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China no es un modelo a seguir: desigualdad, sacrificio humano y simulacro socialista

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Imagen tomada de https://www.blogodisea.com/fabricas-en-china.html

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Por Henrik Hernandez

"La dificultad de afiliarse a los sindicatos, el trabajo forzoso, la desigualdad salarial en función del género o la raza, o el empleo de niños para reducir los costes de producción son algunos de los problemas que definen la situación laboral en China, según un informe de la Confederación Sindical Internacional (CSI)."

Leer más: https://www.europapress.es/epsocial/responsables/noticia-china-explotacion-infantil-trabajo-forzoso-desigualdad-salarial-definen-situacion-laboral-informe-20080527140103.html

“Cuando el crecimiento oculta la desigualdad, la injusticia se institucionaliza con datos.”

Durante décadas, muchos gobiernos, tecnócratas y medios han mirado hacia China como el paradigma del desarrollo moderno: una nación que pasó del atraso rural al liderazgo industrial y tecnológico global. Sin embargo, ese “milagro” tiene un costo humano que no se incluye en las estadísticas. Bajo la superficie de los rascacielos y los trenes bala, persiste una estructura de explotación, desigualdad y simulacro socialista que no debe ser imitado por pueblos que luchan por la justicia real. Cuba, en particular, debe rechazar ese modelo si desea preservar el alma de su Revolución.

La narrativa oficial: ¿800 millones salieron de la pobreza?

China y el Banco Mundial afirman que desde 1978 más de 800 millones de personas salieron de la pobreza extrema (menos de $1.90 USD/día). Aunque esta afirmación es técnicamente cierta bajo ese umbral mínimo, no implica que esa población haya alcanzado una vida digna o estable. Pasar de la miseria al ingreso marginal no es prosperidad.

Críticos como el sinólogo Nikolay Vavilov, ruso que recidió en China durante 10 años, señalan que solo entre 100 y 300 millones de chinos pertenecen a clases medias estables, mientras que el resto vive con salarios bajos, condiciones laborales duras y acceso limitado a servicios. La “erradicación de la pobreza” fue más una victoria contable que una transformación social estructural.

Título del video:
«Спасет ли Россию Китай?» (¿Salvará China a Rusia?) – Entrevista con Nikolay Vavilov. https://www.youtube.com/watch?v=jtnwR96x4Jg

Puntos principales abordados por Vavilov:

China no sacó a 800 millones de la pobreza:

Vavilov afirma que esta cifra es una construcción propagandística. En realidad, la gran mayoría sigue viviendo en condiciones de ingreso muy bajo, y solo alrededor de 100 millones de personas gozan de bienestar y estabilidad.

Desigualdad encubierta:

Destaca que el desarrollo chino se concentra en zonas urbanas costeras, mientras el interior del país y las zonas rurales están marcadas por pobreza funcional.

Sistema autoritario y capitalismo híbrido:

Critica la idea de que China representa una alternativa socialista. La califica como un régimen capitalista de Estado con control político total, donde las élites económicas están protegidas por el partido y la población carece de participación real.

Clase media frágil y ficticia:

La llamada “clase media china” no tiene una base sólida. Viven endeudados, con presión laboral extrema y sin seguridad social sólida.

Mensaje final:

Vavilov advierte que China no puede ni debe ser tomada como modelo para Rusia o cualquier país que aspire a justicia social, pues sus cifras de éxito se construyen a costa de una mayoría precarizada y silenciosa.

Desigualdad estructural: pocos ricos, muchos pobres funcionales

Con un coeficiente de Gini de 0.466, China es uno de los países más desiguales del mundo. El 1% más rico controla el 30% de la riqueza nacional, y la distancia entre zonas rurales y ciudades costeras es abismal.

Millones de campesinos viven con ingresos mensuales de ¥1,500 a ¥2,500. Obreros migrantes, vendedores ambulantes, repartidores, costureras y jubilados rurales sobreviven con menos de ¥2,000 al mes. Mientras tanto, una élite urbana concentra los beneficios del crecimiento y la especulación.

Sistema fiscal injusto: dualidad rural-urbana y evasión de élites

El sistema tributario chino reproduce la desigualdad:

En ciudades, los trabajadores pagan hasta el 45% de impuestos sobre ingresos altos, pero la carga real recae sobre aquellos con salarios medios.

En el campo, los campesinos están exentos del impuesto agrícola, pero reciben pensiones mínimas y servicios precarios.

Las élites económicas evaden impuestos mediante estructuras corporativas, y el 30% de la fuerza laboral informal no tributa ni tiene derechos.

La carga tributaria no redistribuye: solo sostiene un sistema de clases paralelo.

Capitalismo de Estado: simbiosis entre burguesía privada y burguesía funcional estatal

China no es socialista, sino una dictadura BURGUESA del capital bajo administración estatal. No existe antagonismo entre capitalistas y Estado, sino una alianza estratégica: una simbiosis funcional entre la burguesía capitalista emergente y la burocracia del Partido Comunista, es decir la burguesía funcional. 

Grandes empresarios se benefician del amparo estatal mientras promueven la privatización encubierta. El Partido no representa a la clase trabajadora, sino que administra un modelo de eficiencia capitalista sin control popular.

No hay lucha de clases en la cúpula: hay reparto del botín.

Condiciones laborales: la explotación como motor del crecimiento

Las jornadas laborales en fábricas chinas son extenuantes: 60 a 80 horas por semana en sectores como electrónica, textiles y manufactura ligera. Trabajadores migrantes viven hacinados, sin contrato ni seguro, dependiendo de bonificaciones variables y sometidos a una disciplina casi militar.

Los sindicatos oficiales no representan a los obreros, las huelgas están prohibidas y las protestas se reprimen. Aunque las condiciones han mejorado respecto a los años 90, la explotación sigue siendo la base del “milagro chino.”

La gran mayoría invisible: vivir con menos de ¥2,000 al mes

Alrededor de 300 a 400 millones de personas, más que toda la población de EE.UU., viven con ingresos inferiores a ¥2,000/mes. Esto incluye campesinos, jubilados, obreros informales y trabajadores pobres en ciudades pequeñas. Es una pobreza funcional, donde no hay hambre extrema, pero tampoco posibilidad de desarrollo ni ahorro.

Según la Universidad de Pekín, el 30% de la población vive con menos de ¥2,500/mes, cifra insuficiente para cubrir incluso una canasta básica en muchas zonas.

¿Quiénes son estos millones?

Campesinos de provincias como Guizhou, Gansu o Yunnan, con ingresos promedio entre ¥1,500 y ¥2,500 mensuales, muchas veces compensados solo por subsidios agrícolas mínimos.

Jubilados rurales, que apenas sobreviven con pensiones simbólicas de ¥100-¥200/mes, dependiendo de sus hijos o de asistencia pública local.

Trabajadores informales en ciudades: vendedores ambulantes, empleadas domésticas, repartidores, obreros de fábricas pequeñas y talleres clandestinos, todos sin seguridad social ni contratos. Sus ingresos están por debajo del nivel de subsistencia urbana.

China: el otro rostro del “milagro económico”

IndicadorDato aproximado
Personas con ingresos ≤ ¥2,000/mes300–400 millones (≈ 1 de cada 3 chinos)
Pensionados rurales¥100–¥200/mes
Salario promedio urbano¥6,000–¥8,000/mes
Línea de pobreza relativa (2023)¥2,300/mes (≈ $320 USD)
Clase media-alta (ingresos > ¥15,000)Solo el 10–15% de la población
Regiones más afectadasGuizhou, Gansu, Yunnan, Ningxia, Qinghai

Fuente: NBSC, SWUFE, Universidad de Pekín, Banco Mundial, Caixin Media

Canasta básica: cuando vivir cuesta más que trabajar

Los precios del costo de vida son una losa para millones:

UbicaciónCanasta Básica (3 personas)Salario Promedio% del Ingreso usado
Shanghái ¥4,000–¥6,000¥7,500 60–80%
Chengdu¥2,500–¥3,500¥5,00050–70%
Guizhou Rural¥1,500–¥2,500¥2,00075–100%

La mayoría de las familias pobres destina entre el 80% y el 100% de su ingreso a cubrir lo básico. No hay margen de mejora, ni ahorro, ni seguridad. Vivir en China es sobrevivir, no prosperar, para millones.

Sistema tributario dual: injusticia fiscal disfrazada de eficiencia

En China, la política impositiva no promueve la redistribución de la riqueza ni reduce la desigualdad: la refuerza. El sistema está diseñado con una clara división de clase y territorio, que privilegia a las élites urbanas, grava proporcionalmente más a los trabajadores que a los grandes capitales, y abandona al campesinado con subsidios mínimos y servicios precarios.

En las ciudades: impuestos altos, servicios desiguales

Los trabajadores urbanos están sometidos a un impuesto sobre la renta progresivo, que va del 3% al 45%. Sin embargo, esa progresividad se diluye en la práctica:

El umbral de exención es bajo (¥5,000/mes), afectando incluso a obreros modestos.

Las deducciones (por educación, seguros, pensión) alivian solo parcialmente la carga.

El aporte al seguro social obligatorio puede representar hasta el 12% del salario, reduciendo el ingreso disponible.

A pesar de pagar más, los trabajadores no acceden equitativamente a servicios públicos: hospitales y escuelas de calidad están concentrados en las grandes urbes y son costosos. La clase media china carga con los impuestos, pero recibe un Estado parcializado.

En el campo: exención fiscal… y abandono estructural

Desde 2006, los campesinos están exentos del impuesto agrícola, y no pagan impuesto sobre la renta si sus ingresos son bajos (como ocurre en la mayoría). Pero esta aparente ventaja es una trampa silenciosa:

Las pensiones rurales son simbólicas (¥100-¥200/mes), lo que perpetúa la pobreza.

Los servicios médicos y educativos en zonas rurales son limitados, obsoletos o inexistentes.

Los trabajadores migrantes rurales que laboran en ciudades son explotados fiscalmente: muchas empresas no los registran para evitar contribuir a su seguridad social.

Falla estructural: ricos que no pagan, pobres que no cuentan

Mientras el campesino sobrevive sin impuestos, el capital corporativo evade con facilidad:

Grandes empresarios tributan bajo el régimen corporativo (25%) y usan estructuras opacas para eludir el impuesto personal (hasta 45%).

Celebridades y magnates han protagonizado escándalos por evasión fiscal multimillonaria.

Unos 30% de los trabajadores operan en la informalidad total, sin tributar, pero también sin derechos laborales.

En resumen: el sistema no redistribuye, legitima la concentración. Y lo hace mientras simula una armonía fiscal que no existe.

Salud: ¿gratis o pagada?

China cuenta con un sistema de salud mixto, donde existe una cobertura universal básica pero con importantes gastos de bolsillo (out-of-pocket). Por un lado, el Seguro Médico Básico, que incluye el Seguro Médico Urbano (URBMI) y el Rural (NRCMI), cubre a más del 95% de la población, según cifras oficiales. Sin embargo, los pacientes aún deben asumir entre un 10% y 50% del costo de los tratamientos, dependiendo de la complejidad y el tipo de hospital. Los hospitales públicos ofrecen precios regulados, pero no son completamente gratuitos. Además, en zonas rurales hay subsidios para familias de bajos ingresos, y en casos de emergencias graves puede haber apoyo estatal, aunque este no es automático.

Por otro lado, existen aspectos pagados, como medicamentos y tratamientos avanzados, que no están cubiertos al 100%. Los hospitales de alto nivel (Tier 3), aunque mejor equipados, son más costosos, y muchas familias de clase media-alta optan por seguros privados para obtener una mejor cobertura. En conclusión, el sistema de salud chino no es totalmente gratuito, y aunque el seguro básico reduce los costos, enfermedades graves pueden generar deudas significativas para las familias más pobres.

Educación: ¿gratis o pagada?

El sistema educativo chino es gratuito en teoría, pero en la práctica incluye costos ocultos y marcadas desigualdades. La educación obligatoria abarca 9 años (6 de primaria y 3 de secundaria básica) y, en principio, las escuelas públicas no cobran matrícula. Sin embargo, las familias deben asumir gastos adicionales como uniformes, libros y actividades extracurriculares. Además, algunas instituciones solicitan "donaciones voluntarias", que en muchos casos son prácticamente obligatorias.

En cuanto a la educación no obligatoria, el preescolar es mayormente privado y costoso, especialmente en las ciudades. El bachillerato (secundaria superior) en escuelas públicas implica cuotas, mientras que las privadas son aún más caras. Para la educación superior, las universidades públicas tienen matrículas relativamente bajas (entre ¥5,000 y ¥10,000 al año, unos $700-$1,400 USD), pero son altamente competitivas. Las opciones privadas o internacionales, en cambio, pueden superar los ¥200,000 anuales.

Las desigualdades son evidentes: las escuelas en ciudades como Beijing o Shanghái cuentan con más recursos, mientras que los niños migrantes rurales enfrentan barreras para acceder a una educación de calidad debido al sistema de registro familiar (hukou).

En resumen, aunque la educación básica es "casi gratuita", los gastos extras son comunes, y la educación superior y preescolar sí son pagadas, lo que limita las oportunidades para las familias de menores ingresos.

La desigualdad em China no es un accidente, es el modelo

Aunque el salario promedio urbano ronda los ¥6,000-¥8,000, esta cifra esconde una fractura social. Solo un 10-15% de la población pertenece a la llamada “clase media-alta”, con ingresos superiores a ¥15,000 ($2,100 USD). Mientras tanto, cientos de millones quedan excluidos del bienestar, del consumo y de la movilidad social.

Incluso con crecimiento sostenido, la riqueza se concentra en las zonas costeras y en sectores estratégicos, mientras las provincias del interior y el campo se hunden en el olvido administrativo. El resultado no es una nación cohesionada, sino una pirámide invertida donde el desarrollo sirve a una minoría.

Cuba no debe construir capitalismo con bandera roja

Cuba no debe seguir el camino chino. No podemos aceptar como modelo una estructura donde la acumulación privada y la desigualdad son toleradas como “necesarias” para el desarrollo. El socialismo cubano, aún con sus dificultades, nació con una vocación humanista, igualitaria y profundamente popular.

Renunciar a eso para imitar el “capitalismo de Estado con bandera roja” sería traicionar no solo la historia de la Revolución, sino la posibilidad de construir un futuro verdaderamente emancipador.

Cuba no necesita más mercado, necesita más poder popular. No necesita empresarios vigilados por el Estado, sino trabajadores empoderados en el Estado. No necesita crecer a cualquier costo, sino vivir con dignidad.

Lo que Cuba debe construir es un socialismo genuino, transparente, profundamente democrático y popular, sin burocracias privilegiadas ni alianzas con una burguesía emergente de MIPYMES.

Conclusión: ni ejemplo, ni alternativa

China demuestra que es posible industrializarse y aumentar el PIB, pero no garantiza una vida digna para todos. Su modelo reproduce desigualdad, genera dependencia del consumo y sacrifica la justicia en nombre del éxito económico.

Lo que algunos llaman “socialismo con características chinas” es, en realidad, una maquinaria capitalista de acumulación que ha pactado con la desigualdad como forma de gobernabilidad. Lejos de construir una sociedad sin clases, ha consolidado una clase dominante híbrida, donde la burguesía capitalista se fusiona con la burocracia funcional del Estado. No hay lucha de clases en la cúspide: hay reparto del botín.

China ha logrado resultados económicos impresionantes, pero a costa de la equidad, de la justicia social y de la dignidad del trabajo humano. Su sistema no redistribuye la riqueza, la concentra bajo control burocrático y empresarial. No libera al pueblo: lo administra.

Sin justicia para la mayoría, no hay modelo a imitar. Lo que se presenta como éxito nacional es, en realidad, la administración técnica de una desigualdad masiva.

Desde Tocororo Cubano, sostenemos que el futuro de Cuba no está en copiar a China, sino en profundizar la socialización real de la Revolución, con control popular sobre la propiedad, con transparencia, ética, y con protagonismo de quienes hoy cargan el peso del país: el pueblo trabajador.

Glosario:

Burguesía funcional estatal:
Clase dirigente dentro de la estructura del Estado que, sin poseer directamente los medios de producción, gestiona y administra el capital nacional como si fuera propio, actuando como una élite económica privilegiada.

Canasta básica:
Conjunto de bienes y servicios esenciales (alimentación, vivienda, transporte, salud, educación) necesarios para que una familia cubra sus necesidades básicas durante un mes.

Capitalismo de Estado:
Sistema en el que el Estado controla o dirige sectores económicos estratégicos, pero bajo una lógica de acumulación capitalista. Se permite la propiedad privada y se prioriza el crecimiento económico por sobre la equidad social.

Hukou (户口):
Sistema de registro domiciliario en China que limita el acceso de migrantes rurales a servicios públicos urbanos (salud, educación, vivienda), creando una ciudadanía de segunda clase.

Pobreza funcional:
Situación en la que una persona supera la línea oficial de pobreza extrema, pero aún carece de los ingresos necesarios para cubrir de manera estable sus necesidades básicas, vivir con dignidad o salir del círculo de la precariedad.

Fuentes consultadas:

Banco Mundial. (2022). China: Pobreza y equidad. Recuperado el 10 de junio de 2025, de  https://data.worldbank.org/country/china

Beijing Normal University. (2019). China Household Income Project (CHIP) Survey 2018–2019. Recuperado el 10 de junio de 2025, de Beijing: Institute of Economics, Chinese Academy of Social Sciences.

Caixin Media. (2023). Rural poverty in western provinces remains a major challenge. Recuperado el 10 de junio de 2025, de  https://www.caixinglobal.com

China Institute of Income Distribution. (2023). Annual Report on China’s Income Distribution. Beijing: Beijing Normal University.

National Bureau of Statistics of China. (2023). China Statistical Yearbook 2023. Recuperado el 10 de junio de 2025, de  http://www.stats.gov.cn

Numbeo. (2024). Cost of Living in China. Recuperado el 10 de junio de 2025, de https://www.numbeo.com/cost-of-living/country_result.jsp?country=China

PNUD. (2022). China in Numbers: Human Development Indicators. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Recuperado el 10 de junio de 2025, de  https://hdr.undp.org

Southwestern University of Finance and Economics (SWUFE). (2023). Survey Report on Household Finance in China. Chengdu: SWUFE Research Center for Household Finance.

Wise. (2024). Cost of Living in China in 2024. Recuperado el 10 de junio de 2025, de  https://wise.com/us/blog/cost-of-living-in-china

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Copyright © Henrik Hernández 2025

Este artículo ha sido redactado por Henrik Hernández, con el acompañamiento editorial de Sofía (IA literaria) —quien asiste el proceso de escritura desde julio de 2024—. La AI DeepSeek, ha validado la fundamentación jurídica del texto.

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