple estatalización. Es control social efectivo. La propiedad estatal sin control popular se convierte en una ficción jurídica que habilita la formación de élites administrativas y abre paso a lo que la teoría socialista denomina burguesía funcional: actores que no son propietarios formales, pero ejercen plusdirección sobre los recursos sociales y terminan interesados en su privatización.
La socialización real implica transferir poder económico a quienes producen y viven los efectos de la economía.
Mecanismos centrales:
Gestión obrera auténtica con elección y revocación de directivos.
Cooperativas autónomas, no tuteladas, con derechos reales sobre medios y resultados.
Propiedad comunitaria gestionada por municipios y barrios con rendición de cuentas.
El mito de la eficiencia privada y el abandono de lo estatal
El ejemplo reiterado de una arenera “eficiente” bajo gestión privada no demuestra la superioridad intrínseca de lo privado, ni del sistema capitalista a escala estructural. Demuestra, en todo caso, el abandono previo de la gestión estatal.
Cuando una solución privada funciona donde la estatal fue dejada deteriorarse, la pregunta revolucionaria no es “¿por qué lo privado es más eficiente?”, sino:
¿por qué quienes dirigían lo estatal permitieron tal deterioro?
En cualquier sistema socialista serio, esa situación ameritaría responsabilidades administrativas, políticas y organizativas, no la construcción de un mito ideológico que legitime la cesión progresiva de activos estratégicos. Más aún: cabría preguntarse por qué no se optó por gestión obrera o propiedad cooperativa, soluciones socialistas omitidas sistemáticamente del discurso.
Aquí se confirma una tesis histórica: allí donde existe plusdirección sin control popular, emerge una burguesía funcional interesada en la expropiación de la propiedad estatal/social. Esto está documentado en los procesos de Europa Oriental, la URSS y otros socialismos realmente existentes.
El aplauso que vacía lo popular
Lo más grave no es el discurso en sí, sino el aplauso unánime que lo acompañó en la ANPP.
El aplauso no siempre expresa convicción ideológica. A veces es resultado del pragmatismo resignado, otras de la disciplina institucional, otras de la ausencia de marcos conceptuales alternativos que permitan pensar soluciones socialistas distintas a la privatización. Pero cualquiera de estas variantes produce el mismo efecto político: la normalización de un discurso que la vacía de contenido lo popular.
Y eso fue precisamente lo que la ANPP aplaudió, al ignorar deliberadamente esa realidad. No se aplaudió solo un discurso, sino una omisión: la omisión de que la mayoría de las MIPYMES no producen, de que no transforman estructuralmente la economía, de que no sustituyen importaciones ni fortalecen la soberanía productiva, y de que, en cambio, han contribuido objetivamente a la profundización de desigualdades sociales y a presiones inflacionarias. Aplaudir sin señalar estos límites no es neutralidad técnica ni pragmatismo responsable; es legitimar un modelo económico que desplaza el centro de gravedad desde la producción social hacia la intermediación privada, desde la igualdad hacia la segmentación, desde el derecho hacia la capacidad de pago. Cuando la Asamblea ignora estos hechos y los ovaciona, no solo falla en su función crítica: renuncia a defender los logros de la Revolución y lo popular que le da sentido a su nombre.
La historia de los socialismos demuestra que no fueron solo las traiciones abiertas las que abrieron paso a la restauración capitalista, sino también los consensos silenciosos, los aplausos automáticos y la renuncia colectiva a ejercer el pensamiento crítico dentro de las propias instituciones revolucionarias.
El campo cubano y el revisionismo histórico
Afirmar que “el sueño del ganadero cubano es volver a antes del triunfo de la Revolución” no es una opinión inocente. Es revisionismo histórico burdo.
El campo prerrevolucionario estaba dominado por el latifundio, el desalojo, el tiempo muerto, la pobreza estructural y la explotación extrema. La Revolución no se hizo para perfeccionar ese modelo, sino para destruirlo.
Hablar de plusvalía “como en cualquier parte del mundo” equivale a negar el fundamento mismo del proyecto socialista cubano: acabar con la explotación del hombre por el hombre.
El señalamiento es correcto: cuando un análisis económico sobre Cuba omite deliberadamente la guerra económica, romantiza la Cuba prerrevolucionaria y presenta la privatización como panacea, no estamos ante un debate técnico honesto, sino ante una operación ideológica. La nostalgia selectiva por la Cuba anterior a 1959 —ganado, fábricas de pienso, “abundancia”— borra conscientemente el latifundio, la desigualdad, el desalojo campesino y la exclusión social que hicieron necesaria la Revolución. Ese relato no es ingenuo: sirve para legitimar el zanjonerismo burgués, es decir, la renuncia progresiva al proyecto socialista bajo el pretexto del “realismo económico”. Señalar ineficiencias de la empresa estatal sin analizar sus causas políticas, organizativas y éticas, para concluir que la solución es privatizar, no defiende al pueblo: desplaza el problema y protege intereses de clase.
Las conquistas sociales no nacieron de la propiedad privada
Salud universal, educación gratuita, biotecnología, deporte como derecho del pueblo, brigadas médicas internacionales: ninguna de estas conquistas fue producto de MIPYMES ni de propiedad privada. Son resultado directo de una propiedad estatal orientada al bienestar colectivo.
Presentar lo privado como motor histórico del desarrollo cubano es no solo falso, sino ideológicamente peligroso.
Centenario de Fidel: la advertencia final
Tal parece que el Comandante en Jefe va a morir en el año de su Centenario. No biológicamente, sino políticamente. Fidel “muere” cuando se acepta como normal aquello que él combatió durante toda su vida: la naturalización de la explotación, la legitimación de la desigualdad y la renuncia al control popular sobre la economía y el poder. Fidel “muere” cuando el aplauso sustituye a la conciencia crítica y cuando la Revolución se vacía de contenido mientras conserva sus símbolos.
A los zanjonistas de nuevo tipo, a la naciente burguesía mercantil nacional, a la burguesía funcional enquistada en estructuras estatales, y a los platistas que confunden eficiencia con lucro y pragmatismo con claudicación, les decimos con claridad: los revolucionarios cubanos, el pueblo cubano, no van a permitir que Fidel muera en el año de su Centenario. Defender a Fidel hoy no es repetir consignas ni invocar su nombre como reliquia; es impedir que su obra sea desfigurada desde dentro. Es recordar que la Revolución no se hizo para administrar mejor la explotación, sino para abolirla.
Conclusión: el límite histórico
La disyuntiva no es entre socialismo y capitalismo. Es entre renacimiento popular o reconversión oligárquica.
La fórmula sigue siendo clara:
Socialismo = Propiedad social + Control popular + Democracia radical + Transparencia absoluta + Bienestar colectivo.
Defender lo popular no es aplaudirlo todo. Es pensar, criticar y actuar para que siga siendo verdaderamente popular.
No se trata únicamente de qué dijo un delegado. Ese enfoque sería cómodo, pero insuficiente. La cuestión de fondo es por qué pudo decirlo, desde qué lugar institucional, y —sobre todo— por qué fue aplaudido. El aplauso no es un gesto neutro: es una forma de validación política. Cuando una afirmación que romantiza el orden social previo a la Revolución, que trivializa la explotación histórica del campesinado y que legitima la acumulación privada como horizonte deseable, recibe aprobación colectiva en el máximo órgano del Poder Popular, el problema deja de ser individual y se convierte en institucional.
Ahí es donde la crítica revolucionaria se vuelve ineludible. La inmunidad parlamentaria no puede transformarse en impunidad ideológica, ni la disciplina política en silencio cómplice. Las instituciones revolucionarias existen para defender un proyecto histórico concreto, no para vaciarlo de contenido mientras conservan su forma. Cuando el aplauso sustituye al debate, y la nostalgia reaccionaria se normaliza como “sentido común”, la Revolución no es derrotada desde fuera, sino erosionada desde dentro. Defender la ANPP y la CTC hoy exige algo más que lealtad formal: exige responsabilidad política colectiva, coherencia histórica y la valentía de decir que no todo lo que se aplaude es revolucionario.
Glosario de términos clave:
Burguesía funcional:
Grupo que, sin ser propietario formal, controla recursos públicos y busca privatizarlos.
Plusdirección:
Control efectivo de decisiones económicas sin propiedad jurídica.
Revisionismo histórico:
Reescritura del pasado para legitimar retrocesos presentes.
Reconversión estatal-capitalista:
Proceso por el cual estructuras estatales derivan hacia formas privadas de acumulación.
Fuentes consultadas:
Brinton, C. (1965). The anatomy of revolution (Rev. ed.). Vintage Books.
Kornai, J. (1992). The socialist system: The political economy of communism. Princeton University Press.
Hernandez, H. (2025, May 31). Plusdirección y burguesía funcional: La esencia capitalista en el socialismo real. Tocororo Cubano. https://tocororocubano.com/plusdireccion-y-burguesia-funcional-la-esencia-capitalista-en-el-socialismo-real/
Hernandez, H. (2025, October 9). De la burguesía funcional a la plusdirección: Precisión conceptual y crítica al falso socialismo del siglo XXI. Tocororo Cubano.
https://tocororocubano.com/de-la-burguesia-funcional-a-la-plusdireccion-precision-conceptual-y-critica-al-falso-socialismo-del-siglo-xxi/
Hernandez, H. (2025, December 5). Causas estructurales del surgimiento de la burguesía funcional en Cuba. Tocororo Cubano.
https://tocororocubano.com/causas-estructurales-del-surgimiento-de-la-burguesia-funcional-en-cuba/
Mesa-Lago, C. (2019). Cuba’s economic change in comparative perspective. University of Pittsburgh Press.
O’Donnell, G. (1994). Delegative democracy. Journal of Democracy, 5(1), 55–69. https://doi.org/10.1353/jod.1994.0010
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Castro Ruz, F. (2005, noviembre 17). Discurso pronunciado en la Universidad de La Habana. Gobierno de Cuba.
http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/2005/esp/f171105e.html
Cuba Actualidad. (2024, 8 de febrero). Confesado en cámara: “No escuchan las propuestas de los diputados” [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Z6wh9CfPfFM
Interián Rodríguez, E. (2025, diciembre). Intervención en la ANPP sobre producción y MIPYMES [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/shorts/p6GmMjkbdK0
👉 Nota: como no hay un título formal, convierto la descripción en una descripción entre corchetes para indicar claramente de qué se trata el video.
Gracias por leerme.
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Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano
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