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Causas estructurales del surgimiento de la burguesía funcional en Cuba    

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Introducción: una clase que no debía existir, pero surgió inevitablemente

El surgimiento de una burguesía funcional dentro del proceso revolucionario cubano no debe interpretarse como una desviación moral ni como una anomalía histórica, sino como el resultado estructural y lógico de condiciones acumuladas durante décadas. Cuba reproduce, con características propias, el patrón general de los socialismos de Estado del siglo XX, donde la centralización absoluta, la ausencia de control popular y la escasez sistemática generaron una clase administrativa con intereses propios. Este artículo examina, con base en elementos históricos, económicos, políticos y culturales, las causas profundas de esta mutación de clase y las condiciones que la hicieron posible.

Causa 1: La separación entre propiedad jurídica y control real

Aunque la propiedad estatal se proclamó como “propiedad del pueblo”, los trabajadores nunca tuvieron mecanismos para ejercer un control efectivo sobre ella. Esta distancia entre el título jurídico y la gestión real creó un vacío estructural: si la propiedad no es gestionada directamente por los trabajadores, termina siendo administrada por una capa burocrática. Esa burocracia se convirtió, de facto, en la clase que controla la riqueza. En términos marxistas, la expropiación del capitalista no eliminó la expropiación del productor, solo modificó la forma en que esta se ejercía. La administración estatal reemplazó a la propiedad privada sin democratizar el control.

Causa 2: El partido único como mecanismo de selección por lealtad

El partido único estableció un sistema de ascenso basado no en la eficiencia ni en la capacidad técnica, sino en la lealtad política. Esta estructura creó una élite cerrada, que se reproduce a sí misma y que premia la disciplina ideológica sobre la competencia profesional. Un cuadro incompetente puede permanecer décadas en su puesto si sigue siendo “políticamente confiable”, mientras que un profesional capaz pero crítico puede ser desplazado rápidamente. La consecuencia es un aparato que protege a sus miembros, bloquea la crítica técnica y consolida privilegios.

Causa 3: La economía de la escasez como sistema de privilegios

En un entorno marcado por la escasez estructural, el acceso a recursos se convierte en una fuente de poder. La escasez de combustible, alimentos, divisas y materias primas convierte a quienes administran su distribución en nodos fundamentales del sistema económico. Durante el Período Especial, la gestión de turismo, almacenes o empresas importadoras otorgó a determinados cuadros un control estratégico sobre recursos críticos. La escasez no solo determina la vida económica: estructura la jerarquía social y crea espacios de privilegio para quienes controlan la asignación.

Causa 4: La abolición del mercado y el surgimiento de la discrecionalidad administrativa

La adopción del modelo soviético —no solo por afinidad ideológica, sino por necesidad derivada del bloqueo— implicó la sustitución total del mercado por la planificación centralizada. Sin embargo, al eliminarse el mercado como mecanismo técnico para obtener información sobre necesidades reales, costos y eficiencia, la asignación económica perdió toda objetividad. En ese vacío, la asignación pasó a depender de decisiones administrativas.

Aquí nace un fenómeno clave: la discrecionalidad administrativa. Cuando un funcionario decide quién recibe combustible, quién puede importar, qué empresa accede a divisas o qué MIPYME obtiene una licencia, ese poder se convierte en una forma indirecta de propiedad. La discrecionalidad transforma la gestión en un privilegio, y el privilegio en una vía de acumulación. En ausencia de mercado y sin control popular, la discrecionalidad es el mecanismo exacto mediante el cual la burocracia empieza a comportarse como clase propietaria, aunque no lo sea jurídicamente.

Causa 5: El enemigo externo como consolidador de la élite interna

El bloqueo estadounidense tiene un impacto real devastador, pero también un efecto político profundo: refuerza la centralización interna y legitima la intocabilidad de la élite. Bajo el discurso de “plaza sitiada”, toda crítica puede interpretarse como traición, y toda demanda de democratización, como debilidad ante el enemigo. La paradoja es cruel pero evidente: el asedio externo fortalece la estructura interna que deriva en la formación de la burguesía funcional. Especialmente en sectores controlados por las Fuerzas Armadas, la lógica de la “seguridad nacional” se convierte en argumento para monopolizar recursos estratégicos y mantener un sistema de gestión opaco.

Causa 6: Falta de educación social en gobernabilidad

Aunque Cuba logró avances extraordinarios en educación, nunca desarrolló un sistema pedagógico orientado a la gobernabilidad democrática. Se formó a la población para movilizarse, resistir y obedecer estructuras, pero no para auditar, fiscalizar ni administrar colectivamente los bienes públicos. No existen prácticas extendidas de control obrero real, auditorías ciudadanas ni mecanismos participativos efectivos. Sin alfabetización política en gobernabilidad, el pueblo no puede controlar al Estado, y el Estado acumula poder sin contrapesos. Esta ausencia estructural es una de las causas menos mencionadas, pero más profundas, del surgimiento de la burguesía funcional.

Causa 7: Autosatisfacción comparativa y validación ideológica del modelo

La élite cubana sobrevivió al derrumbe de la URSS y al Período Especial. Ese hecho histórico generó una narrativa interna de validación: “si resistimos cuando todo el mundo cayó, es que nuestro modelo funciona”. Esta autopercepción impidió la autocrítica y reforzó el inmovilismo. Peor aún: el éxito económico de China y Vietnam reforzó la idea de que la combinación de centralización política y apertura controlada era el camino correcto. La élite cubana asumió esta lectura parcialmente, pero sin los mecanismos de transparencia ni de mercado que hicieron posible los éxitos asiáticos. La autosatisfacción reforzó la tendencia a la reproducción de privilegios.

Causa 8: La fusión entre Estado, Partido y propiedad

En Cuba, criticar la gestión económica no es criticar la gestión económica: es potencialmente criticar al Partido, y por extensión, a la Revolución. Esta fusión convierte la mala gestión en un asunto ideológico, y la falta de rendición de cuentas en un principio político. La élite queda blindada institucionalmente: no se la puede auditar, no se la puede fiscalizar, no se la puede cuestionar sin que ello se interprete como una postura contrarrevolucionaria. Esta simbiosis crea una clase de funcionarios intocables.

Causa 9: Hegemonía del corto plazo y depredación del Estado

Los incentivos dentro de la administración económica responden al cortoplacismo político: cumplir la orientación del año, mostrar números positivos, evitar conflictos visibles. Esto genera comportamientos depredadores, como desmantelar equipos para cumplir indicadores o desviar recursos para “resolver” urgencias coyunturales. La ausencia de responsabilidad intertemporal permite que la élite tome decisiones que benefician su estabilidad presente a costa del deterioro estructural del país.

Causa 10: Alianza transnacional con parte de la diáspora

En el siglo XXI ha surgido una relación económica transnacional entre ciertos sectores de la élite cubana y grupos de la diáspora empresaria. La élite interna ofrece acceso, protección e información privilegiada; la élite externa proporciona capital, logística y legitimidad internacional. Este circuito de cooperación crea una red paralela de acumulación que refuerza el proceso de transformación de la burocracia en clase económica con intereses propios, disociada del ciudadano común.

Causa 11: Las MIPYMES como vía legal de mutación de clase

Las MIPYMES han sido el mecanismo que permitió transformar décadas de privilegio administrativo en propiedad privada parcial. Muchos de sus propietarios actuales provienen de redes de la administración estatal o militar. Con ellas, la burguesía funcional dejó de ser una clase “funcional” para convertirse en una clase propietaria. La transición de control administrativo a propiedad se completó.

Causa 12: La resistencia popular como factor diferenciador histórico

A diferencia de Europa del Este, donde amplios sectores sociales aceptaron el tránsito al capitalismo como solución, la población cubana rechaza moralmente la privatización desde arriba. Este rechazo no es nostalgia ideológica, sino un profundo sentido de justicia social: la convicción de que quienes administraron la escasez y la austeridad no deben convertirse en los dueños del país. Esta cultura política igualitaria sigue viva, incluso en medio del desgaste.

¿Puede la ideología popular detener el avance capitalista?

Sí, pero solo si se organiza. La ideología por sí sola frena moralmente, pero no transforma materialmente. Para detener la transición hacia un capitalismo periférico, la cultura igualitaria debe traducirse en prácticas concretas: control obrero, cooperativismo auténtico, auditorías ciudadanas, transparencia vinculante, presupuestos participativos y mecanismos efectivos de fiscalización. La moral pública es la chispa; la organización social es la herramienta.

Conclusión: una élite que se consolidó por diseño, no por accidente

La burguesía funcional cubana no surgió por corrupción individual, sino por un diseño institucional que eliminó todos los contrapesos y concentró el poder económico-político en una élite administrativa. Sin embargo, Cuba conserva un elemento histórico singular: una cultura igualitaria resistente, que aún puede convertirse en alternativa. Si logra organizarse, podrá frenar e incluso revertir la reconversión estatal-capitalista hoy en curso. Si no, la nueva élite cerrará el ciclo silencioso de una restauración económica que nunca fue proclamada, pero que avanza con precisión estructural.

Glosario de términos clave:

Burguesía funcional:

Clase emergente que, sin ser propietaria jurídica de los medios de producción, ejerce control efectivo sobre ellos mediante privilegios administrativos, acceso político, redes internas y capacidad de influir en la distribución de recursos.

Discrecionalidad administrativa:

Poder de decidir sin criterios transparentes la asignación de recursos, permisos, divisas o licencias. En condiciones de escasez, se convierte en una forma indirecta de propiedad y un mecanismo central de acumulación de privilegio.

Privatización desde arriba:

Proceso por el cual actores internos del aparato estatal transforman su control administrativo acumulado en propiedad privada, sin participación ni beneficio colectivo.

Reconversión estatal-capitalista:

Transición silenciosa en la que una élite burocrática utiliza estructuras estatales para convertirse en clase propietaria, reproduciendo dinámicas capitalistas bajo un discurso socialista.

Cultura política igualitaria:

Sistema moral y simbólico arraigado en la población que rechaza la desigualdad extrema, el privilegio y la apropiación privada de bienes públicos.

Hegemonía del corto plazo:

Tendencia estructural de la burocracia a priorizar indicadores inmediatos y estabilidad política coyuntural sobre la planificación estratégica y la sostenibilidad económica.

Fusión Estado–Partido–Propiedad:

Simbiusis política en la que cuestionar la gestión económica equivale a cuestionar al Partido, inhibiendo auditorías, críticas técnicas y control popular.

Economía de escasez:

Sistema donde la falta crónica de recursos crea nodos de poder alrededor de quienes controlan su distribución, generando privilegios estructurales.

Alianza transnacional de élites:

Cooperación económica entre sectores privilegiados dentro del Estado cubano y actores de la diáspora, generando circuitos de acumulación que no pasan por el ciudadano común.

Fuentes consultadas:

Marx, K. (2010). El dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Fundación Federico Engels. (Obra original publicada en 1852).

Trotsky, L. (1991). La revolución traicionada: ¿Qué es y adónde va la URSS?. Fundación Federico Engels. (Obra original publicada en 1936).

Lenin, V. I. (2017). El Estado y la revolución. Linkgua Digital. (Obra original publicada en 1917).

Bettelheim, C. (1976). *Las luchas de clases en la URSS: Primer período, 1917-1923*. Siglo XXI Editores. (Obra original publicada en 1974).

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Por Henrik Hernandez - Tocororo Cubano

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